La logística marítima en 2025 atraviesa un punto de inflexión. Tras la disrupción causada por la pandemia, la guerra en Ucrania y las recientes tensiones en el mar Rojo y el estrecho de Ormuz, las cadenas de suministro enfrentan un panorama dual: por un lado, un repunte del comercio global y mayor digitalización; por otro, altos costos operativos, riesgos geopolíticos y sostenibilidad obligatoria.
Después de años marcados por cuellos de botella, escasez de contenedores, cierres portuarios y una volatilidad sin precedentes en los costos de transporte, el sector marítimo entra en un período que no puede definirse como un regreso a la “normalidad”, sino más bien como el inicio de un nuevo ciclo operativo: más complejo, más caro, más controlado, pero también más innovador.
Recuperación del comercio marítimo: ¿vuelta a la normalidad?
Tras años marcados por disrupciones globales, el comercio marítimo muestra señales de recuperación en 2025. Sin embargo, esta reactivación no implica un retorno automático a las condiciones previas a la pandemia. Las rutas, volúmenes y dinámicas de carga han cambiado, obligando a las navieras y puertos a adaptarse a un nuevo equilibrio entre oferta, demanda y eficiencia operativa.
Perspectivas de crecimiento y demanda portuaria
Después de dos años de contracción y estancamiento, la conectividad marítima global ha mostrado signos de recuperación en 2024, tendencia que continúa en 2025. De acuerdo con la UNCTAD (2024), se prevé un crecimiento del volumen del comercio marítimo del 2.4% anual, con especial dinamismo en los flujos intraasiáticos y las rutas Asia-América.
En América Latina, los principales puertos de México, Brasil y Panamá muestran incrementos de entre 5% y 8% en volumen TEUs manejados. Altamira y Veracruz, por ejemplo, recuperaron sus niveles prepandemia, con mejoras en eficiencia portuaria e inversión en automatización.
Cambios en las rutas: impacto del conflicto en Medio Oriente
Sin embargo, la recuperación no es lineal. El conflicto Irán-Israel y los ataques a buques comerciales en el mar Rojo obligaron a muchas navieras a desviar sus rutas por el Cabo de Buena Esperanza, incrementando los tiempos de tránsito en más de 14 días y generando cuellos de botella en puertos europeos como Róterdam o Valencia.
El canal de Suez, que normalmente concentra el 12% del comercio global, ha visto caer el tráfico marítimo un 45% en el primer trimestre de 2025, lo que ha repercutido directamente en los costos logísticos y primas de seguros.

Costos logísticos en alza: ¿una nueva era de volatilidad?
A pesar de la recuperación del comercio global, los costos logísticos marítimos continúan en ascenso en 2025, impulsados por factores estructurales como las tensiones geopolíticas, el encarecimiento de los seguros, el desvío de rutas y las nuevas exigencias ambientales.
Fletes marítimos: repunte sostenido pero con fluctuaciones
Los índices de fletes han mostrado una recuperación moderada en 2025. Según el Drewry World Container Index (DWCI), el costo promedio de enviar un contenedor de 40 pies desde Shanghái a Los Ángeles es de USD 3,800, un 28% más que en 2023, pero aún lejos del pico de USD 10,000 registrado en 2021.
El Baltic Dry Index (BDI), indicador clave para cargas a granel como granos, hierro y carbón, también ha repuntado, reflejando una demanda más activa de materias primas y energía, impulsada por China, India y el sur global.
Seguros marítimos y sobrecostos por zonas de riesgo
Otro componente que ha encarecido la logística marítima son los seguros y recargos por seguridad. Navegar por zonas de alto riesgo como el mar Rojo, el golfo de Guinea o el estrecho de Ormuz— implica un incremento del 30% al 50% en costos de pólizas.
Además, muchas navieras han optado por desplegar escoltas privadas o reforzar la ciberseguridad a bordo, lo que añade presión a los márgenes operativos.
Riesgos operativos y geopolíticos en las rutas estratégicas
Las principales rutas marítimas enfrentan en 2025 un entorno de alta incertidumbre, marcado por conflictos regionales, actos de piratería, restricciones diplomáticas y amenazas cibernéticas.
Rutas clave bajo amenaza: mar Rojo, estrecho de Ormuz, mar de China Meridional
Las rutas marítimas internacionales están bajo presión por distintos focos de inestabilidad:
- Mar Rojo y golfo de Adén: ataques a buques comerciales por parte de los hutíes y otras milicias alineadas con Irán.
- Estrecho de Ormuz: maniobras militares de Irán y Estados Unidos han elevado la percepción de riesgo.
- Mar de China Meridional: tensiones entre China, Filipinas y Vietnam afectan la seguridad de rutas en el sudeste asiático.
Estos escenarios han obligado a muchas navieras a rediseñar sus rutas, activar planes de contingencia e incluso suspender escalas en puertos considerados de alto riesgo.
Amenazas cibernéticas a navieras
A la inestabilidad física se suma una ola creciente de ciberataques a navieras y operadores portuarios. Según datos de CyberKeel (2024), más del 20% de las empresas del sector logístico marítimo reportaron incidentes de ciberseguridad en el último año, desde hackeos de sistemas de carga hasta bloqueos de comunicaciones de navegación.

La tendencia lleva a una inversión creciente en infraestructura digital segura, firewalls marítimos y protocolos de respuesta rápida, especialmente en puertos automatizados y buques con sistemas de gestión remota.
Adaptaciones estratégicas de las navieras de carga
Ante un entorno marcado por la inestabilidad y el aumento de costos, las navieras de carga están redefiniendo sus estrategias operativas. Desde la diversificación de rutas y puertos hasta la adopción de tecnologías limpias y nuevas alianzas logísticas, estas empresas buscan mantener la resiliencia y competitividad en un mercado global cada vez más exigente y regulado.
Diversificación de rutas y hubs alternativos
Navieras como Maersk, MSC y CMA CGM están apostando por rutas alternativas y nuevos hubs logísticos. El Canal de Panamá, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec en México, y puertos de Brasil como Santos y Pecém, están recibiendo más tráfico como respuesta a la congestión o inseguridad de rutas tradicionales.
Descarbonización y cumplimiento regulatorio
La regulación medioambiental sigue siendo un motor clave de transformación. En 2025, el nuevo régimen de la IMO (International Maritime Organization) exige a los buques reducir emisiones de carbono en un 40% respecto a los niveles de 2008. Esto ha impulsado:
- Nuevas inversiones en combustibles alternativos como GNL, metanol verde e hidrógeno.
- Uso de tecnologías como velas rígidas, scrubbers híbridos y baterías de apoyo.
- Electrificación parcial en operaciones portuarias.
Navieras como NYK Line y Evergreen ya operan buques con propulsión híbrida, mientras que COSCO anunció el despliegue de su primera flota de portacontenedores de metanol en rutas entre China y América Latina.
Tecnología e innovación en la logística marítima
La transformación digital y la automatización están redefiniendo la logística marítima en 2025. Desde puertos inteligentes hasta buques con navegación asistida por IA, la innovación tecnológica se convierte en un factor clave para mejorar la eficiencia, la trazabilidad y la sostenibilidad de las operaciones navieras en un contexto de creciente presión competitiva y regulatoria.
Automatización portuaria y smart shipping
Los puertos automatizados son una pieza central en la eficiencia del flujo logístico. En 2025, el 60% de las terminales portuarias de China y Corea del Sur ya operan con grúas robotizadas, sistemas de entrada autónomos y gestión por inteligencia artificial (IA).
En Latinoamérica, destacan proyectos de modernización en Callao (Perú), Cartagena (Colombia) y la segunda fase de automatización en el puerto de Lázaro Cárdenas (México).
Por otro lado, el concepto de “smart ships” se afianza: buques cargueros dotados con sensores IoT, navegación autónoma asistida y predicción de mantenimiento con IA.

Plataformas integradas y visibilidad en tiempo real
La visibilidad de extremo a extremo sigue siendo un desafío para la logística marítima. Plataformas como Project44, FourKites y sistemas de blockchain portuarios (p.ej., TradeLens, Nabu) están siendo adoptadas para rastrear contenedores, mejorar tiempos de entrega y detectar desviaciones operativas.
La interoperabilidad digital entre navieras, autoridades portuarias y operadores logísticos se vuelve crítica para enfrentar los desafíos de congestión, tiempos muertos y pérdida de carga.
América Latina en el contexto marítimo global
América Latina juega un papel cada vez más relevante en la red logística marítima internacional, impulsada por el nearshoring, la expansión portuaria y el reposicionamiento de rutas globales.
Proyección de México y el nearshoring
México, impulsado por el fenómeno del nearshoring, se perfila como un nodo estratégico para la logística marítima de la región. Se prevé que en 2025, más del 35% de las nuevas inversiones industriales en el norte del país estén ligadas a cadenas de suministro que operan vía puertos del Pacífico (Manzanillo, Lázaro Cárdenas) y el Golfo (Altamira, Veracruz).
El Corredor Interoceánico en Oaxaca y Veracruz también apunta a conectar el comercio asiático con la costa este de EE.UU., como alternativa al canal de Panamá.
Retos estructurales: infraestructura, seguridad, normativas
Pese al avance, América Latina enfrenta retos estructurales importantes en conectividad portuaria, digitalización, gestión aduanera y seguridad física. La brecha entre terminales automatizadas y manuales sigue siendo amplia, y los costos logísticos regionales representan hasta el 35% del valor de exportación en algunos casos.
Claves para navegar el futuro de la logística marítima
La logística marítima en 2025 está definida por la resiliencia, la adaptabilidad tecnológica y la gestión estratégica del riesgo. Las navieras de carga enfrentan un entorno de costos más altos, pero también de oportunidades de innovación y reposicionamiento geográfico.
Para los profesionales del sector logístico en Latinoamérica, este escenario exige una visión integrada de tecnología, sostenibilidad, ciberseguridad y geopolítica, así como una mejor articulación público-privada para atraer inversiones, mejorar infraestructura y consolidar la competitividad de sus puertos y rutas.