Ante la demanda de cubrir las necesidades de entrega a tiempo y al mejor costo posible, el ruteo sigue siendo una excelente opción. No obstante, se debe hacer un buen diseño de rutas pensando no sólo en el mercado, sino también en el cliente, con productos que realmente le agreguen valor. Romper paradigmas que sigan la fórmula de distancia-tiempo y costo es una necesidad en las empresas para llevar la mercancía hasta las manos del cliente final.
Hace algunos días tuve la oportunidad de viajar por avión, así que solicité servicio de taxi a casa; una vez ya en camino al aeropuerto me percaté que el chofer no paraba de utilizar la radio y de dar indicaciones a otros taxistas, la razón: me tocó de chofer a un “coordinador”, es decir, una persona que además de conducirme sano y salvo al aeropuerto, asigna durante todo el camino choferes de otros taxis para que vayan a diferentes domicilios por pasajeros. Al externarle mi curiosidad del por qué lo hacían de esa manera, me comentó que ellos se regían por un coordinador responsable por horario y que se van pasando la estafeta vía radio, y que éste coordinador “conoce toda la ciudad”, también me comentó que hacía tiempo habían querido instalar un software, pero no dio los resultados esperados, ya que “ellos” saben el tráfico, conocen la ubicación de los baches (“cráteres”), así como los días de tianguis y las escuelas con sus horarios, sólo por mencionar algunas de las variables que me dijo. ¡Wow!
En esos momentos me sentí totalmente abrumado, ¿cómo era posible que no existiera una planeación de rutas?, que impresión tan grande, saber que el servicio de taxis del Aeropuerto de la Ciudad de México dependiera del conocimiento vivencial y exclusivo de los operadores y que fuera eficiente. ¿Acaso será un tema tan complicado?
El diseño de rutas y sus paradigmas
El diseño de las rutas es un tema delicado, ya que desde tiempos remotos ha representado la búsqueda del equilibrio entre distancia, tiempo, seguridad y primordialmente el costo y no es para menos, dado el incremento que vienen teniendo los combustibles hoy día. Para lo cual, los transportes más grandes que consuman relativamente lo mismo es una opción. (Por ejemplo el Super Cube, un nuevo camión de 60 pies de largo que carga 30% más y cumple con el nivel de emisiones estándar). Además de que existe una presión muy alta por enviar los transportes a su máxima capacidad, también se busca compartir transporte para ahorrar recursos consolidando carga. Pero aún hay más, hoy se pide (se exige) tener una huella de carbono mínima.
Para lograrlo, pasamos por paradigmas como son el evitar cruzar caminos o rutas, hacer agrupamientos por tiempos, distancias y cargas semejantes, consolidación de rutas y los más osados buscan la optimización de tiempos y distancias con algoritmos matemáticos en Excel o usando software que promete la mejor ruta.
Afortunadamente para nosotros, hoy día tenemos el poder de cómputo para realizar estas complejas operaciones con un teclazo desde nuestro escritorio, pero al final cabe preguntarnos: ¿será el diseño de la ruta un fin en sí mismo, que merezca un nuevo paradigma?
Hoy día, aparentemente, está en boga uno nuevo, el ruteo usando la inteligencia del “enjambre”, entendiendo así un ruteo de acuerdo con el comportamiento de algunos insectos, los más representativos son las hormigas, en donde ellas encuentran la ruta más corta y, en su contexto, la más económica por caminar menos entre la fuente de alimento y su hormiguero. Esto lo logran debido a que dejan a su paso un rastro de feromonas, que es el olor que sus compañeras huelen, por dicha razón siguen a la más olorosa, es decir, a la que más cerca pasa de ellas.
Entonces, por medio del olor y la iteración-corrección en el momento se optimiza la ruta. ¡Wow! algo semejante a lo que hace nuestro amigo taxista del aeropuerto. A él no lo huelen pero sí indica —por su “experiencia”— cuál es la ruta más corta en tiempo y cómo están organizados por radio, todos opinan-agregan información en tiempo real y al final él decide lo que procede por conocer mejor la ciudad.
Otro nuevo paradigma que hoy ya existe es el servicio de recolección y entrega “en el camino” utilizando la tecnología GPS, telefonía celular y algoritmos de programación con estimación de tiempos y distancias entre la ubicación del vehículo de recolección-entrega y el cliente que desea enviar su paquete. De manera, durante el trayecto el vehículo va tomando y entregando paquetes recibiendo instrucciones por el teléfono mediante un ruteo dinámico que optimiza todas las variables mencionadas, pero para su óptimo funcionamiento requiere una ciudad bien levantada en el GPS. Todas estas soluciones aunque parezcan novedosas a primera vista no lo son, ya que giran alrededor de las mismas variables de decisión mencionadas anteriormente (distancia, tiempo y costo).
Así que al parecer tenemos la oportunidad de salirnos de la caja e imaginar. El ruteo es una consecuencia de una necesidad de entregar el producto o servicio en un lugar específico, con la única finalidad de cumplir con lo prometido a nuestro cliente al menor costo, en tiempo y forma. Entonces, ¿no será acaso que deberíamos voltear al mercado y observar a nuestro cliente?
El mercado está cambiando, cada vez más personas utilizan el showrooming, que significa ir a la tienda a “ver”, “sentir” el producto para después comprarlo por internet al menor costo, minimizando el pago de impuestos y con entrega en domicilio sin costo, esta nueva tendencia se puede convertir en una gran oportunidad para las cadenas de suministro flexibles y robustas, que puedan incorporar de manera efectiva la consolidación y entrega de productos en el domicilio del cliente.
Pero considerando que más del 50% de las entregas a domicilio fallan, pues no hay quién reciba el artículo cuando llega el servicio de entrega y es muy caro regresar a la base con la carga, hay que retar a la imaginación. ¿cómo hacerlo sin fallar? Y sí que hay visionarios que le han dado la vuelta a este problema.
Hoy día existe un servicio interesante en Europa que consiste en la contratación de un aparatito que se adhiere adentro de la cajuela del vehículo del cliente, aparato que es un GPS y que además controla la apertura de la cajuela del auto; así en todas las compras que realice el dueño de la unidad por internet ya no se preocupa por estar en casa para recibirlas, ya que esta empresa las toma, localiza la ubicación del vehículo, que puede estar en la calle, trabajo, gimnasio etcétera; al llegar, abre la cajuela, deposita el paquete, cierra la cajuela y envía un mensaje de texto al teléfono celular registrado indicando que la compra ha sido entregada (¡!).
Independientemente de si es factible o no en nuestro mercado e idiosincrasia, es un servicio que en verdad agrega valor al cliente final, ya que no creo que alguien esté dispuesto a esperar en casa a ver “a qué horas llega nuestra compra”.
Entonces, es el mercado el que nos rige, nos indica cómo es que debemos operar, y nuestro cliente nunca pagará por algo que no le agregue valor, por lo que las empresas que condicionan el envío a domicilio a una compra mínima para que “salga” para la ruta, como que no están muy alineadas con el servicio al cliente; más bien debemos buscar que la ruta sea rentable vendiendo más dentro de la misma, recordemos la gran máxima: “el volumen nos hará libres”, es decir, veamos la venta, no el costo.
Así que, si el futuro es que nuestros centros de distribución, almacenes y puntos de venta físicos se convertirán en pequeños centros de consolidación y entrega por el showrooming, entonces podemos comenzar a pensar en la mejor forma de entregar nuestros artículos, volviendo a caer dentro del tema de distancia-tiempo-costo, en donde el volumen de ventas nos liberará un poco de la carga económica.
Actualmente, los nuevos programas de ruteo permiten la optimización de cualquiera de las variables o llegar a un equilibrio entre ellas, o como decía un gran “sensei” que tuve y que estimo mucho hasta hoy día: “si lo deseas mañana lo envío en avión, pero cuesta”.
Si buscamos un nuevo paradigma, entonces imaginemos el futuro en donde no llevamos el bien físico al cliente, sino que se lo enviamos cibernéticamente, le mandamos las especificaciones técnicas y él lo imprime en casa. Es decir, una impresión en 3D, cuestión que hoy día ya existe, sería algo así como clonar un bien bajo cierta especificación y material, esto nos evitaría “ir” a la ubicación a dejar un producto, éste se crearía en el domicilio del cliente. Mmm…pero sí…, el ideal sería honestamente pensar que en algunas generaciones se perfeccionará lo ya logrado hasta el momento en el tema de la teletransportación de materia, y que ésta sea una realidad, así podríamos enviar el artículo físico al cliente a su propio domicilio sin huella de carbono. Esperemos y se logre.
Mientras tanto, el método de nuestro servicio de taxis de aeropuerto nos enseña algo vital: nos demuestra que lo más importante es no fallar, nunca llegar tarde y no perder el avión sin importar que ruta se tome.
* Instructor Certificado de Materials Handling & Management Society Latin America. Profesional en cadena de suministro y gestión de compra con 16 años de experiencia en análisis, diseño e implementación de soluciones y mejores prácticas de sistemas y procesos, liderando equipos de trabajo multifuncionales con resultados tangible en P&L.
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