La transformación del comercio a nivel mundial como consecuencia de la pandemia por Covid-19 obligará a los mercados a replantear su modo de operación. La emergencia reveló lo endeble que pueden llegar a ser las cadenas de producción en cada uno de sus eslabones, lo que vuelve imprescindible transformar su funcionamiento.
Debido a que el crecimiento de la economía China ha colocado a la nación asiática como el principal fabricante de productos a nivel mundial, sin importar el ramo, cualquier afectación que sufra tiene consecuencias a mundiales a gran escala.
Aproximadamente 200 empresas que aparecen en el prestigioso ranking “Fortune Global 500” tienen presencia en Wuhan, provincia con un elevado nivel de industrialización, pero que también es considerada el epicentro de la pandemia.
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Muchas compañías que dependían del abasto proveniente de China vivieron una interrupción parcial o total de insumos en los primeros meses del año, y no sería hasta el retorno normal a las actividades, que dio sus primeros pasos a finales de abril e inicios de mayo, que normalizarían de nuevo su producción, no sin antes sufrir consecuencias como pérdidas económicas, despidos o reducción de presupuestos.
Ante este panorama complejo, la consultora Deloitte ha compartido una serie de recomendaciones para reducir los efectos negativos ocasionados por la excesiva dependencia con China.
- Quienes se abastecen desde China, deben optimizar sus procesos internos, centrarse y evaluar el nivel de riesgo de sus proveedores de nivel 1
- Actualizar la política de inventarios y parámetros de planificación
- Transparentar más las cantidad de materiales entrantes
- Mejorar la agilidad de los programas de producción
- Evaluar la capacidad logística buscar alternativas de proveedores y en el peor escenario, prepararse para el cierre de plantas.
La tarea principal en tiempos de crisis consiste en reinventar el modelo actual de cadenas de suministro. Actualmente, funciona en tres ejes: la reducción de inventarios, la minimización de costos y el aumento de la utilización de activos, lo que imposibilitado la capacidad de responder cuando hay interrupciones en el flujo, tal como ocurrió con la aparición del COVID-19.
Esta transición empieza a llevarse acabo, gracias a el uso de recursos digitales, inteligencia artificial, robótica y redes avanzadas de telecomunicaciones. Este nuevo esquema permitirá mejorar la visibilidad de todo lo que acontece en la cadena de suministro en cada uno de sus niveles, permitiendo mejores niveles de flexibilidad, colaboración, agilidad y optimización.
Fuente: Deloitte.
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