La primera ronda de negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), puso en evidencia las divergencias entre los socios comerciales en términos de productividad y salarios, temas que van más allá del tema comercial; y también reflejó una profunda división entre la agenda de las autoridades estadounidenses y las perspectivas de las empresas, especialmente las transnacionales, destacaron académicos y especialistas durante el foro La renegociación del TLCAN. Reflexiones y propuestas, realizado en la Ciudad de México.
En el foro organizado por el Instituto del Desarrollo Industrial (IDIC), el Colegio de México y el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, se mencionó que los riesgos se concentran en el estrecho margen de maniobra para evaluar los contenidos en tiempo, sin verse rebasados por los intereses de la administración de Trump; y la frágil alianza entre México y Canadá, que podría desaparecer en la medida que la discusión se concentre en el tema laboral.
“Hay una ruptura entre el gobierno estadounidense y sus grandes empresas transnacionales, que han encontrado beneficios tanto con los esquemas de globalización como en el propio TLCAN a través de ventajas de producción y comercialización. En el otro extremo está el propio presidente Donald Trump y sectores muy específicos como sindicatos y Pymes, que consideran haber sido perjudicados por este acuerdo”, detalló Arturo Oropeza García, Vicepresidente de IDIC.
Recordó que el discurso de Donald Trump en torno al tratado ha sido constante desde la campaña electoral; aunque ahora el presidente estadounidense deberá negociar con las grandes empresas, en especial las que pueden ver una afectación importante en sus cadenas de valor debido a los cambios propuestos en contenido regional.
“Trump busca hacer una imposición directa en temas importantes para el país: la negociación consensuada fue rápida, lo que representa un riesgo. Para México, la principal presión se encuentra en el déficit comercial, los ajustes laborales y salariales y el control del contenido regional para recapturar las manufacturas en industrias como la automotriz y la electrónica”, puntualizó el ejecutivo.
En tanto, Ángel de la Vega Navarro, economista de la UNAM, mencionó que hay importantes temas por revisar como la apertura del mercado energético al TLCAN, derivado de la reforma estructural, por lo que destacó se debe revisar el Capítulo 11 de este acuerdo para atender este sector estratégico.
Por su parte, Mauricio de María y Campos, consejero del IDIC, recordó la importancia que se debe dar en torno a las conversaciones con la Unión Europea para actualizar y modernizar el acuerdo comercial alcanzado en 2000, así como el Plan de B que está considerando México al mantener su compromiso con el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, conocido como TPP, y enviar convocatorias para que el acuerdo se dé, a pesar del rechazo de Trump, lo cual también debe ser analizado en esta coyuntura del tratado.
Los panelistas recomendaron que los representantes de México en la modernización del tratado se concentren en mejorar el contenido de la negociación para las próximas rondas, teniendo claridad de la postura del país, para generar propuestas en función de "nuestros objetivos nacionales y no partir de una postura defensiva", expresaron.