De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), América Latina y el Caribe (ALC) va perdiendo competitividad, ya que de enero a julio del 2018 el volumen de las exportaciones se desaceleró al 3.1%, reflejando la pérdida de cuotas de mercado ante las mermas en el potencial y la falta de una mayor calidad de las exportaciones de muchos países de la región.
Paolo Giordano, Economista Principal del Sector de Integración y Comercio del BID y Coordinador del Informe, señala que “en un contexto global de incertidumbre creciente y de baja competitividad regional es urgente priorizar una agenda de políticas que permitan dar un salto de calidad en las exportaciones. Exportaciones más sofisticadas permitirían sostener la recuperación comercial en curso y a sentar las bases para un mayor crecimiento futuro”.
El organismo refiere que para medir la pérdida de competitividad, se midió la variación de la cuota de mercado entre 2011 y 2016, poniendo énfasis en las exportaciones intrarregionales. En este escenario, ALC tuvo una caída en capacidad en el periodo de 7.4%, lo que explica 22% de la reducción de las exportaciones en el ciclo.
La brecha con los competidores globales es amplia y se ha mantenido inalterada por décadas. Si bien existen historias de éxito y claras oportunidades de expansión en el margen cualitativo, buena parte de las ventas externas no supera un rango de calidad media.
“El informe identifica las líneas de productos que tienen mayores espacios para aumentar su calidad como café, cacao, azúcar, cereales o pescado; y materiales crudos como madera, pieles o cueros, entre otros. Por ejemplo, los países pueden exportar granos de café o cacao de mayor calidad o cueros con mayor grado de elaboración”.
En tanto, que analizando las diferencias entre el comercio intrarregional y el extrarregional, se observa que la canasta de exportación intrarregional está más diversificada, contiene una mayor proporción de manufacturas, es de mayor densidad tecnológica y cuenta con niveles de calidad más elevados.
Sin embargo, en el periodo de postcrisis los países de América Latina y el Caribe han perdido cuota en el mercado regional a causa de un deterioro en la competitividad. Asimismo, no se ha aprovechado el potencial de la integración regional para desarrollar cadenas de valor complejas basadas en el intercambio de productos intermedios e insumos productivos.
Así, el BID menciona como viable una agenda de políticas multisectorial ambiciosa: A nivel nacional recomienda la construcción de sistemas de infraestructura para la calidad que sean integrales, eficientes y claramente orientados a la internacionalización; y a nivel regional, argumenta a favor de iniciativas orientadas a completar y racionalizar la arquitectura comercial asociadas a inversiones en infraestructura que faciliten una mayor integración productiva.
“El fortalecimiento de los flujos comerciales de mayor calidad y de las cadenas de valor regionales favorecería no solamente la diversificación y sofisticación de las exportaciones, sino que contribuiría a aumentar la competitividad de las economías de la región en el mercado mundial”, se advierte.