Durante décadas, la trazabilidad se asociaba principalmente con la eficiencia operativa. Las empresas implementaban sistemas para optimizar el movimiento de bienes, reducir costos y garantizar entregas puntuales. Sin embargo, el panorama ha cambiado drásticamente.
Actualmente, la presión proviene especialmente de regulaciones internacionales que exigen comprobaciones objetivas relacionadas con:
- Emisiones asociadas con los productos
- Origen de materias primas
- Informacion detallada sustancias químicas y contaminantes persistentes
- Condiciones laborales a lo largo de la cadena de suministro
Estos requisitos, exigiendo transparencia en aspectos sofisticados, no se limitan únicamente a los grandes fabricantes, ya que impactan a toda la red de valor, desde el proveedor primario hasta el consumidor final, y se extienden a industrias tan diversas como la como manufactura, agroindustria, electrónica, textil, entre muchas otras.
Esto es sumamente relevante, ya que según la Organización Mundial del Comercio 18% del flujo global de bienes pasa por aduanas de la Unión Europea, donde el cumplimiento de estas normativas es obligatorio para importar.
En 2024, el valor de las exportaciones globales alcanzó 4.2 billones de dólares, 12% más que en 2020, según datos de la UNCTAD, aumentando el valor de bienes sujetos a regulaciones de trazabilidad.
Para México, cuya economía depende en gran medida de las exportaciones manufactureras, la trazabilidad se presenta como un desafío estratégico y una oportunidad clave para afianzar su participación en los mercados globales, especialmente en el marco del Nearshoring, impulsando una profunda transformación en el ámbito logístico.
Logística moderna: del traslado a la transparencia
En este contexto, la logística está evolucionado de un proceso operativo a un sistema estratégico basado en datos.
La integración de tecnologías como Blockchain, sensores IoT y plataformas digitales ya hacen posible cumplir con los estándares globales y generar valor competitivo. Estos sistemas permiten a las empresas:
- Consolidar registros verificables sobre el origen y la composición de cada embarque.
- Medir variables clave como las emisiones y el uso de materiales reciclados en sus envíos.
- Monitorear las condiciones laborales y de seguridad en la operación diaria.
- Generar evidencia documental preparada para auditorías, certificaciones o procesos de licitación internacional.
Además, según McKinsey, tiene un impacto significativo en la eficiencia operativa y la rentabilidad de las empresas. Estas herramientas pueden reducir costos operativos en hasta un 15%, al optimizar procesos, mejorar la gestión de la cadena de suministro y evitar pérdidas derivadas de errores o incumplimientos.
Asimismo, puede contribuir a aumentar los márgenes en aproximadamente un 10%, gracias a la apertura de mercados diferenciados y más exigentes.
Estos datos reflejan que la ‘confianza documental’ tiene el potencial de ser un activo estratégico tan valioso como el propio bien comercializado.
El referente agroalimentario
En México, hay sectores exportadores que ya operan bajo estrictos estándares nacionales de trazabilidad, tanto para aprovechar oportunidades como para mitigar riesgos en el mercado global.
Un caso destacado es el Sistema Informático de Trazabilidad de Mercancías Agropecuarias (SITMA), lanzado por el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) en 2021, que permite rastrear con precisión el origen y destino de productos agroalimentarios.
Además, permite recudir riesgos sanitarios al garantizar la calidad y seguridad en el proceso productivo y de distribución, el fortalecimiento de la competitividad internacional al facilitar el cumplimiento de normativas sanitarias de mercados exigentes y contribuye a un mejor control y gestión de la cadena de frío y otros aspectos críticos para exportar.
Este enfoque integral ha posicionado al sector agroalimentario mexicano con ventajas claras. No obstante, la ausencia o debilidad de mecanismos similares en otras industrias resulta preocupante; muchas ramas productivas aún carecen de sistemas sólidos de trazabilidad, lo que las deja expuestas a sanciones regulatorias, restricciones comerciales y pérdidas económicas significativas.
Consecuencias prácticas de la falta de trazabilidad
Los riesgos anteriores, lejos de ser escenarios hipotéticos, ya están teniendo impactos reputacionales, financieros y de acceso reales en diversas industrias en todo el mundo. Ejemplos recientes lo demuestran:
- Automotriz: En enero de 2024, Volkswagen vio retenidos más de 150 millones de dólares en autos Audi, Porsche y Bentley en Estados Unidos debido a la presencia de un componente de un proveedor sancionado por trabajo forzado bajo la ley UFLPA.
- Textil & Moda: En 2021, H&M perdió 23% de sus ventas en China tras un boicot y su exclusión de plataformas, por no poder acreditar el origen ético del algodón. Este mercado representaba 5% de las ventas globales del grupo por lo cual las pérdidas superaron decenas de millones de dólares.
- Industria Alimentaria: Entre 2021 y 2022,Hersheysdestinó más de 500 millones de dólares a fortalecer sus sistemas de trazabilidad tras investigaciones sobre deforestación y prácticas agrícolas en su cadena de valor, evitando así sanciones y limitaciones en la Unión Europea
Estos casos dejan claro que, sin cadenas de valor transparentes, en regla y documentadas; el acceso y la permanencia en mercados globales está seriamente en riesgo.
Consecuencias para México: ¿ventaja (o desventaja) competitiva?
El reto para México no es la calidad de sus productos, sino la calidad de sus evidencias. Hoy, la mayoría de los sistemas logísticos no capturan huella ambiental de forma granular; solo 15% de los operadores mide emisiones por unidad transportada, frente al 60% en países como Alemania, según la OCDE.
Asimismo, no trazan la composición de los insumos y materiales que transportan, tampoco están alineados con marcos regulatorios internacionales como CSRD, LkSG, EUDR, entre otros. En caso de compartir información de su cadena de valor, no tienen la capacidad de verificar estos datos en campo.
Estas deficiencias amenazan el potencial del Nearshoring, que atrajo 36,000 millones de dólares en inversión extranjera directa en 2024, 40% en manufactura, según Banxico.
Sin trazabilidad robusta, México podría perder estas inversiones frente a competidores con sistemas más avanzados.
Camino a la competitividad: pasos clave para México
Convertir la trazabilidad en una verdadera ventaja requiere acciones rápidas, coordinadas y sostenidas:
- Integrar trazabilidad ambiental y social desde la etapa de diseño, el embalaje y la logística.
- Alinear los sistemas logísticos nacionales con marcos legales internacionales, para evitar esfuerzos duplicados y facilitar el cumplimiento.
- Fomentar plataformas colaborativas abiertas que permitan a las pymes demostrar cumplimiento normativo sin elevar sustancialmente sus costos.
- Invertir en talento técnico que conecte normatividad, tecnología y operación diaria.
En definitiva, la trazabilidad ya no es solo un requisito técnico, sino el punto de partida para probar compromisos ESG y acceder a los mercados más exigentes.
México tiene la oportunidad de destacarse como proveedor confiable de evidencia, no solo de productos. Pero el margen para la prueba y error es cada vez menor:
En un mundo que exige pruebas, la trazabilidad ya no es un diferencial: es el nuevo valor agregado.