Tokio, (EFE).- Japón y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) han acordado la creación de un marco para facilitar inversiones del país de Oriente Medio en la industria nipona de los semiconductores y las baterías eléctricas, durante la visita allí del primer ministro japonés, Fumio Kishida.
- El líder nipón y el presidente emiratí, Mohamed bin Zayed, se comprometieron a poner en marcha esta iniciativa que permitiría canalizar fondos de la entidad emiratí Mubadala Investment a firmas niponas, con especial énfasis en tecnologías verdes, según informó el Ejecutivo japonés.
Los mandatarios de ambos países también acordaron durante una reunión en la víspera reforzar la cooperación para el desarrollo del hidrógeno verde y el amoníaco como fuentes energéticas, y en otros sectores como la medicina y el espacio, por los que quiere apostar Abu Dabi en sus esfuerzos por diversificar su industria más allá del petróleo.
Kishida, quien comenzó el pasado domingo una gira por Oriente Medio, también publicó una declaración conjunta con el presidente emiratí en la que se comprometieron a colaborar de cara a la celebración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2023, que tendrá lugar en noviembre en los EAU.
Kishida se reunió con el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salmán, con el que acordó a su vez la puesta en marcha de una iniciativa para promover el desarrollo de proyectos de energía verde como la producción de amoníaco o para proveerse de materias primas necesarias para las baterías eléctricas.
Japón acogió el pasado mayo la cumbre de líderes del G7, en la que los participantes se comprometieron a apoyar con acciones concretas la adaptación de las economías tanto desarrolladas como emergentes para alcanzar los objetivos de neutralidad de emisiones.
El país asiático, no obstante, ha sido criticado por contar con objetivos de descarbonización menos ambiciosos que los de otras potencias como Estados Unidos y la Unión Europea, y busca en estos momentos estrechar sus lazos diplomáticos con países exportadores de petróleo y gas como los de Oriente Medio, de los que tiene una alta dependencia energética.
Tokio compra aproximadamente el 95% del crudo a Oriente Medio, tras reducir sus importaciones procedentes de Rusia a raíz de la invasión de Ucrania. EFE ahg/mra/jlm