Helsinki, (EFE).- Cerca de 7.000 trabajadores finlandeses iniciaron este lunes una huelga de dos semanas de duración que paralizará el comercio exterior del país nórdico, en una nueva protesta contra la reforma del mercado laboral y los recortes sociales que impulsa el Gobierno de coalición.
Los paros, convocados por la Organización Central de Sindicatos de Finlandia (SAK) la mayor confederación sindical del país, afectarán sobre todo al transporte de mercancías por ferrocarril y a los puertos marítimos, la principal vía de entrada y salida de los cargamentos comerciales.
Está previsto que la huelga provoque además interrupciones en la producción industrial debido a la falta de materias primas y problemas de suministro de combustible en los aeropuertos y las gasolineras de todo el país.
Debido a ello, la aerolínea finlandesa Finnair anunció que se verá obligada a hacer escalas para repostar en sus rutas de larga distancia, lo que aumentará la duración de los vuelos en cerca de una hora.
La Confederación de Industrias Finlandesas (EK), la principal organización patronal, estima que las dos semanas de paros del comercio exterior tendrán un coste para la economía nacional de unos 320 millones de euros.
Estas movilizaciones se suman a las huelgas celebradas de forma intermitente desde hace casi tres meses en el país nórdico, en un conflicto que ha provocado ya unas pérdidas de 1.000 millones de euros, según la patronal.
El Gobierno finlandés, formado por los conservadores, la ultraderecha y otros dos pequeños partidos de derechas, está impulsando una reforma del mercado laboral y una serie de recortes de las prestaciones sociales que los sindicatos consideran inaceptables.
Entre otras medidas, el Ejecutivo quiere limitar a un solo día la duración de las huelgas políticas y facilitar que los convenios sectoriales no sean vinculantes para todas las empresas, lo que reduciría sensiblemente la capacidad negociadora de los sindicatos.
Además, planea recortar las prestaciones por desempleo, facilitar el despido y la temporalidad y permitir que el primer día de baja por enfermedad no sea remunerado.
Las negociaciones a tres bandas entre el Gobierno, la patronal y los sindicatos se encuentran interrumpidas desde hace meses debido a la exigencia de la central SAK de abordar las políticas laborales y sociales del Ejecutivo en una misma mesa, algo a lo que el primer ministro, Petteri Orpo, se niega.
Orpo se reunió con las organizaciones sindicales el pasado viernes para tratar de que desconvocaran la huelga y aceptaran negociar su propuesta de modelo salarial, según la cual ningún sector puede superar los aumentos salariales recogidos en el convenio de las industrias exportadoras.
La reunión terminó sin acuerdo por la oposición de la central sindical SAK a negociar únicamente el modelo salarial y la negativa del primer ministro a discutir con los representantes de los trabajadores sus otras reformas laborales y sociales.
Consideramos que estas reformas, recogidas en el programa del Gobierno, son absolutamente necesarias",
Dijo Orpo a la prensa tras la reunión, y afirmó que el Ejecutivo no cederá ante las exigencias de los sindicatos.
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