La electrificación de flotas ha emergido como una de las tendencias más sólidas en la industria logística y de transporte a nivel mundial.
En México, este fenómeno cobra cada vez más relevancia debido a presiones medioambientales, incentivos gubernamentales y cambios en las demandas del mercado.
Para 2025, se prevé un crecimiento significativo en la adopción de vehículos eléctricos (VE) para el transporte de mercancías, impulsado por factores como la búsqueda de costos operativos más bajos, la necesidad de reducir las emisiones de carbono y el cumplimiento de normas ambientales.
En el contexto de la industria logística, la electrificación de flotas se ha convertido en un elemento crítico en la estrategia competitiva de empresas tanto nacionales como multinacionales.
Crecimiento reciente de vehículos eléctricos
De acuerdo con la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) y la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), la venta de vehículos híbridos y eléctricos en el país creció a un ritmo aproximado del 30% anual entre 2017 y 2021.
Si bien la mayoría de estos registros corresponden al segmento de vehículos particulares, en los últimos años también se han observado esfuerzos para incorporar camiones de reparto y camionetas de carga con tracción eléctrica en grandes empresas de mensajería y comercios minoristas con alta demanda de entregas.
Según datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), programas de transporte limpio como el “Programa Transporte Sustentable” o el “Programa de Chatarrización” han promovido la renovación de flotas. Aunque su enfoque inicial se basaba en motores diésel más eficientes y menos contaminantes, gradualmente se está virando hacia vehículos eléctricos, sobre todo en las principales zonas metropolitanas del país.
Incentivos y regulaciones
El gobierno mexicano, a través de distintas dependencias (SEMARNAT, Secretaría de Energía – SENER, Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes – SICT), estudia la ampliación de incentivos para la adquisición de vehículos eléctricos, tanto para particulares como para uso comercial.
Actualmente existen descuentos en el pago del Impuesto Sobre Automóviles Nuevos (ISAN) para autos eléctricos, además de un enfoque a la reducción de gravámenes a la importación y la exención del programa Hoy No Circula en ciertas ciudades del país.

Para el sector empresarial, algunos gobiernos estatales y municipales ofrecen subsidios o facilidades en el registro de unidades eléctricas de servicio comercial, con el objetivo de alentar la transición hacia una logística libre de emisiones.
A esto se le suma la disposición de infraestructura de recarga en puntos estratégicos como centros de carga y corredores carreteros. Aunque todavía existen brechas en la red pública de carga rápida, se prevé que para 2025 se duplique la cantidad de estaciones, facilitando la adopción de flotas eléctricas en rutas interurbanas.
Factores que impulsan la electrificación de flotas
La electrificación de flotas en el sector logístico y de transporte no se limita únicamente a una tendencia global; se trata de un cambio que responde a presiones medioambientales, necesidades operativas y exigencias de competitividad en mercados internacionales.
Entender estos factores desde la economía de combustibles alternativos hasta los compromisos de sostenibilidad es clave para una implementación exitosa de la electromovilidad en cualquier organización.
Reducción de costos operativos
Una de las mayores ventajas de la electrificación de flotas para empresas B2B radica en la reducción de costos operativos a mediano y largo plazo.
Aunque la inversión inicial en unidades eléctricas y estaciones de recarga suele ser superior a la de vehículos convencionales, estudios del International Council on Clean Transportation (ICCT) indican que el costo total de propiedad (TCO, por sus siglas en inglés) de un vehículo eléctrico puede empatar o incluso ser inferior al de un vehículo diésel o de gasolina en un periodo de 5 a 7 años.
Esta reducción de costos operativos proviene principalmente de:
- Menor gasto en combustible: La electricidad es más barata y menos volátil en precio que los combustibles fósiles.
- Mantenimiento reducido: Los vehículos eléctricos tienen menos partes móviles; no requieren cambios frecuentes de aceite ni revisiones complejas del sistema de combustión.
- Incentivos fiscales: Exenciones y deducciones fiscales por la adquisición de tecnologías limpias o gastos en infraestructura de carga.
Presión ambiental y compromisos de sostenibilidad
Las metas globales para frenar el cambio climático exigen reducciones significativas en las emisiones de gases de efecto invernadero. En México, el sector transporte representa cerca del 25% de las emisiones de CO₂, según datos del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC).
Frente a este escenario, empresas nacionales e internacionales con operaciones locales están adoptando políticas de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) y de sostenibilidad más estrictas.
Al optar por flotas eléctricas, estas compañías no solo cumplen con compromisos ambientales, sino que también comunican de forma clara su compromiso con la reducción de la huella de carbono. Esto, a su vez, se traduce en ventajas competitivas de marca y la posibilidad de acceder a fondos internacionales o certificaciones “verdes.”
Innovación tecnológica y disponibilidad de modelos
En la actualidad, los principales fabricantes de vehículos comerciales, como BYD, Daimler, Volvo, Tesla, entre otros, están introduciendo o anunciando vehículos eléctricos de carga y autobuses de última generación.
El avance en baterías de iones de litio, mayor autonomía y reducción en los tiempos de carga facilita la adopción por parte de grandes y medianas empresas con requerimientos de reparto a nivel urbano y regional.
En México, el surgimiento de centros de manufactura de vehículos eléctricos en estados como Nuevo León y Coahuila, impulsados por inversiones de gigantes automotrices, ha dinamizado la oferta local de modelos comerciales. Esto reduce la dependencia de importaciones y fortalece la cadena de valor interna, generando, además, oportunidades para proveedores especializados en infraestructura y servicios de mantenimiento.
Desafíos y barreras para 2025
A pesar de las proyecciones positivas, la transición hacia la electrificación de flotas no está exenta de desafíos.
Infraestructura de recarga insuficiente
Uno de los mayores retos para la adopción masiva de vehículos eléctricos de carga es la disponibilidad de puntos de recarga estratégicos.
- La infraestructura pública de carga, especialmente las estaciones de carga rápida, es todavía escasa en regiones fuera de las principales ciudades (Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara). Muchas empresas se ven obligadas a instalar cargadores en sus propias instalaciones, lo que implica un costo adicional y requiere permisos y adecuaciones de la red eléctrica local.
Con miras a 2025, se espera un aumento en la infraestructura de recarga, en parte debido a iniciativas público-privadas que buscan expandir la red de cargadores rápidos y semirrápidos a lo largo de las principales rutas de distribución. No obstante, la dispersión geográfica y el elevado costo inicial continúan siendo obstáculos importantes.
Falta de financiamiento especializado
Para la adquisición de vehículos eléctricos y la implementación de infraestructura de recarga se requiere un financiamiento más robusto y especializado.
Aunque algunas entidades bancarias y financieras ofrecen programas específicos para flotas verdes, la mayoría de las PYMEs del sector transporte aún encuentran dificultades para acceder a créditos con tasas competitivas.
El costo elevado de las baterías sigue siendo uno de los factores que encarece el precio de los vehículos eléctricos.
Pese a que el costo de las baterías ha disminuido un 89% desde 2010, de acuerdo con BloombergNEF, en México los precios al detalle aún superan el promedio global por temas de logística y aranceles.

Este escenario limita la velocidad de renovación de flotas, sobre todo para pequeñas y medianas empresas que operan con márgenes ajustados.
Escasez de talento capacitado
La migración a vehículos eléctricos demanda un cambio de mentalidad y nuevas competencias técnicas. Por ejemplo, los mecánicos y técnicos requieren capacitación especializada para el mantenimiento de motores eléctricos y sistemas de baterías. Asimismo, el personal a cargo de la logística y administración de flotas debe aprender a gestionar temas como la autonomía eléctrica, la planificación de rutas de carga y la gestión de energía.
Aunque varias universidades e institutos técnicos en México han comenzado a ofrecer diplomados y cursos específicos en electromovilidad, la disponibilidad de talento es todavía reducida comparada con la rápida evolución del mercado.
Esto representa una barrera para las compañías que necesitan contar con personal altamente calificado para asegurar el correcto funcionamiento de sus flotas eléctricas.
Estrategias de adopción para empresas
Análisis de Viabilidad y Retorno de Inversión (ROI)
Antes de implementar la electrificación de flotas, es esencial que las organizaciones realicen un análisis de viabilidad económica y operativa. Este estudio debe considerar:
- Distancias promedio recorridas: Para determinar la autonomía necesaria y evaluar la frecuencia de carga.
- Patrones de carga: Identificar horarios de recarga óptimos en función de costos de electricidad (tarifas pico y valle).
- Incentivos y subsidios disponibles: A nivel federal, estatal y municipal.
- Tiempo de vida útil de los vehículos: Comparar la depreciación de un vehículo eléctrico vs. uno de combustión interna.
Calcular el retorno de inversión y el costo total de propiedad permite a los tomadores de decisiones proyectar los beneficios económicos con mayor precisión y reducir los temores asociados al capital inicial elevado.
Implementación escalonada
Una estrategia exitosa implica, a menudo, iniciar con un proyecto piloto o un número limitado de unidades eléctricas, a fin de evaluar su desempeño en operaciones diarias. De esta manera se obtienen datos valiosos sobre ahorro real de combustible, mantenimiento y confiabilidad antes de ampliar la electrificación a toda la flota.
Empresas líderes de logística en México y Latinoamérica han optado por integrar paulatinamente camiones de reparto urbano eléctricos, dirigidos a rutas de corta y mediana distancia. Esta aproximación minimiza riesgos y facilita la curva de aprendizaje, tanto para el personal operativo como para el administrativo.
Colaboraciones estratégicas
La complejidad de la electrificación de flotas hace recomendable que las compañías establezcan alianzas con proveedores de soluciones de carga, fabricantes de vehículos y consultoras especializadas en movilidad eléctrica.

A través de acuerdos de compra a gran escala o contratos de arrendamiento, es posible obtener precios preferenciales, soporte técnico y actualizaciones de software.
Asimismo, algunas empresas han encontrado valor en sumarse a consorcios o clusters de electromovilidad, donde se comparten buenas prácticas y se promueve la investigación y desarrollo (I+D) de tecnologías relacionadas.
En México, varias cámaras industriales y asociaciones sectoriales están impulsando foros y mesas de trabajo dedicadas a la transición energética, ofreciendo un espacio ideal para la colaboración.
Impacto en la industria logística y perspectivas a 2025
La electrificación de flotas implica transformaciones profundas en la manera en que operan las empresas de transporte y logística. Al centrarse en un enfoque B2B, podemos destacar los siguientes efectos concretos:
- Optimización de costos: A mediano plazo, las empresas experimentarán un descenso en gastos de combustible y mantenimiento. Para 2025, se estima que los precios de adquisición de vehículos eléctricos sigan cayendo gracias a la producción local y la competencia entre fabricantes.
- Mayor competitividad internacional: La participación de México en tratados comerciales, como el T-MEC, y el creciente escrutinio de emisiones contaminantes en la cadena de suministro global, hacen que las flotas eléctricas se conviertan en una ventaja competitiva para exportadores y socios comerciales.
- Fortalecimiento de la infraestructura: Se prevé que, para 2025, el número de estaciones de carga rápida y semirrápida se duplique en comparación con 2020, concentrándose principalmente en corredores logísticos entre ciudades como Ciudad de México, Puebla, Querétaro, Monterrey y Guadalajara.
- Adopción en pequeñas y medianas empresas: Gracias a la disminución progresiva en los precios de baterías y la aparición de opciones de financiamiento, se espera que no solo las grandes corporaciones adopten vehículos eléctricos, sino también las PYMEs del sector.
- Regulaciones más estrictas: De cara a 2025, la presión gubernamental e internacional para reducir emisiones podría traducirse en normativas que limiten la circulación de unidades altamente contaminantes. Esto actúa como motor adicional para la adopción de flotas eléctricas.
Estudios de caso
- DHL México: La empresa de mensajería inició un programa piloto de camionetas eléctricas en la Ciudad de México y Guadalajara para rutas de última milla. Según los reportes internos, registraron ahorros del 60% en costos de combustible y una disminución considerable en gastos de mantenimiento.
- Mercado Libre: La compañía de e-commerce anunció inversiones en vehículos eléctricos para agilizar entregas en zonas urbanas, priorizando la reducción de la huella de carbono como parte de su estrategia de RSE.
- Bimbo: El grupo panificador mexicano ha sido pionero en la adopción de flotas eléctricas en Latinoamérica, con más de 500 vehículos eléctricos de reparto circulando en el país. El objetivo es expandir este número y reducir un porcentaje significativo de emisiones anuales de CO₂.
Estos casos ilustran cómo la electrificación de flotas ya es una realidad en el sector logístico mexicano. Además, demuestran la viabilidad de integrar vehículos eléctricos de manera rentable y alineada con metas de sostenibilidad corporativa.
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