París, (EFE).- El Gobierno francés considera que hay que pasar página del motor de combustión, apuesta de lleno por el coche eléctrico que tiene intención de seguir subvencionando y quiere que los otros países europeos hagan lo mismo, en apoyo de un sector que corre el riesgo de verse completamente desbordado por China.
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Este es el mensaje del ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, que este lunes criticó a los responsables políticos que plantean dar marcha atrás a la prohibición de vender coches de combustión en la UE después de 2035.
En un acto de firma de un "contrato" con los fabricantes de coches y con la industria auxiliar, acusó a esos políticos de "hacer el juego de los intereses extranjeros", en primer lugar porque favorecen la importación de petróleo.
También porque de esa forma se dará una ventaja a los fabricantes extranjeros de vehículos eléctricos frente a unos constructores franceses que seguirían en los motores térmicos, en lugar de volcarse contra la tecnología que considera que es el futuro.
En una clara alusión a partidos de derecha y de extrema derecha que amenazan con revisar en la próxima legislatura europea, tras las elecciones de junio, el fin de las ventas de coches térmicos, insistió en que "no hay que jugar con el miedo de los franceses".
El "contrato estratégico" suscrito entre el Ejecutivo y las empresas del sector reunidas en la Plataforma Francesa del Automóvil (PFA) se marca como objetivo aumentar las ventas de coches eléctricos para llegar a 800.000 unidades en 2027, lo que significaría cuadruplicar las cifras en cuatro años y una cuota del 45 %.
Le Maire explicó que otro de los pilares de su política será "mantener las ayudas a la demanda" con bonificaciones a quienes adquieran vehículos eléctricos, y la continuidad el año próximo del programa de "leasing social", que como subrayó "ha sido un éxito inmenso".
Ese programa, lanzado el 1 de enero, quedó cerrado a mediados de febrero cuando se cumplió el cupo presupuestario que se había establecido para los 50.000 primeros candidatos.
El llamado "leasing social" se diseñó para que personas con ingresos de 14.500 euros anuales (hay entre 4 y 5 millones de potenciales candidatos en Francia) pudieran conseguir un coche eléctrico con un alquiler limitado a 100 euros al mes.
El ministro de Economía y Finanzas justificó que las subvenciones que da su Gobierno a los que compran un automoviles eléctricos estén condicionados a la huella de carbono en la fabricación, lo que en la práctica casi excluye los ensamblados en China.
Afirmó que el criterio no es el origen geográfico del coche, sino su impacto medioambiental, e hizo hincapié: "No sólo mantenemos esta política, sino que queremos que nuestros socios europeos la adopten".
Le Maire negó cualquier hostilidad hacia los fabricantes chinos y aseguró que si BYD quiere implantarse en Francia "es bienvenido". Y lo mismo otras empresas del sector.
EFE ac/sgb