3.2 millones de vehículos eléctricos se vendieron en Estados Unidos durante 2024. Mientras tanto, en ese mismo lapso, México produjo 170,000 unidades, con un crecimiento en ventas de entre 60 y 70% respecto al año anterior. Estos datos, presentados por Gabriel Padilla, director general de la Industria Nacional de Autopartes (INA), durante la conferencia de prensa de Meximold 2025, no solo confirman la aceleración de la electromovilidad en Norteamérica: revelan también una presión creciente sobre las cadenas de suministro de moldes, que deben adaptarse a nuevos materiales, estándares de calidad y tiempos de entrega más exigentes.
Nuevos materiales, nuevos moldes, nueva logística
La electrificación vehicular está transformando la arquitectura de los automóviles. La demanda de vehículos más ligeros y seguros ha impulsado el uso de polímeros reforzados, aleaciones de aluminio y aceros de alta resistencia, lo que a su vez exige moldes capaces de trabajar con estos materiales bajo tolerancias micrométricas. “Hoy esta industria ya no hace maquila tradicional, hace manufactura avanzada”, afirmó Padilla. “Y eso implica nuevos moldes, nuevos materiales y nuevos tiempos de entrega”.
Desde el punto de vista logístico, esta evolución implica una reconfiguración de la proveeduría. Los fabricantes de moldes deben abastecerse de aceros especiales, plásticos técnicos y aleaciones certificadas, en ciclos cada vez más cortos y con trazabilidad completa. La selección de proveedores ya no se basa únicamente en precio o volumen, sino en capacidad técnica, cumplimiento normativo y velocidad de respuesta.
Las piezas basadas en plásticos son fundamentales en la electromovilidad. En 2023, las importaciones de moldes de inyección de plástico aumentaron 20.6%, y las de troqueles 55.1%, reflejo del crecimiento de la producción manufacturera nacional y de la creciente demanda por componentes especializados.
Jorge Ayala, presidente de la Asociación de Manufactura de Moldes y Troqueles (AMMMT) señaló que esas cifras de crecimiento en realidad son referentes cíclicos, pues cada vez que la industria automotriz presenta una nueva línea anual los inventarios se alinean y se disparan, en respuesta a los modelos que están por venderse.
Tiempos de entrega: la presión del mercado eléctrico
La velocidad de desarrollo de nuevos modelos eléctricos ha acortado los ciclos de diseño y producción. Esto ha generado una presión directa sobre los fabricantes de moldes, que deben responder con mayor agilidad. “Hasta hace poco, China podía entregar moldes por barco más rápido que los talleres mexicanos”, señaló Eduardo Villarán Escobar, expresidente de ISMA Américas. “Hoy, gracias a la automatización y al modelo lights out, eso está cambiando”.
El modelo lights out —operación automatizada sin supervisión humana— permite a los talleres mexicanos multiplicar su capacidad instalada sin ampliar infraestructura física, lo que mejora los tiempos de entrega y reduce los cuellos de botella. Para los responsables de supply chain, esto representa una ventaja competitiva: mayor confiabilidad en los lead times, mejor alineación con las ventanas de producción de OEMs y Tier 1, y reducción de riesgos logísticos.
Calidad como eje logístico
La calidad del molde impacta directamente en la calidad del componente final, y por ende, en la eficiencia de la cadena de suministro. “Toda manufactura que se ensambla parte de un molde. Si el molde falla, falla la pieza, y si falla la pieza, se detiene la línea de producción”, explicó Jorge Ayala Vaca, presidente de la Asociación de Manufactura de Moldes y Troqueles (AMMT).
En este contexto, la calidad no es solo una cuestión técnica, sino una variable logística crítica. La trazabilidad del molde —desde su diseño hasta su ciclo de vida— se convierte en un activo estratégico para la cadena de suministro, especialmente en sectores donde la precisión y la seguridad son no negociables.
Diversificación industrial
Aunque el sector automotriz concentra el 85 % de la demanda de moldes en México, los fabricantes están explorando oportunidades en industrias anticíclicas, como la aeroespacial, médica y de electrodomésticos. “Un taller no puede abarcar todo, pero sí puede especializarse en segmentos específicos, como piezas de inyección de aluminio a alta presión o componentes médicos de precisión”, explicó Villarán.
Esta diversificación implica nuevas rutas de abastecimiento, nuevos estándares de calidad y nuevas configuraciones logísticas. Los talleres deben adaptarse a requerimientos específicos de cada industria, desde la trazabilidad de materiales biocompatibles hasta la certificación de procesos bajo normas internacionales como ISO 13485 o AS9100. Para los profesionales de supply chain, esto significa diseñar arquitecturas logísticas segmentadas, capaces de responder a las particularidades de cada mercado.
Proveeduría estratégica en la era eléctrica
La electromovilidad no solo está transformando el diseño de los vehículos, sino también la lógica de abastecimiento de moldes. En palabras de Gabriel Padilla: “Cada molde fabricado en México es una pieza de la soberanía industrial que estamos construyendo”.
De acuerdo con Mordor Intelligence, el mercado global de moldeo por inyección de plástico pasará de 5.66 millones de toneladas en 2023 a 6.95 millones en 2028. En tanto, en el mercado latinoamericano de plásticos de moldeo por soplado alcanzará los 5,450 mdd para 2027, según Statista. En esa región, México es el segundo mayor mercado, seguido de Brasil.
Para los especialistas en supply chain, esto implica integrar al molde como un nodo estratégico en la planificación logística, desde la selección de proveedores hasta la gestión de activos productivos.