En las ciudades, el sonido constante del tráfico se ha normalizado como parte del paisaje urbano. Sin embargo, detrás del rugido de motores y el zumbido de los equipos logísticos, se esconde un problema que va más allá de la molestia: la contaminación acústica.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el ruido es la segunda causa ambiental de problemas de salud, solo detrás de la contaminación atmosférica. Sus efectos abarcan desde trastornos del sueño hasta enfermedades cardiovasculares.
En este contexto, la logística comienza a asumir un nuevo compromiso: no solo reducir emisiones, sino también bajar el volumen.
Y uno de los frentes más relevantes es el del transporte refrigerado, cuyo crecimiento en zonas urbanas plantea un desafío sonoro cada vez más visible.
Refrigeración urbana: crecimiento con impacto acústico
La actividad logística relacionada con alimentos perecederos, medicamentos y otros insumos que requieren cadena de frío está en pleno auge. De acuerdo con un informe de Mordor Intelligence, el valor del mercado de camiones refrigerados en México pasará de 0.81 mil millones de dólares en 2025 a 1.15 mil millones en 2030. Este crecimiento responde a nuevas demandas de distribución en centros urbanos, pero también conlleva un mayor impacto acústico.
Vehículos que operan con sistemas de refrigeración a diésel suelen generar ruido constante, incluso durante entregas nocturnas. Esto se traduce en molestias para vecinos, interrupciones del descanso y deterioro de la calidad de vida. De hecho, México figura entre los 10 países con ciudades más ruidosas del mundo, de acuerdo con la OMS, y la logística urbana es parte del motivo.
Tecnologías que enfrían sin hacer ruido
En respuesta a este desafío, han comenzado a incorporarse tecnologías enfocadas en una cadena de frío más silenciosa y eficiente. El objetivo es claro: hacer que la refrigeración móvil cumpla su función sin agregar ruido al entorno.
Estas son algunas de las soluciones ya disponibles:
- Sistemas eléctricos: Eliminan la necesidad de motores diésel auxiliares, reduciendo significativamente las emisiones sonoras y contaminantes.
- Modo ultrasilencioso automático: Utiliza sensores inteligentes que activan el funcionamiento silencioso al detectar zonas sensibles como escuelas, hospitales o áreas residenciales.
- Aislamiento acústico optimizado: Mejora el diseño estructural de la unidad para evitar la propagación del ruido.
- Silenciadores y contención del ruido: Componentes diseñados específicamente para mitigar la salida de sonido hacia el exterior.
- Monitoreo remoto: La integración con sistemas telemáticos permite supervisar el rendimiento térmico sin intervención humana directa ni necesidad de mantener el vehículo encendido por largos periodos.
“Ahora, además de garantizar eficiencia energética y sustentabilidad, es importante prestarle más atención al ruido generado por los equipos de refrigeración móvil, ya que también tiene un impacto directo en la calidad de vida urbana. La transición hacia soluciones eléctricas es un tema de responsabilidad social”, destaca Iván Collazo, gerente comercial de Thermo King Latinoamérica.
Beneficios más allá del silencio
El uso de unidades de refrigeración eléctrica silenciosa no solo tiene implicaciones en el ámbito ambiental. También ofrece ventajas operativas y sociales que pueden convertirse en diferenciadores logísticos:
- Permite entregas nocturnas sin generar molestias.
- Favorece la aceptación ciudadana de la logística en zonas habitacionales.
- Mejora la reputación corporativa de las empresas por su compromiso con el entorno.
- Contribuye al cumplimiento de normativas más estrictas sobre niveles de ruido.
- Reduce el estrés, mejora el sueño y disminuye el riesgo de enfermedades asociadas a la exposición sonora continua.
En conjunto, estas ventajas permiten que el transporte refrigerado opere de forma más eficiente y socialmente aceptada.
El silencio como KPI logístico
Hoy más que nunca, la logística tiene la capacidad de moldear la forma en que habitamos las ciudades. Ya no se trata solo de ser rápidos y eficientes, sino también responsables con el entorno. En ese sentido, reducir el ruido generado por las operaciones es una forma de innovación que impacta directamente en la calidad de vida.
“Una entrega que no se escucha es una entrega que respeta el espacio común. En la logística del transporte refrigerado, el silencio es un factor que cada vez adquiere más relevancia, porque el bienestar urbano también se mide en decibeles”, concluye Iván Collazo.
Así, el transporte refrigerado silencioso se posiciona no solo como una respuesta tecnológica, sino como una declaración de principios: en la ciudad del futuro, cada decibel cuenta.