En medio de una creciente presión sobre el sector agrícola por mantener la productividad y garantizar el abasto de alimentos, un fenómeno silencioso pero alarmante se intensifica año con año: el robo de agroquímicos.
Estos insumos, vitales para proteger los cultivos contra plagas y enfermedades, se han convertido en uno de los objetivos prioritarios del crimen organizado durante la llamada temporada alta, que abarca de mayo a septiembre, coincidiendo con ciclos clave de producción en el campo mexicano.
De acuerdo con un análisis realizado por Overhaul —firma especializada en gestión de riesgos y visibilidad en la cadena de suministro—, los robos de agroquímicos durante estos meses aumentan en un 43% con respecto al resto del año.
Esta tendencia no solo representa pérdidas económicas para los productores y para los transportistas que integran esta delicada cadena logística, sino que también tiene implicaciones directas en la seguridad alimentaria del país, la salud pública y la integridad ambiental.
Un patrón definido y una logística vulnerable
El informe de Overhaul permite identificar un patrón claro en la forma en que operan los delincuentes. El 81% de los robos se concentra en apenas cuatro estados: Puebla, Guanajuato, Jalisco y el Estado de México, entidades que no solo son relevantes en términos agrícolas, sino que también forman parte de rutas logísticas clave en el centro del país.

Los tipos de vehículos más atacados son los tractocamiones, que representan el 63% de los casos, seguidos por camiones tipo Torton o rabón (25%) y, en menor medida, camionetas (10%). Esto refleja una clara predilección por unidades de carga pesada, donde se transporta mayor volumen de producto y el botín resulta más rentable para los grupos criminales.
En cuanto a los días y horarios de mayor riesgo, el análisis muestra que los martes a viernes concentran la mayoría de los ataques, con especial énfasis en dos franjas horarias: entre las 07:00 y las 12:00 horas (55% de los incidentes) y de 21:00 a 23:00 horas (17%).
Esta regularidad permite anticipar comportamientos delictivos y abrir oportunidades para implementar estrategias preventivas más efectivas.
Riesgos más allá del robo físico: el avance de la piratería
Una derivación preocupante del aumento en robos es la creciente presencia de agroquímicos falsificados en el mercado. Estos productos, al no contar con registro ni control sanitario, pueden resultar ineficaces o incluso peligrosos tanto para los cultivos como para los consumidores.
Su proliferación socava la confianza en los canales formales de distribución y abre la puerta a prácticas agrícolas poco seguras, afectando directamente la calidad de los alimentos y el equilibrio de los ecosistemas.

En este contexto, la piratería de agroquímicos no es solo un delito comercial, sino una amenaza de orden público, pues puede comprometer la salud humana, contaminar suelos y cuerpos de agua, e incluso afectar las exportaciones agrícolas mexicanas si se detecta el uso de sustancias prohibidas o de origen incierto.
¿Cómo responder ante esta amenaza?
Frente a este panorama, las recomendaciones de Overhaul y otros actores del sector coinciden en la necesidad de fortalecer la colaboración público-privada. Algunas acciones clave para mitigar el riesgo incluyen:
- Compra responsable por parte de los productores, privilegiando centros de distribución autorizados y con trazabilidad comprobada.
- Fortalecimiento de la vigilancia en rutas críticas, con el apoyo de autoridades federales y estatales, y mediante tecnología de monitoreo en tiempo real.
- Coordinación efectiva entre autoridades, transportistas, aseguradoras y agricultores para compartir información sobre patrones de riesgo y zonas vulnerables.
- Campañas de concientización para denunciar productos sospechosos, verificar el origen de los insumos y desincentivar el mercado informal.
Una llamada de atención al sector logístico-agroindustrial
La temporada alta para el agro es también una temporada alta para el crimen, y entenderlo así es fundamental para articular respuestas integrales.
La logística agrícola no solo depende de eficiencia y tiempos de entrega; también exige blindaje contra amenazas que pueden comprometer desde el abastecimiento hasta la calidad de los alimentos en la mesa de millones de familias.

El análisis de Overhaul pone sobre la mesa una realidad que no puede ignorarse: la seguridad en el transporte de insumos agrícolas es ya un tema de interés nacional, que requiere vigilancia, colaboración intersectorial y, sobre todo, conciencia de que proteger el campo también significa proteger las rutas que lo sostienen.