La tendencia hacia la regionalización, impulsada por el nearshoring y la relocalización de cadenas de suministro, ha generado un aumento sin precedentes en el comercio entre México, Estados Unidos y Canadá. Según datos del Bureau of Transportation Statistics, en marzo de 2025 se alcanzó un récord histórico en el valor mensual del comercio transfronterizo entre Estados Unidos (EU), Canadá y México, con más de 144.8 mil millones de dólares (mdd) en mercancías movilizadas.
En este nuevo entorno, el cabotaje marítimo —el transporte de mercancías entre puertos nacionales— se posiciona como una solución estratégica para enfrentar los desafíos logísticos derivados del crecimiento del nearshoring, la saturación de infraestructuras terrestres y la necesidad de reducir emisiones.
México, con más de 11,000 kilómetros de litoral y 17 estados costeros, está geográficamente diseñado para aprovechar esta modalidad. Sin embargo, su participación en el transporte nacional de carga sigue siendo marginal: menos del 5% de la carga doméstica se mueve por vía marítima, según datos de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (CANACAR) y la Coordinación General de Puertos y Marina Mercante. El campo de oportunidad es vasto.

Cabotaje: eficiencia, sostenibilidad y resiliencia
El cabotaje no solo es más eficiente en términos de costos y emisiones —el transporte marítimo genera hasta 22 veces menos emisiones que el terrestre, según Baja Ferries—, sino que también ofrece mayor resiliencia ante disrupciones geopolíticas y logísticas. En palabras de Nino Liaño, director general de esa empresa: “El transporte marítimo es el más verde que hay, y el cabotaje debe ser un catalizador del desarrollo económico y la competitividad en México”.
Desde 2019, Baja Ferries ha operado rutas de cabotaje entre Manzanillo, Mazatlán y Guaymas. Pero fue en los últimos 18 meses cuando la empresa aceleró su expansión, pasando de una a cinco embarcaciones dedicadas a este servicio. Estas naves, con capacidades de entre 766 y 1,850 TEUs, permiten conectar puertos mayores con terminales más pequeñas, facilitando el acceso a regiones menos atendidas por las grandes navieras internacionales.
“El transporte marítimo es el más verde que hay”, afirma Nino Liaño. “Y el cabotaje debe ser un catalizador del desarrollo económico y la competitividad en México”.
El modelo logístico del futuro no será unívoco, sino multimodal. La combinación de transporte marítimo, ferroviario y terrestre permite optimizar rutas, reducir costos y mejorar la trazabilidad. Empresas logísticas están apostando por convertirse en integradores de soluciones puerta a puerta, capaces de diseñar cadenas de suministro a la medida de cada cliente.
Este enfoque permite, por ejemplo, consolidar carga en origen (nacional o internacional), transportarla por mar hasta un puerto intermedio, y desde ahí distribuirla por ferrocarril o carretera. La clave está en la coordinación operativa, la digitalización de procesos y la flexibilidad contractual.
A partir de esa visión estratégica, Baja Ferries conecta México con Centroamérica y el Caribe, y contempla rutas hacia Sudamérica. “Nuestros barcos pueden operar hoy aquí y mañana en Centroamérica o África. Esa flexibilidad es clave”, explica Liaño.
BF Connect: la apuesta por la multimodalidad
En enero de 2025, Baja Ferries lanzó BF Connect, su brazo logístico multimodal. Esta nueva unidad permite ofrecer soluciones puerta a puerta que integran transporte marítimo, terrestre y ferroviario. En apenas seis meses, BF Connect ya mueve más del 90% de su volumen fuera de Baja California Sur, atendiendo a clientes como Walmart, Home Depot, Mars y Cemex.
El modelo de negocio se basa en ofrecer “trajes a la medida” para cada cliente, aprovechando alianzas con operadores especializados y una red de infraestructura propia. “Lo que hacemos es transformar distancias en oportunidades”, afirma Liaño. “No competimos con otros modos de transporte, los complementamos”.

Su unidad de negocio especializada en logística multimodal, que en seis meses ha logrado que más del 90% de su volumen ya no dependa de Baja California Sur, su mercado original. Esta expansión ha sido posible gracias a alianzas estratégicas con operadores ferroviarios, agentes aduanales y transportistas especializados.
El Cabo Star: es carga y es turismo
La renovación de flota ha sido otro pilar clave para la empresa paceña, a 22 años de su fundación. La incorporación de nuevas embarcaciones con tecnología de bajo consumo ha permitido reducir las emisiones totales en más de 60%, acercándose a metas de descarbonización alineadas con los compromisos internacionales del sector marítimo
La joya más reciente de Baja Ferries es el Cabo Star, una embarcación de 193 metros de eslora y 27 de manga, con capacidad para 3,090 metros lineales de carga y 400 pasajeros. Adquirido en Italia y transformado en Santander, España, este barco representa una inversión de 1,500 millones de pesos, la más grande en la historia de la empresa.
De hecho, la adquisición de naves es una estrategia constante en la empresa que se hace de alguna embarcación más o menos cada año y medio y así es como ha incrementado su capacidad de carga con barcos como el Oaxaca Star o el Chiapas Star.
El flamante Cabo Star no solo incrementa la capacidad de carga en la ruta Mazatlán–La Paz en 15,000 metros lineales mensuales, sino que también redefine la experiencia turística a bordo. Con 70 cabinas, cápsulas de descanso al estilo japonés, salones VIP, restaurante, bar, entretenimiento en vivo y zonas pet-friendly, el ferry ofrece una experiencia que va más allá del simple traslado. “No es un crucero, pero es mucho más que un ferry”, les comentó una pasajera que participó en el soft opening de la embarcación.
Además, el Cabo Star ha contribuido a que Baja Ferries alcance una reducción del 64% en sus emisiones totales, acercándose a su meta del 70% para 2030. Todo esto con tripulación 100% mexicana y un enfoque fuerte en la capacitación y el desarrollo de talento local.
Visión internacional y flexibilidad operativa
Aunque el foco actual está en el Pacífico mexicano y Centroamérica, Baja Ferries ya opera en el Caribe y contempla rutas hacia Sudamérica. Sus barcos están diseñados para operar en múltiples regiones, con grúas propias que les permiten atracar en puertos sin infraestructura especializada.
Esta flexibilidad es clave en un entorno global volátil. “El shipping es artesanal”, explica Liaño. “Cada ruta tiene sus propios retos geopolíticos, de infraestructura y de mercado. Por eso, más que una expansión agresiva, buscamos un crecimiento inteligente y sostenible”.
Baja Ferries genera actualmente 800 empleos directos, siendo el principal empleador en Baja California Sur. “Las empresas no son sus barcos ni sus procesos, son su gente”, enfatiza Liaño. “Y en una industria como la naviera, el talento es lo que marca la diferencia”.
Turismo y logística: una sinergia estratégica
Aunque la carga sigue siendo el corazón del negocio, Baja Ferries ha sabido capitalizar el potencial turístico del Mar de Cortés. Con alianzas como la del Chepe Express, que permite combinar tren, ferry, avión y autobús en una sola experiencia, la empresa ha diversificado su oferta y ampliado su mercado.

El ferry permite a sus turistas viajar con vehículos, campers, motocicletas y sin límite de equipaje, lo que lo convierte en una opción ideal para turistas nacionales e internacionales que buscan explorar Baja California Sur con libertad y comodidad.
El cabotaje ya no es solo una alternativa logística: se perfila como una necesidad estratégica para sostener el crecimiento económico regional. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe. (CEPAL) advierte que la resiliencia de las cadenas de suministro dependerá de la capacidad de los países para diversificar modos de transporte y reducir su dependencia del terrestre.