El olor a comida recién servido y caliente se mezcla con el miedo, el caos y la incertidumbre que todavía flotan en el aire tras el paso de un huracán, de un terremoto o en el contexto de un conflicto.
Entre lonas improvisadas y calles anegadas, lo que sorprende no es solo la rapidez con la que llegan los platos calientes, sino la precisión con la que aparecen en el lugar correcto y en el momento exacto. En medio del caos, hay un sistema funcionando casi como un reloj: la logística detrás de World Central Kitchen (WCK).
Fundada por el chef José Andrés, esta organización sin fines de lucro ha hecho de la cocina de emergencia un arte.
Pero detrás de cada plato hay una maquinaria logística compleja que comienza con la detección de la necesidad y termina con la entrega de una comida caliente en manos de familias que lo han perdido todo.
De la necesidad al plato
La respuesta logística de WCK se activa casi al mismo tiempo que llegan las noticias de la catástrofe. Andrés Rocchetti, Supply Chain Manager, lo explica con claridad: "La logística se activa junto con las otras tres partes de nuestra unidad de respuesta: alcance comunitario, culinaria y distribución".

Primero entra el equipo de Alcance Comunitario, que identifica las necesidades sobre el terreno. Luego, la comida puede provenir de tres fuentes: cocinas móviles de WCK, restaurantes locales que adaptan sus operaciones en condiciones adversas o kits de alimentos básicos para preparación en casa.
Una vez lista, el equipo de Distribución se encarga de llevarla a los puntos de entrega, sorteando carreteras destruidas o incluso zonas en conflicto.
El engranaje central está en manos del equipo de Supply Chain Management, que asegura ingredientes e insumos.
"Siempre que es posible priorizamos el abastecimiento local para apoyar la economía y reducir los tiempos de entrega”,
explica Rocchetti.
Pero si no hay insumos disponibles, se activan redes regionales e internacionales. Para ganar tiempo, WCK incluso pre-posiciona materiales en regiones propensas a desastres.
La coordinación no es sencilla. WCK recurre a tecnología satelital, GPS y Starlink para mantener comunicación y visibilidad en todo momento. “Esto nos permite coordinar incluso en los entornos más desafiantes”, añade Rocchetti.
Retos en territorio hostil
Mover alimentos en medio de un desastre es mucho más que un reto logístico: es una carrera contra el tiempo. Rocchetti reconoce que “uno de los mayores desafíos es navegar carreteras dañadas, rutas bloqueadas o áreas de conflicto activo”.
Para superarlo, dependen de información en tiempo real y de la flexibilidad. Eso significa ajustar rutas, descentralizar operaciones o usar transportes alternativos como barcos, helicópteros o vehículos pequeños.
Carrie Hayes, directora de comunicaciones de WCK, complementa: “Si es necesario, aseguramos transporte alternativo como helicópteros para llevar comida desde donde se cocina hasta quienes la necesitan. También contamos con una flota especializada, diseñada para alcanzar comunidades remotas o aisladas”.

Cocinas en movimiento
Cuando la operación ocurre en Estados Unidos, WCK despliega Rapid Response Mobile Kitchens, camiones equipados para cocinar miles de comidas al día. En contextos internacionales, suele recurrir a cocinas de campo levantadas en gimnasios, centros comunitarios o espacios abiertos.
El caso de Mayotte, tras el ciclón Chido en 2025, mostró la magnitud de esta logística. Con el puerto y el aeropuerto dañados, era casi imposible abastecer la isla.
Sin embargo, la organización improvisó una gran cocina comunitaria y combinó lo que quedaba en los restaurantes locales con insumos importados desde países tan lejanos como Kenia o Francia.
Liz Caselli-Mechael, Vicepresidenta Senior de Comunicaciones, recuerda: “Algunas familias incluso llevaron sus ollas heredadas para cocinar para sus vecinos”. En tres meses, sirvieron más de 1.4 millones de comidas.
El verdadero combustible de esta operación son las alianzas. “Son el alma de nuestras respuestas. Gracias a ellas logramos transporte, despacho aduanal, almacenamiento y distribución. Sin esas alianzas no podríamos responder tan rápido”, afirma Rocchetti.
Además, la organización cuenta con su Chef Corps, una red de más de 500 chefs en todo el mundo que ponen sus conocimientos y contactos locales al servicio de la emergencia.

Hayes explica: “Gracias a nuestros chefs y sus relaciones comunitarias, muchas veces servimos las primeras comidas en cuestión de horas tras un desastre”.
Una lección logística: la urgencia del ahora
Si algo distingue a WCK es su filosofía operativa. “En el inmediato después de un desastre no hay tiempo de esperar a tener toda la información perfecta. El hambre no espera”, concluye Rocchetti.
La "urgencia del ahora" es la brújula que guía sus operaciones: entrar, escuchar a la comunidad, actuar y luego escalar. Una lección que demuestra que, en la logística humanitaria, la rapidez salva vidas tanto como la comida misma.