El sector aeroespacial en México vive una etapa de expansión sostenida que lo ha colocado como uno de los principales polos de manufactura avanzada en América Latina.
Aunque el país aún no produce aeronaves comerciales completas, sí se ha consolidado como un eslabón indispensable en la cadena global de suministro, fabricando y exportando componentes de alta precisión para algunos de los mayores fabricantes de aviones del mundo.
En este escenario, el corredor Tijuana-Mexicali en Baja California ha emergido como el centro neurálgico de esta industria.
Con más de 100 empresas instaladas, capital extranjero en constante crecimiento y una ubicación estratégica que lo conecta directamente con Estados Unidos, el corredor es considerado el ecosistema aeroespacial más importante de México y uno de los más dinámicos en toda América del Norte.
Un ecosistema con más de 100 empresas especializadas
Baja California concentra el 25% de las compañías aeroespaciales que operan en México, cifra que refleja la importancia del estado como polo de atracción para la inversión extranjera.
En particular, el corredor Tijuana-Mexicali reúne más de 100 empresas que abarcan toda la cadena de valor: desde la manufactura de piezas metálicas y compuestas, hasta la producción de arneses eléctricos, trenes de aterrizaje, componentes de turbinas, estructuras de fuselajes, asientos y sistemas electrónicos.
Entre las compañías internacionales con presencia en la región destacan gigantes como Collins Aerospace, Gulfstream, GKN Aerospace, Honeywell y Safran, todas ellas con operaciones clave en el norte del estado.

Estas empresas no solo manufacturan piezas, sino que también realizan actividades de diseño de ingeniería, investigación y pruebas, lo que eleva el nivel de sofisticación tecnológica en la región.
Este ecosistema ha sido posible gracias a un modelo de colaboración en el que participan la iniciativa privada, el gobierno estatal y federal, así como universidades y centros de investigación.
El resultado es un clúster aeroespacial robusto, capaz de competir globalmente y adaptarse a las demandas de las cadenas de suministro más exigentes del mundo.
Competitividad basada en talento y logística
Uno de los principales factores que explican el auge del corredor Tijuana-Mexicali es la formación de talento especializado.
Universidades como la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), el Instituto Tecnológico de Mexicali (ITM) y la Universidad Politécnica de Baja California (UPBC) han desarrollado programas académicos específicos en ingeniería aeronáutica, mecatrónica, materiales compuestos y manufactura avanzada.
Gracias a ello, más del 60% de los trabajadores en el sector tienen un perfil técnico o profesional especializado, lo que permite sostener operaciones de alto nivel tecnológico.
La región también se distingue por su ventaja logística. La cercanía inmediata con California, a través de los cruces fronterizos de Tijuana y Mexicali, facilita la exportación directa hacia Estados Unidos, el mercado aeroespacial más grande del mundo.
Esto reduce costos y tiempos de traslado, otorgando una ventaja competitiva frente a otros países productores.
Además, la infraestructura aeroportuaria —con aeropuertos internacionales en ambas ciudades— y la conectividad terrestre con puertos del Pacífico, como Ensenada y Long Beach, refuerzan la capacidad del corredor para integrarse en las cadenas globales de suministro.
Un ejemplo de esta ventaja logística se refleja en el flujo constante de componentes que viajan desde Tijuana hacia plantas de ensamblaje en California, particularmente en San Diego y Los Ángeles, donde se integran en aeronaves comerciales, ejecutivas y militares.
Esta integración transfronteriza convierte al corredor en un eslabón binacional estratégico.
Crecimiento sostenido y atracción de inversión extranjera
El sector aeroespacial en México ha experimentado un crecimiento promedio anual de entre 10% y 14% en la última década, y Baja California ha sido uno de los principales motores de esta expansión.
Según datos de la Federación Mexicana de la Industria Aeroespacial (FEMIA), la entidad aporta alrededor del 30% de las exportaciones aeroespaciales del país, con ventas internacionales que superan los 2,500 millones de dólares al año.
La Inversión Extranjera Directa (IED) en el corredor Tijuana-Mexicali se estima en más de 1,800 millones de dólares acumulados, provenientes principalmente de Estados Unidos, Canadá, Francia y Reino Unido.
Esta inyección de capital no solo ha permitido la instalación de nuevas plantas, sino también la ampliación de capacidades tecnológicas, el desarrollo de centros de ingeniería y la capacitación de personal altamente calificado.
Además, la cercanía geográfica con California potencia las oportunidades de colaboración. El corredor aeroespacial de Baja California se encuentra a menos de tres horas de distancia del clúster de San Diego, considerado uno de los más innovadores en Norteamérica.

Esta proximidad ha dado lugar a proyectos de transferencia tecnológica, coinversión y desarrollo conjunto de prototipos, lo que eleva el valor agregado de las operaciones en México.
¿Cuáles son los retos y oportunidades hacia el futuro?
Aunque el corredor Tijuana-Mexicali ha logrado un posicionamiento sólido, enfrenta una serie de retos que determinarán su futuro en la próxima década.
Entre ellos se encuentra la necesidad de diversificar su oferta hacia segmentos de mayor complejidad, como el diseño de sistemas completos, la fabricación de drones, la aviación ejecutiva y el desarrollo de soluciones para la movilidad aérea urbana.
Asimismo, el sector deberá invertir en infraestructura energética y digital, ya que la manufactura aeroespacial depende de procesos con un alto consumo eléctrico y de plataformas digitales avanzadas para garantizar la trazabilidad y calidad de los componentes.
Otro reto es asegurar la formación de talento suficiente para sostener la expansión, lo que implica fortalecer la vinculación entre empresas y universidades.
No obstante, las oportunidades son considerables. De acuerdo con la FEMIA, México podría alcanzar exportaciones aeroespaciales por más de 12,000 millones de dólares en 2026, y gran parte de este crecimiento se espera que provenga de Baja California.
El corredor Tijuana-Mexicali, con su ecosistema maduro, su conectividad binacional y su capacidad de innovación, tiene el potencial de convertirse en un hub aeroespacial de clase mundial.