El puerto de Manzanillo, considerado la puerta de entrada más importante del comercio marítimo en México, enfrenta un momento clave en su desarrollo.
Conectado principalmente con Asia, en especial con China, Japón y Corea, este puerto se ha consolidado como un referente en la dinámica logística nacional.
Sin embargo, el crecimiento acelerado de los volúmenes de carga, los cambios en las cadenas globales de suministro y la incertidumbre derivada de tensiones arancelarias internacionales obligan a mirar hacia adelante con una estrategia clara.
En entrevista con The Logistics World, José Antonio Contreras, presidente de la Asociación de Terminales y Operadores de Manzanillo (ASTOM), señaló que los próximos años estarán definidos por dos grandes prioridades: la formación de talento humano especializado y la expansión de la conectividad terrestre y ferroviaria.
Ambos factores, explicó, serán determinantes para que Manzanillo mantenga su liderazgo y continúe siendo un motor de competitividad para México.

La necesidad de mano de obra especializada
El puerto de Manzanillo opera en una ciudad de poco más de 200 mil habitantes. A pesar de su tamaño relativamente pequeño, la demanda de personal en terminales de contenedores, graneles y otros servicios logísticos crece de manera sostenida.
Este fenómeno ha traído consigo un reto complejo: cubrir la necesidad de miles de trabajadores en un entorno que, por su dimensión poblacional, no puede abastecer el ritmo de crecimiento por sí solo.
Contreras destacó que esta situación, aunque desafiante, abre oportunidades para la región. Hace aproximadamente seis meses se puso en marcha un centro de formación especializado, diseñado para preparar a trabajadores en distintos niveles operativos y de gestión.
El objetivo es triple: incrementar la productividad, elevar la profesionalización y reforzar los estándares de seguridad, un aspecto crucial en una industria de alta exigencia.
Además, esta iniciativa busca atraer talento de otras regiones del país, diversificando la oferta laboral y fortaleciendo el tejido económico local.
Conectividad, la gran asignatura pendiente
La infraestructura logística de Manzanillo enfrenta un desfase frente a su crecimiento. En los últimos cinco años, el volumen de importaciones ha aumentado más de 70%, pero las vías de acceso terrestre prácticamente permanecen iguales a las de hace una década.
Esta disparidad genera cuellos de botella en la distribución de mercancías hacia el centro del país, donde se concentra gran parte del consumo y la industria manufacturera.
Actualmente, la carretera que conecta Colima con Guadalajara sigue siendo la principal ruta, lo que limita la eficiencia y la competitividad del puerto.
Para revertir esta situación, se han impulsado proyectos como el nuevo acceso norte, que facilitará la circulación y reducirá congestionamientos.

Sin embargo, ASTOM advierte que es necesario ir más allá, fortaleciendo tanto la red carretera como la ferroviaria. Invertir en conectividad no solo agilizaría las operaciones, también permitiría absorber el crecimiento proyectado y reducir la presión sobre la infraestructura existente.
Un futuro prometedor pero desafiante
Pese a los retos, Contreras mantiene una visión optimista. Subraya que la cooperación entre el sector privado y las autoridades será esencial para mantener el dinamismo del puerto.
La naturaleza estratégica de Manzanillo hace indispensable una sinergia público-privada que permita responder con agilidad a los retos globales y a la vez genere beneficios locales.
“El futuro de Manzanillo es prometedor y positivo”, afirmó. La clave estará en asegurar inversiones que fortalezcan la conectividad y en consolidar una base laboral capacitada, capaz de responder a los requerimientos de una industria cada vez más automatizada, digitalizada y exigente.
De lograrlo, el puerto no solo mantendrá su posición como líder nacional, sino que también se consolidará como un modelo de desarrollo logístico que combine competitividad internacional con impacto económico y social en la región.