Cada 17 de mayo, el Día Mundial del Reciclaje pone sobre la mesa la urgencia de transitar hacia modelos productivos y de consumo más sostenibles.
En ese contexto, la logística —tradicionalmente asociada al flujo lineal de productos desde el origen hasta el consumidor— comienza a desempeñar un rol crucial en la construcción de una economía circular, donde los residuos no se desechan, sino que se reintegran en la cadena de valor.
Desde la gestión eficiente de empaques hasta complejas operaciones de logística inversa, el sector logístico enfrenta hoy el desafío de rediseñar sus procesos para reducir el impacto ambiental sin comprometer la eficiencia.
Y, cada vez más, esta transformación no solo responde a la presión regulatoria o social, sino que se perfila como una verdadera ventaja competitiva.
De la linealidad a la circularidad
El modelo lineal —extraer, producir, consumir, desechar— está cediendo terreno ante esquemas más circulares, que buscan cerrar el ciclo de vida de los materiales mediante la reutilización, el reciclaje o la revalorización.
En este nuevo paradigma, la logística deja de ser únicamente un canal de distribución y se convierte en el sistema nervioso que articula el retorno, la clasificación y el reprocesamiento de productos y residuos.
Conceptos como logística inversa, empaque sostenible, hubs de retorno y trazabilidad circular empiezan a formar parte del lenguaje cotidiano en operadores, empresas de retail, marketplaces y fabricantes.
En América Latina, aunque aún persisten retos en infraestructura, normativas y costos, emergen esfuerzos concretos que apuntan a la transformación del sector.
Uno de los puntos más críticos en esta transición circular es el empaque. En un contexto de crecimiento exponencial del comercio electrónico, la cantidad de cartón, plástico y otros materiales utilizados para proteger los productos representa un reto ambiental de gran escala.

La respuesta del sector ha sido múltiple: reducir el gramaje de cajas y bolsas, eliminar embalajes secundarios innecesarios, reemplazar materiales por otros reciclables o reutilizables, y automatizar el empaquetado para usar solo lo estrictamente necesario.
Además, la certificación de insumos (como FSC para cartón) y el uso de contenido reciclado en la fabricación se han vuelto cada vez más comunes entre los grandes jugadores logísticos y del retail.
La logística inversa toma protagonismo
Otro pilar de la logística circular es la recuperación de productos o materiales posconsumo. Ya sea por devoluciones de e-commerce, productos defectuosos, residuos electrónicos o embalajes reutilizables, la logística inversa permite reinsertar valor en la cadena, reducir desechos y disminuir la presión sobre recursos vírgenes.
Sin embargo, su implementación conlleva importantes desafíos operativos: rutas de retorno, puntos de acopio, coordinación con recicladores y sistemas de trazabilidad adecuados.
En México y la región, aún hay amplio margen de mejora en cuanto a cobertura, eficiencia y escalabilidad de estos sistemas.
Caso: Mercado Libre y el reciclaje en sus operaciones logísticas
Un ejemplo reciente que ilustra cómo el sector puede integrar prácticas de circularidad a gran escala es el de Mercado Libre. En el marco del Día Mundial del Reciclaje, la compañía anunció que durante 2024 recicló más de 27,900 toneladas de materiales en México, el doble de lo alcanzado en 2023.
Los materiales reciclados incluyen cartón, plásticos, madera y residuos orgánicos provenientes de sus centros de distribución.
En términos de empaques, todas las cajas que utiliza en el país están fabricadas con cartón 100% reciclable y contienen al menos 50% de material reciclado. Las bolsas de envío, por su parte, integran un 55% de plástico reciclado.
Además, se ha reducido un 20% el gramaje de sus materiales de embalaje, sin afectar su resistencia.

La automatización también juega un rol clave: máquinas inteligentes determinan el tamaño óptimo de los empaques para cada pedido, evitando el uso innecesario de materiales. Incluso algunos envíos se realizan sin embalaje adicional, reduciendo así el volumen de residuos generados.
Más allá de sus procesos internos, la empresa busca sensibilizar a sus usuarios mediante etiquetas informativas y contenido educativo en sus plataformas.
También impulsa un programa de logística inversa para recuperar productos devueltos y reinsertarlos en la cadena de valor a través del reciclaje o la donación.
Este conjunto de iniciativas forma parte de una estrategia de sostenibilidad más amplia, basada en los principios de reducir, reemplazar y reciclar, en línea con su visión de triple impacto: económico, social y ambiental.