La política arancelaria de Estados Unidos y la guerra comercial que mantiene con China ha puesto a México en la mira de empresas globales que buscan mantenerse competitivas en el nuevo tablero internacional de la producción y el suministro.
Al interior del país, la competencia en el sector público y el privado por atraer las inversiones nacionales y extranjeras, no es menor. Es el caso del Mazatlán Logistics Center (MLC), un proyecto ubicado en la ciudad portuaria de Sinaloa, que quiere aprovechar su ubicación y conectividad para atraer empresas de industria ligera y, en especial, de logística.
Gran parte del dinamismo económico de Mazatlán descansa en el turismo, los servicios y una comunidad flotante de estadounidenses y canadienses que pasan parte del año en sus costas. Hoy esa ciudad tiene un desafío distinto: capitalizar la infraestructura carretera y su puerto para integrarse de lleno a la red industrial del noroeste del país.
La conectividad que cambió el rumbo
La expansión inmobiliaria derivada del crecimiento poblacional -hoteles, desarrollos residenciales y rentas vacacionales- ha transformado el paisaje urbano y elevado la presión sobre los servicios y la movilidad.

En paralelo, las nuevas inversiones industriales se perfilan como un contrapeso a esa dependencia turística y un camino para aprovechar la posición estratégica de Mazatlán dentro del Corredor Económico del Norte.
Sin duda, uno de los detonadores de esta transformación ha sido la carretera Mazatlán-Durango. Desde su apertura hace más de diez años, redujo el trayecto entre ambas ciudades de cinco a 2.5 horas, lo que impulsó el turismo y el comercio.
Víctor Humarán, responsable del área Comercial y del Proyecto del MLC, estima que el impacto ha sido tal que esta vía que conecta el Pacífico con el norte del país es responsable de 80% del movimiento de mercancías y de personas hacia la ciudad.

Esa ventaja fue determinante para que Grupo ARHE desarrollara este espacio concebido como un polo industrial para empresas manufactureras y logísticas que buscan reubicarse en la periferia mazatleca, descongestionar sus operaciones y optimizar sus cadenas de suministro.
Y es que algunas empresas ven en la población de Mazatlán una masa crítica que incentiva a la relocalización de sus almacenes y centros de distribución con miras a reducir costos, agilizar entregas y atender el boom del e-commerce:
“Muchas empresas se están ubicando en lugares con ejes carreteros que te permitan desplazar de norte a sur y de este a oeste”, afirma en entrevista con The Logistics World.
El puerto de Mazatlán le sienta bien
El complejo está ubicado en un polígono industrial a la altura del kilómetro 10.7 de la autopista Mazatlán-Culiacán. De acuerdo con Humarán, el MLC aprovecha la conexión que le dan las carreteras Mazatlán-Matamoros y la México-Nogales para hacer negocios con Durango, Torreón, Saltillo, Monterrey, Chihuahua o El Paso y Laredo-Nuevo Laredo, por mencionar algunas.
El plus es la conectividad que tiene con Asia a través del puerto de altura, que además de recibir cruceros, es el paso de carga contenerizada, suelta y -desde años recientes- de vehículos importados de China, principalmente.
El proyecto del MLC data de 2015 pero fue postergado por diversas razones. Se reactivó en 2021 y a mediados de octubre se inauguró una primera fase que consta de 81 lotes distribuidos en 80.7 hectáreas. En total, considera 197 hectáreas en 274 lotes industriales urbanizados. La segunda etapa está prevista para mediados de 2026.
Un entorno de alta fertilidad
Sinaloa no ha sido tradicionalmente un estado de vocación industrial. Su desarrollo se ha concentrado en Culiacán, donde existen menos de 10 parques industriales. El MLC se perfila como uno de los pocos polos con potencial de expansión, complementando al antiguo Parque Industrial Mazatlán, construido hace más de dos décadas por el Fondo de Infraestructura para el Desarrollo Industrial (Foinfra).
Ese otro parque, situado a 17 km del puerto y a 3 km del aeropuerto rumbo a Tepic, ya muestra señales de saturación. Para Humarán “ya cumplió su función y empieza a quedar corto”.
La falta de espacios industriales ha limitado por años la instalación de empresas de manufactura y distribución en la zona. De ahí que la creación del MLC responda a una necesidad más profunda: ofrecer infraestructura moderna para la transformación, almacenamiento y transporte de bienes.
Un hogar para la logística
El Mazatlán Logistics Center fue concebido como un parque logístico-industrial diseñado para empresas dedicadas al almacenamiento y la distribución de última milla o intercontinental, con el puerto como eje de conexión hacia Asia, Sudamérica y Norteamérica.
Entre sus primeros inquilinos de este corte es la sinaloense PaqueteExpress, una de las principales compañías del sector logístico a nivel nacional que ha contribuido a atraer nuevos jugadores al desarrollo.

"Le estamos apostando a que otras empresas de logística también se quieran relocalizar. De transporte, de distribución y almacenadoras. Tenemos de todo un poco, empresas de manufactura y de distribución", señala el directivo.
La apuesta no se limita a la logística pura. También contempla la llegada de industria ligera, como alimentos y bienes de consumo, sectores que demandan infraestructura con acceso a energía y servicios, pero sin los requerimientos intensivos de una armadora automotriz. En caso de que empresas de nivel triple o doble A se interesen en instalarse, el desarrollo podría adaptar su lotificación para satisfacer sus necesidades.
Los primeros ocupantes
En su primera etapa, el MLC alberga 28 empresas de sectores como vidrio y aluminio, iluminación, manufactura de acero inoxidable, distribución de bebidas, cortes de carne premium, productos del mar y cadenas refrigeradas. También se han instalado compañías de textiles y equipamiento eléctrico de mediana y alta tensión.
“Son empresas que por un tema logístico les conviene más distribuir, recibir o desde aquí exportar”, explica el directivo.

El parque tiene gas natural, una ventaja poco común en el noroeste del país, y con un Recinto Fiscalizado Estratégico (RFE), figura que le permitirá ofrecer beneficios aduaneros a sus inquilinos. Hasta ahora, más del 90% de las empresas que se han instalado son de capital nacional, aunque varias mantienen vínculos internacionales.
“Son empresas de la región noreste que tienen tiempo buscando dónde relocalizarse o establecer una operación logística o de manufactura en Mazatlán”, afirma Humarán.
El dinamismo agroindustrial también empieza a sentirse. La puesta en marcha del distrito de riego de la presa Picachos, entregado por el gobierno federal, ha impulsado la producción agrícola en el sur de Sinaloa y ha despertado interés entre compañías dedicadas al procesamiento y exportación de alimentos.
Esto ha motivado la llegada de productores de Culiacán, Guasave y Los Mochis que buscan aprovechar la nueva infraestructura para cultivar, transformar y exportar, además de empresas que antes importaban por Manzanillo y que ahora lo hacen por Mazatlán.
“Siete de cada diez empresas que llegaron dijeron que era para operación propia y que lo que buscan es un crecimiento sostenido en un lugar que les brinde seguridad”, sostiene.
Un recinto para la relocalización
El Recinto Fiscalizado Estratégico es uno de los principales atractivos del MLC. Esta figura permite a las empresas importadoras exentar el pago de impuestos hasta por 24 meses sobre los bienes que introducen, siempre que no sean incorporados al mercado nacional.
El recinto abarca actualmente 6.7 hectáreas, con posibilidad de expandirse hasta 23 hectáreas, y su impacto va más allá de los beneficios fiscales: ofrece flexibilidad para planear mejor los flujos logísticos y reducir costos operativos, factores críticos en el contexto actual de incertidumbre global.
“Es una gran ventaja competitiva porque ayuda a planear mejor los flujos”, explica Humarán, quien confía en que pronto se concrete la llegada de una empresa internacional al MLC.
Seguridad y visión regional
La seguridad continúa siendo uno de los principales retos para atraer inversión. Algunos puntos de Sinaloa mantienen condiciones complejas debido a la presencia del crimen organizado.
Humarán reconoce que este factor ha desacelerado la economía estatal, aunque confía en que Mazatlán cuenta con fortalezas suficientes para sortear la coyuntura.
El proyecto del MLC, asegura, tiene un impacto que trasciende la escala local, al integrarse en un esfuerzo por reactivar el Corredor Económico del Norte, una iniciativa lanzada hace más de una década para conectar siete estados mediante una red de ejes carreteros y el emblemático puente Baluarte.
“La idea es poder movernos desde la costa del Pacífico hasta la frontera de Estados Unidos y llegar a las costas del Golfo. Estamos retomando la memoria y poniendo a Mazatlán en el lugar que le corresponde dentro del corredor económico del norte, para que quien quiera entrar, importar y exportar lo haga por Mazatlán”, concluye.












