La derivación de la inteligencia de información, su gestión de datos y la aplicación de modelos estructurados en una aplicación ágil, flexible y en tiempo real, hoy día denominada inteligencia artificial, solo fue cuestión de tiempo.
El uso de tan poderosa herramienta introduce en todo el quehacer humano, la ventaja de utilizar el recurso más valioso: el tiempo. En la medida que la inteligencia artificial ubique espacios de aplicación, quién puede dudar que mejorará procesos y actividades.
Sin embargo, aún queda un campo de desarrollo muy grande que recorrer.
Ahora bien, dicho camino dentro de la gestión de la cadena de abastecimiento requiere, ante todo, la comprensión del flujo de actividades que la integran. Si bien la inteligencia artificial potencia aspectos clave como la planificación de la demanda, la optimización en el uso de recursos de almacenamiento y el aporte informativo para la adquisición de bienes o contratación de servicios, la dinámica de las cadena internas y externas son muy variadas.
Por ejemplo, una cadena de suministro para partes y refacciones automotrices maneja tiempos, cantidades y fuentes de suministro particulares, asociadas a convenios multilaterales, medidas de protección comerciales y hasta políticas de estado.
En cambio, una cadena de abastecimiento establecida para licores de calidad premium, se enfoca en diseños, elementos de percepción valórica particulares y tiempos de entrega acordes con exigencias muy bien definidas. Y qué decir de aquella relacionada con el sector de la salud, donde el bienestar del paciente se encuentra en la cúspide del agregado de valor.
Como vemos, el primer paso para aprovechar a la inteligencia artificial en la gestión de las cadenas de abastecimiento es conocer a profundidad a las mismas y comprender cómo la inteligencia artificial se puede emplear según la actividad dentro del flujo logístico que necesitamos optimizar.
En este sentido sugerimos seguir tres pasos iniciales.
Primero: Establecer cómo es nuestra cadena, el producto o servicio que suministra y el alcance de su operación
La inteligencia artificial se nutre de los datos que puede obtener. Con ellos simula la situación que deseamos indagar y sugiere alternativas. La calidad de los datos que sean empleados definirá los escenarios o alternativas a ser presentadas.
Ante ello lo primero que se ha de realizar es una determinación del estado de la cadena de abastecimiento. Aquí surge una pregunta trascendental ¿con cuál herramienta realizaremos la indagación y que refleje el verdadero estado de la cadena?
La respuesta es sencilla y paradójicamente compleja. La sencillez se deriva sobre quienes han de participar en la indagatoria, los cuales son los propietarios directos de actividades y procesos integrados en la logística del flujo operacional de la cadena.
Pero la segunda parte, con cuál o cuáles herramientas hacerlo, ya es algo que requiere un análisis más profundo. En este punto la disponibilidad de acceso o captura de datos se convierte en la base soporte. Si se posee una infraestructura tecnológica fuerte, adicional a una sistematicidad protocolar con pautas de registro, los resultados iniciales convalidarán muchos escenarios y allí la inteligencia artificial hará su “magia”.
Segundo: escoger la mejor opción de inteligencia artificial
Una vez establecido el estado de la logística de la cadena, entonces se hace necesario escoger la mejor alternativa tecnológica que nos permita plantear los escenarios de solución al problema evidenciado.
La grandísima ventaja que nos otorga la inteligencia artificial es que dichos escenarios pueden ser tan apegados a la realidad que prácticamente nos permitirá escoger no una, sino varias alternativas. El cómo podamos emplear la mejor opción se sustentaría en la adición de un elemento clave: el conocimiento experto de quienes son los propietarios del proceso.
Bien sea este asociado al abastecimiento, la administración del inventario, la gestión de la distribución, el planeamiento de la demanda o el servicio al cliente.
Tercero: implementación y seguimiento de las soluciones escogidas
Aunque pareciera ser el paso obvio, ello no puede ser asumido de forma ligera. Es indispensable el diseño de una hoja de ruta que permita ejecutar la opción escogida, y adicional, las alternativas que se hubieren considerado como medidas de contención.
¿La razón? La realidad de los procesos no es una sola, y aun cuando los propietarios de los mismos hayan participado activamente en la escogencia de las acciones de mejora, se pueden presentar algunos baches en el camino.
Por ello la mejor forma de garantizar un avance correcto, es haciendo un seguimiento preestablecido. Éste se ha de soportar en indicadores de resultados determinados y particulares, es decir, que apoyen directamente la ejecución asumida como la oficial.
De esta forma los resultados irán convalidando aciertos, corrigiendo desviaciones, descartando elementos sin aporte o redireccionando objetivos.
El uso de la inteligencia artificial es una experiencia de aportes extraordinarios, pero siempre debe estar convalidado su uso con el conocimiento experto. Y éste yace en las personas que integran el flujo de actividades en la cadena de suministro.
No es un cliché de apoyo a los actores humanos, sino que establece el rol que cada uno cumple en la gestión de la logística asociada a la cadena de abastecimiento.
En la medida que empleemos más inteligencia artificial podremos especializarnos más en toma de decisiones, ajustando nuestra logística, haciendo más responsiva, ágil y flexible. En otras palabras, competitiva.