Cada septiembre, el tequila se convierte en protagonista de las fiestas patrias mexicanas. En las celebraciones del 15 y 16 de septiembre, es la bebida que acompaña brindis familiares, reuniones sociales y festivales, reforzando su papel como símbolo de identidad nacional.
Pero el tequila no solo es tradición: también es un producto con denominación de origen que está protegido en más de 40 países y regulado por el Consejo Regulador del Tequila (CRT).
Su prestigio internacional lo coloca en la misma categoría que otras bebidas emblemáticas del mundo, como el whisky escocés o el champagne francés.
Esta dualidad, entre cultura y negocio, lo convierte en una pieza clave de la economía mexicana.
El consumo interno y su peso en las fiestas patrias
México es el primer consumidor mundial de tequila y su mercado interno está en expansión.
De acuerdo con Statista, en 2025 los ingresos por ventas en puntos de venta minorista —supermercados, tiendas y plataformas digitales— superarán los USD 9.1 mil millones, mientras que el consumo en bares, restaurantes y hoteles aportará otros USD 1.19 mil millones.
En total, se espera que la derrama económica alcance los USD 10.29 mil millones en el año.

El volumen consumido también es considerable: se estima que en 2025 rondará los 260 millones de litros, cifra que refleja la fuerza del mercado local.
En el contexto de las fiestas patrias, este consumo adquiere un matiz especial, ya que septiembre se convierte en una de las temporadas de mayor venta del año.
Las cadenas de retail reportan un incremento en la demanda, y la industria de la hospitalidad registra al tequila como uno de los destilados más solicitados para coctelería y celebraciones.
Aunque la cerveza domina en volumen, el tequila ha ganado terreno frente a otras bebidas como el mezcal, consolidándose como el destilado que mejor representa el orgullo nacional.
Este comportamiento fortalece la posición del tequila en la economía interna y garantiza que cada septiembre se reactive la cadena de valor que involucra a productores, distribuidores, minoristas y servicios.
Exportaciones: el tequila en el mapa global
El tequila no solo es un fenómeno mexicano: es también un producto de exportación estratégica. En 2022, las ventas al exterior crecieron un 4.8 %, lo que convirtió al tequila en el principal destilado exportado de México.
Estados Unidos concentra más del 85 % del volumen, con más de 22 millones de cajas anuales, seguido por mercados como España, Alemania, Reino Unido y Japón.
Aunque estos representan porcentajes menores —alrededor del 2 % cada uno—, son relevantes para diversificar el destino del producto.
De acuerdo con Tridge, el valor global de las exportaciones ronda los USD 331 millones, de los cuales México aporta casi la mitad.
Esta fuerza logística depende de una cadena compleja que inicia en los campos de agave en Jalisco y otros estados autorizados, pasa por procesos de certificación y control de calidad, y culmina en el transporte terrestre y marítimo hacia los principales mercados internacionales.

Cada botella de tequila que llega al extranjero lleva consigo un estricto control de denominación de origen y un reto logístico que garantiza su autenticidad.
Retos logísticos y coyunturales en el secto
El panorama actual del tequila no está exento de desafíos. La producción récord registrada en 2023 —599 millones de litros— generó un exceso de inventarios de más de 525 millones de litros, fenómeno que algunos especialistas han denominado “el lago de tequila”.
Este superávit ha presionado a la baja el precio del agave, que cayó de aproximadamente 30 pesos por kilo a apenas 2 pesos, afectando a miles de pequeños productores.
Al mismo tiempo, la demanda en Estados Unidos, principal destino, ha comenzado a mostrar signos de enfriamiento. Según el Financial Times, en los primeros siete meses de 2024 el consumo de destilados cayó un 3 %, y en el caso del tequila el retroceso fue del 1.1 %.
Este ajuste ha tenido un impacto directo en las exportaciones y plantea un riesgo para la estabilidad de la industria.
Otro factor a considerar es el entorno comercial. La posibilidad de que Estados Unidos imponga un arancel de hasta 25 % a las importaciones mexicanas representaría un golpe severo para el sector, que depende en gran medida de ese mercado.

Este escenario obliga a los exportadores a buscar estrategias de diversificación, ya sea abriendo nuevos mercados en Europa y Asia o apostando por categorías diferenciadas que resistan mejor la presión de precios.
Perspectivas de la industria y tendencias de consumo
Pese a los retos, las proyecciones para el tequila siguen siendo positivas. El mercado mexicano alcanzó USD 2,482 millones en 2024 y se espera que llegue a USD 4,277 millones para 2030, con un crecimiento anual compuesto cercano al 9.5 %.
Otras estimaciones incluso sitúan el valor en USD 12.9 mil millones hacia 2033, reflejando la fortaleza del sector.
Las tendencias de consumo muestran una clara premiumización: los consumidores más jóvenes buscan tequilas artesanales, 100% agave, con procesos de producción sostenibles o certificaciones orgánicas.
También se observa un auge en las presentaciones listas para beber (RTD), que facilitan su consumo en cocteles y son populares en mercados internacionales.
El turismo es otro aliado estratégico. La llegada de la Guía Michelin a México en 2024 impulsó la visibilidad de restaurantes y bares de alta gama, donde el tequila premium tiene un papel estelar en maridajes y experiencias gastronómicas.

En paralelo, las exportaciones de categorías ultra premium ayudan a que México no solo sea visto como un productor masivo de tequila, sino también como un referente en destilados de lujo.
Conclusión: tequila, cultura y logística en movimiento
El tequila es más que una bebida tradicional en las fiestas patrias. Es un producto que moviliza economías locales, activa cadenas logísticas complejas y proyecta la cultura mexicana a nivel global.
En septiembre, cada brindis es también un recordatorio de que detrás de una botella hay agricultores, industrias, transportistas y exportadores que sostienen una cadena de valor reconocida mundialmente.
A pesar de los retos de sobreoferta y volatilidad en la demanda, el tequila mantiene una posición privilegiada como uno de los motores culturales y económicos de México.
En un mercado internacional cada vez más competitivo, su éxito dependerá de la capacidad de innovar, diversificar y fortalecer la logística que lo conecta con el mundo.