Del 12 al 19 de agosto se celebrará en México el Hot Fashion 2025, una iniciativa organizada por la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO) que busca promover las compras digitales en las categorías de moda, calzado, accesorios, cuidado personal y belleza.
Más allá de ser una campaña de descuentos, este evento se ha consolidado como un termómetro de las preferencias de consumo y de la evolución de las capacidades logísticas detrás del comercio electrónico de moda en el país.
La moda y la belleza no solo son segmentos con fuerte presencia digital; también representan algunos de los mercados con mayor dinamismo, crecimiento y nivel de sofisticación en términos de logística, experiencia del cliente y adopción tecnológica.
Según el estudio más reciente de la AMVO, el 66% de las personas interesadas en comprar durante el Hot Fashion 2025 tienen una motivación clara: aprovechar promociones exclusivas en línea.
Pero esta intención de compra no nace del impulso, sino de una evolución en la confianza hacia el canal digital y, sobre todo, de mejoras notables en las promesas de entrega y la experiencia postventa.
Moda y belleza, motores del crecimiento digital
En México, la categoría de moda ocupa el primer lugar entre las más compradas en línea, con el 58% de las personas usuarias de e-commerce adquiriendo ropa, calzado o accesorios en los últimos 12 meses.
El segmento de cuidado personal y belleza también destaca, alcanzando una participación del 47%, lo que lo posiciona como uno de los rubros con mayor fidelidad y repetición de compra. Estos datos reflejan no solo una preferencia por el canal digital, sino también una mayor expectativa sobre la experiencia integral de compra, desde la navegación hasta la entrega.
Este crecimiento ha estado acompañado por una transformación significativa en la operación logística de los retailers.
Las empresas del sector han apostado por la consolidación de redes de última milla, centros de distribución urbanos y modelos de entrega express, respondiendo a una demanda que exige inmediatez sin perder personalización.

De lo digital a lo físico: omnicanalidad como estándar
El e-commerce de moda y belleza en México ya no se piensa exclusivamente en línea. De acuerdo con la AMVO, el 6 de cada 10 compradores prefieren experiencias omnicanal, es decir, desean tener la posibilidad de ver, probar o recoger sus productos en tienda física, al mismo tiempo que exploran, comparan y pagan en plataformas digitales.
Esta coexistencia entre canales obliga a las marcas a integrar sus inventarios, procesos de devolución y esquemas de entrega en una sola plataforma logística, fluida y adaptable.
Empresas como Sephora, Nike, H&M, Mercado Libre o Shein han incorporado estrategias de pick-up in store, lockers inteligentes, probadores virtuales, apps con geolocalización y modelos de compra asistida como parte de sus operaciones en México, logrando que la experiencia del cliente no termine en el clic de compra, sino que se prolongue hasta el momento de la entrega e incluso más allá.

Tecnología e hiperpersonalización: la nueva frontera logística
En un mercado donde la fidelidad es volátil y la diferenciación es clave, las marcas han apostado por tecnologías de hiperpersonalización, especialmente en las categorías de moda y belleza.
Gracias a la analítica predictiva, el aprendizaje automático y los motores de recomendación, los retailers ahora pueden anticipar preferencias de estilo, tono de piel, talla o necesidades estéticas específicas, y con ello ofrecer ofertas, mensajes y productos completamente alineados al perfil individual de cada usuario.
Entre las principales innovaciones que están transformando esta experiencia figuran:
- Probadores virtuales con realidad aumentada (RA): permiten que los consumidores visualicen cómo lucen prendas o cosméticos antes de comprarlos, mejorando la conversión y reduciendo devoluciones.
- Análisis de datos biométricos y de comportamiento: mediante cámaras o sensores en tienda y algoritmos en apps, se personalizan recomendaciones basadas en movimientos, hábitos de compra o incluso expresión facial.
- Motores de recomendación basados en IA: ajustan catálogos, promociones y contenidos visuales en tiempo real para cada visitante digital, maximizando la relevancia del producto.
- Algoritmos de predicción de tallas: cruzan datos históricos y características del cuerpo para sugerir la talla correcta con alta precisión, optimizando la logística de devolución.
- Customización bajo demanda: tecnologías de impresión, bordado o mezcla de fórmulas que permiten fabricar productos únicos (como tenis, labiales o perfumes) bajo pedido, con soporte logístico adaptado.
- Microfulfillment inteligente: sistemas que permiten preparar pedidos personalizados desde centros logísticos urbanos o tiendas físicas, reduciendo tiempos y aumentando la precisión.
- Marketing omnicanal automatizado: que sincroniza mensajes y promociones según la etapa del viaje del cliente, el canal que utiliza y su historial de consumo.

Estas herramientas no solo enriquecen la experiencia del consumidor, sino que imponen nuevos desafíos para la logística de última milla, el control de inventario dinámico y la eficiencia operativa, lo que ha llevado a las empresas del sector a evolucionar rápidamente sus capacidades tecnológicas y logísticas en conjunto.
El crecimiento del e-commerce en moda y belleza no está exento de retos. La gestión de devoluciones, el control de inventario en tiempo real, la trazabilidad del paquete y la sostenibilidad del empaque son algunos de los aspectos que aún generan fricción.
No obstante, la industria ha sabido responder mediante la automatización de almacenes, el uso de IA en la gestión de demanda y el impulso a centros logísticos más cercanos al consumidor final, estrategias que continúan madurando en México.
En eventos como el Hot Fashion 2025 se materializa esta evolución: no solo se ofrecen descuentos, sino que se pone a prueba toda la cadena logística, la experiencia del cliente y la capacidad de adaptación tecnológica de un sector que está redefiniendo la manera en que compramos, nos cuidamos y nos vestimos.