Drones que transportan paquetes fríos para conservar la solución anticovid a una temperatura ideal, contenedores ultra fríos y experimentos con hielo seco son solo algunas de las ideas que ha desarrollado la humanidad para resolver los problemas de transporte de la vacuna contra el Covid-19, en una carrera contrarreloj que se ha prolongado más de la cuenta.
Sin embargo, resulta peculiar que en la era de los súper adelantos tecnológicos, los viajes a Marte y hasta intenciones de colonizar la luna, haya métodos ancestrales que pueden resolver tareas específicas, mismos que los científicos están estudiando para resolver ciertas problemáticas actuales.
Los investigadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT), por ejemplo, han centrado su atención en la forma en que los animales logran adaptarse a entornos cada vez más complejos.
En específico, pusieron sus ojos en los camellos, pues estos mamíferos son capaces de recorrer grandes distancias bajo el sol y el calor de los desiertos.
La piel del camello como base para la distribución de productos frescos
Según un estudio divulgado por ese centro científico, los resultados de dichas investigaciones pueden ser más útiles que nunca, sobre todo por la necesidad de preservar la vacuna de Pfizer/BioNtech contra el Covid-19 a temperaturas por debajo de los 80 grados.
La intención del estudio de la piel de esos animales es desarrollar sistemas de refrigeración que puedan ayudar a mantener frías algunas sustancias fundamentales como los medicamentos.
Desde luego, esa sería su utilidad en un futuro inmediato, pero la mira también está puesta sobre el traslado de productos frescos en ambientes calurosos sin la necesidad de un suministro eléctrico.
Al parecer, la clave se encuentra en el pelo del camello, que le permite reducir la pérdida de humedad y proporcionar un efecto refrescante.
El documento detalla que "un camello afeitado pierde un 50% más de humedad que uno con pelo, bajo las mismas condiciones ambientales”.
¿Cómo replicó el MIT las bondades de la piel del camello?
Los expertos del MIT crearon un sistema de dos capas en su intento por replicar el funcionamiento de la piel del camello.
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La primera capa está compuesta por las glándulas sudoríparas del camello. Está hecha con un hidrogel de una consistencia gelatinosa que es prácticamente agua.
Una matriz de material esponjoso concentra dicho gel, de manera que el agua puede evaporarse con facilidad.
La otra capa es la que funciona como sistema de refrigeración. En ésta, una base de aerogel funciona como la piel del camello, manteniendo fuera el calor extremo.
El costo de este sistema de refrigeración
El hidrogel no es un material novedoso, de hecho, desde hace varios años su uso está de moda. Pero no ha sido lo suficientemente explorado como para abrir las puertas a nuevas vías de distribución.
Además de mantener vacunas y medicamentos a temperaturas frías, es posible crear sistemas de refrigeración con ese material y así preservar envases de comida frescos.
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El problema con este sistema desarrollado por el MIT es que no es económico. Aunque los materiales que se utilizan para el diseño de las dos capas no son de costos elevados, la fabricación de las mismas implica un proceso complejo y caro.
Ya se desarrollan procesos de fabricación
Sin embargo, ya hay una base sobre la cual trabajar, y tal como ocurre con los adelantos tecnológicos, no faltará quienes decidan arriesgarse a invertir en la investigación para dar con nuevos procesos de fabricación que abaraten los costos.
El mismo MIT señaló que ya hay compañías desarrollando procesos de manufactura que involucran a los materiales de aislamiento de ventanas, el mismo sistema que se utiliza para las llamadas “ventanas líquidas”.
Si el resultado es positivo, no será raro en unos años más encontrar estos sistemas de refrigeración a precios accesibles o, al menos, competitivos.
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