En el segundo trimestre de 2025, la industria mexicana de autopartes enfrentó un fenómeno logístico que alteró sus ciclos de abastecimiento: los inventarios previstos para ese periodo se agotaron prematuramente debido a compras anticipadas realizadas en el primer trimestre. Esta dinámica, descrita por Gabriel Padilla Maya, director general de la Industria Nacional de Autopartes (INA), como en “efecto W”, refleja la creciente volatilidad en la planeación de inventarios provocada por la incertidumbre arancelaria entre México y Estados Unidos.
Inventarios como termómetro económico
La declaración fue emitida durante la conferencia de prensa de Meximold 2025, donde Padilla abordó los desafíos logísticos que enfrenta el sector en un contexto de tensiones comerciales, revisión del T-MEC y redefinición de reglas de origen. “La industria automotriz ha absorbido los costos derivados de los nuevos aranceles, pero esta absorción no es sostenible más allá de cinco o seis meses. Si se trasladan al consumidor final, podríamos ver una caída en la demanda que afectaría directamente la producción y los inventarios”, advirtió el directivo.
La gestión de inventarios en la industria de autopartes ha dejado de ser una operación técnica para convertirse en un indicador estratégico de riesgo. El modelo Just in Time (JIT), ampliamente adoptado en la manufactura automotriz de Norteamérica, se encuentra bajo presión. La imposición de un arancel de 50% por parte de Estados Unidos a autopartes mexicanas de acero y aluminio ha encarecido los costos logísticos y amenaza con desestabilizar el flujo continuo de componentes.
Según datos de la INA, este arancel representa un impacto económico de 6,289 millones de dólares (mdd) para 2025, afectando especialmente a componentes como chasises, sistemas de frenos y estructuras electrónicas. “La industria está operando como un observatorio diario de lo que sucede en la economía estadounidense. Cualquier variación en la demanda allá se refleja casi de inmediato en nuestros niveles de producción y exportación”, explicó Padilla.
Este fenómeno ha obligado a las empresas a operar bajo esquemas de observación diaria del mercado, especialmente del desempeño económico estadounidense, principal destino del 87% de las exportaciones de autopartes mexicanas.
Pronóstico de inventarios: otoño-invierno 2025
El panorama para el cierre de 2025 es de cautela. Aunque la INA proyecta una producción total de autopartes por 127,500 millones de dólares, el crecimiento será marginal, con un avance estimado de apenas 1% respecto a 2024. La desaceleración se atribuye al freno en nuevas inversiones y a la espera de definiciones sobre el contenido regional exigido por el T-MEC.
Padilla, presidente de la INA, reconoció que: “Los proyectos que estaban listos hasta febrero siguen en marcha, pero los nuevos están en modo wait and see”. Esta pausa ha comenzado a reflejarse en la cadena de suministro: proveedores Tier 1 y Tier 2 han pospuesto la ampliación de líneas, y estados como Guanajuato y Coahuila han ajustado sus expectativas de empleo vinculado al sector.
Expectativas hacia 2026
De cara a 2026, la industria automotriz mexicana visualiza un entorno de transformación positiva, aunque retador. Daniel Hernández, presidente de la Red Nacional de Clústeres de la Industria Automotriz, ha comentado ante diversos medios de comunicación que, si bien varias empresas están en un periodo de supervivencia en 2025, no obstante, visualizan mejores números a partir de 2026.
La revisión del T-MEC prevista para ese año será clave. Se espera que las nuevas reglas de origen incluyan componentes de electromovilidad, como baterías y semiconductores, lo que podría consolidar la integración regional y abrir nuevas oportunidades de exportación. En este contexto, la gestión de inventarios deberá adaptarse a ciclos más largos de planeación, mayor digitalización y colaboración estrecha entre fabricantes, proveedores y autoridades.
Tiempo de ajustes
La industria mexicana de autopartes se encuentra en una fase de ajuste logístico profundo. Los inventarios, tradicionalmente gestionados bajo modelos de eficiencia operativa, hoy se comportan como indicadores de riesgo económico y comercial. Como lo expresó Gabriel Padilla en Meximold 2025: “La incertidumbre siempre va a estar presente, pero lo que más nos preocupa es cómo se va a deslumbrar el efecto de los aranceles en el mercado interno de Estados Unidos”.
Para los profesionales de supply chain, este escenario exige una lectura fina del entorno, capacidad de adaptación y una visión estratégica que trascienda el corto plazo. Porque los inventarios no solo almacenan piezas: almacenan decisiones.