El Nearshoring en México ha redefinido las prioridades de desarrolladores industriales y operadores logísticos; pero mientras los reflectores suelen concentrarse en estados del norte, la dinámica real del consumo y la distribución ha colocado a la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) como un polo que irradia inversiones hacia entidades vecinas.
Es el caso de Hidalgo. Su cercanía con el mayor mercado de consumo del país, sumada a rentas accesibles y creciente conectividad, lo han posicionado como un territorio a observar por empresas que buscan instalar naves industriales, Centros de Distribución y operaciones de logística regional.
Al menos esa es la lectura de Justino Moreno, Head of Accumin Intelligence México. Plantea que la puesta en marcha del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) ha generado un bajo impacto en la expansión industrial de la entidad. Otros municipios, en cambio, mantienen un dinamismo moderado en cuanto a la demanda de espacios para actividades productivas.
“Cuando se inauguró (el AIFA) se vio un crecimiento importante en cuanto al desarrollo de naves industriales para CeDis”, reforzando la promesa de hacer de Hidalgo una extensión natural de servicios logísticos para el centro del país.
Hacia el lado oeste del estado está la parte de Tula, hogar de la refinería Miguel Hidalgo, colindante con el Estado de México y de Centros de Distribución como el de Liverpool en Jilotepec. Además, dice, tiene una conectividad directa con Puebla a través del Arco Norte, un eje de 223 km que bordea la ZMVM y articula corredores logísticos de alto volumen.
Municipios que trazan el nuevo mapa industrial hidalguense
El análisis de Moreno resalta matices entre municipios que responden a vocaciones productivas y ritmos de urbanización. Pachuca destaca en la expansión gracias a su infraestructura y a un crecimiento poblacional que empuja la demanda de última milla como la creación de espacios para distribución de bienes.
“La Zona Metropolitana de Pachuca ha recibido mayor sinergia”, en contraste con Tulancingo, que a pesar de ubicarse a una distancia similar que Pachuca respecto a la Ciudad de México, avanza con una velocidad menor. No obstante, tiene un alto potencial para detonar actividades como la agroindustria y procesos especializados.
En la zona de Tula-Atitalaquia, la presencia de la refinería, la Termoeléctrica de Ciclo Combinado de CFE y las empresas de servicios industriales, han configurado un corredor más orientado a energía y manufactura pesada. Su localización, además, le permite conectarse hacia Puebla vía Arco Norte, habilitando operaciones de logística de grandes volúmenes.
Más al sur, Ciudad Sahagún en el municipio de Tepeapulco,y su cercanía con el Parque Industrial PLATAH en Villa de Tezontepec, la han convertido en un núcleo de industrias automotrices; entre ellas la planta de Giant Motors Latinoamérica, y de metalmecánicas o de alta tecnología.
“PLATAH es un parque industrial bastante interesante” con algunos inquilinos que destacan por su conexión con el alto consumo como es Mercado Libre. “Todo este corredor que rodea el Arco Norte es de los que más podrían ir creciendo”, señala Moreno, reforzando el potencial de expansión en manufactura avanzada y distribución regional.
Mano de obra y densidad poblacional una ventaja silenciosa para operaciones logísticas
La disponibilidad de talento es sin duda, uno de los diferenciadores más determinantes para empresas de logística, almacenamiento y manufactura. En esta dimensión, Hidalgo presenta un comportamiento singular en comparación con otros nodos industriales.
Mientras Monterrey concentra 92% de su población en zonas metropolitanas y el Estado de México alcanza 88%, Hidalgo registra solo 45%. A decir de Moreno, esto crea una estructura demográfica menos presionada y con espacio para crecer ordenadamente.
“Todavía existen muchos municipios con poblaciones pequeñas que no empiezan a tener esta conurbación como otras ciudades”. Esta dispersión permite integrar fuerza laboral nueva, capacitable y menos sujeta a los costos urbanos de otras zonas.
La expansión de viviendas en municipios como Tizayuca también aporta una mezcla laboral diversa. Moreno resalta que Tizayuca “se encuentra entre los cinco municipios con mayor número de unidades vendidas a nivel zona metropolitana”, lo que genera comunidades con perfiles variados que pueden integrarse a operaciones industriales o logísticas.
Este equilibrio entre oferta de vivienda, nuevos polos urbanos y disponibilidad de talento refuerza la capacidad del estado para absorber más infraestructura industrial sin saturación.
La triada que marca el desarrollo industrial
Pero para que Hidalgo consolide su posición dentro del ecosistema del Nearshoring, debe atender los factores estructurales que determinan la llegada de nuevas industrias: energía, agua y conectividad.
Moreno anota que todos los recursos son indispensables, pero para el caso de Hidalgo -como para otras entidades- la disponibilidad de la energía es un reto. “Los clientes manufactureros piden cierto nivel de energía”.
El desafío no es menor, pero el estado cuenta con una ventaja natural: los niveles altos de asoleamiento que permiten explorar granjas solares como alternativa de suministro para parques industriales. “Un parque solar que alimente la región sería buenísimo. Las energías renovables pueden ser un área de oportunidad para la zona”.
En agua, dice, Hidalgo parte de un escenario relativamente favorable gracias a los sistemas que tienen y que abastecen al Valle de México. Y en conectividad, el Arco Norte, las vías ferroviarias hacia el AIFA y la ampliación proyectada a Pachuca, podrían generar un salto logístico para empresas de ecommerce, carga y distribución.
Tulancingo agroindustrial frente al auge urbano de Tizayuca
La especialización sectorial será clave para el desarrollo equilibrado del estado. En Tulancingo, existen áreas agrícolas que, según el experto de Accumin Intelligence México, “podrían detonarse” mediante proyectos de agroindustria.
Este tipo de industria requiere naves con certificaciones, procesos controlados y cadenas logísticas integradas, lo que podría atraer inversiones de mayor complejidad técnica.
El contraste, la Zona Norte del Valle de México, conformada principalmente por los municipios mexiquenses de Zumpango y de Tecámac, además del hidalguense, Tizayuca; se ha consolidado como un área de amplio desarrollo habitacional, con buenos ritmos de venta y una oferta destacada de vivienda en los segmentos medio y tradicional.
Pese a su cercanía con el AIFA, la demanda predominante ha sido de vivienda y servicios urbanos: “La demanda se ha ido concentrando en niveles socioeconómicos de vivienda media -quiero decir de dos millones de pesos para abajo- esos municipios son muy ricos con la oferta de este tipo de vivienda”, señala Moreno.
La plusvalía creciente y la consolidación de comunidades urbanas en estos municipios sí generan condiciones favorables para el futuro, pero su vocación actual sigue orientada a lo habitacional.
Precios competitivos y reservas de tierra, fortalezas de Hidalgo
La mayor fortaleza estructural del estado para inversionistas industriales está en sus costos. Mientras la Ciudad de México presenta rentas superiores a los 10 dólares por m2, y en zonas céntricas se pagan más de 15 o hasta 20 dólares, Hidalgo mantiene un promedio de entre 5 y 6 dólares.
Moreno lo subraya: “La ventaja de la zona de Hidalgo es que su principal fortaleza podrían ser los precios”. Esto permite desarrollar naves build-to-suit, adquirir tierra a costos razonables y apostar por expansiones programadas para los próximos años.
La expansión del ecommerce, la necesidad de abastecer a la ZMVM y el plan federal para desarrollar el Polo de Desarrollo de Economía Circular para el Bienestar, Parque Hidalgo, en Tlaxcoapan y Atitalaquia, hacen del estado un terreno fértil para inversiones orientadas a mediano y largo plazo que se adereza con el reacomodo global de las cadenas de suministro.
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