La revisión del T-MEC no es el único gran tema que marcará la agenda de 2026 para el sector logístico y de Supply Chain. La celebración de parte de la Copa Mundial de futbol en las tres principales urbes del país ha colocado en el radar nuevas estrategias de planeación y operación.
Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara no solo serán escenario deportivo, también enfrentarán el reto de garantizar que mercancías y servicios fluyan sin interrupciones en medio de un evento global que atraerá a millones de visitantes.
Las últimas dos ediciones de la Copa Mundial de futbol en Qatar 2022 y Rusia 2018, atrajeron a poco más de 3 millones de visitantes a cada una de las sedes mundialistas, según datos de la FIFA.
Detrás del movimiento de mercancías
Para el Mundial 2026 la proyección es de al menos 5.5 millones de personas para los tres países sede: Canadá, Estados Unidos y México. En las tres urbes mexicanas se esperan 2.5 millones de visitantes, según prevén autoridades locales y miembros de la industria de la hospitalidad.
Las ciudades estadounidenses albergarán cerca de 80 de los 104 partidos previstos para la Copa Mundial y, por ende, tendrán el mayor movimiento de personas y de mercancías que requerirá el consumo asociado, según admite el director de TIP México, Mauricio Medina.

México solo tiene programados 13 partidos, pero eso no impedirá que se registre una alta demanda de bienes y servicios asociada al consumo de los visitantes, pero más por las reuniones que, eventualmente, se darán entre los fanáticos que desean ver un partido de futbol con familiares y amigos.
“Esa parte de la economía sí se va a mover y ahí es donde jugará un papel importante la movilidad de los productos que vamos a tener” comenta a The Logistics World.
Más allá de los visitantes internacionales
El incremento de las operaciones logísticas asociadas al suministro de los bienes que se demandarán (souvenirs, alimentos y bebidas, y los artículos asociados a su consumo) no se limitará a los días de partido.
La actividad comenzará a crecer desde abril, tras el periodo de Semana Santa, y se mantendrá activa hasta agosto. “Las tiendas de autoservicio, restaurantes y demás, van a empezar a moverse y a demandar más equipos” explicó el líder de la compañía dedicada al arrendamiento de equipo de transporte y de automóviles.
Los meses intensidad logística
Este lapso, agrega, es similar al observado para atender otros picos de consumo, como las temporadas de El Buen Fin o de temporada navideña. Es por ello que la empresa anticipa un incremento de hasta 25% en la demanda de sus servicios de renta de unidades de cara al Mundial 2026.
De acuerdo con Medina la ventana crítica de operaciones logísticas será de cinco meses empezando en abril y mayo con las entregas previas, junio y julio como el periodo de mayor intensidad y agosto, con una fase de descenso.
En Peak Season “los clientes demandan entre 20 y 25% más… Las utilizan entre tres a cinco meses máximo y después ya viene la devolución del equipo” detalla Medina al resaltar la figura del arrendamiento como una buena estrategia para tener operaciones de corta duración sin descapitalizarse.
El doble desafío operativo
Durante la Copa Mundial, la Ciudad de México además de Guadalajara y Monterrey serán epicentro de las operaciones logísticas. Estas urbes concentran una parte significativa del parque vehicular y, por ende, suelen registran mayores incidentes viales.
Los principales incidentes (vehiculares) se tienen en la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, porque es donde más flota tenemos
Mauricio Medina, director general de TIP México
Es por ello que el desafío de la operación logística en los meses previos y durante el Mundial de 2026 será doble. Por un lado, atender la demanda extraordinaria de mercancías y servicios; por otro, gestionar la congestión urbana derivada de visitantes, eventos y cierres viales.
La experiencia de otros picos de consumo muestra que la saturación en rutas críticas puede complicar los tiempos de entrega y exigir ajustes en la logística de última milla.
La vulnerabilidad logística en temporada de lluvias
Uno de los riesgos más significativos es la coincidencia de la Copa del Mundo con la temporada de lluvias, lo que eleva la probabilidad de siniestros en el transporte de mercancías.
“Entre 18 y 22% (de las reclamaciones) es por temas de lluvias... El resto son siniestros, choques, golpes: aproximadamente un 60-65%. Y la diferencia tiene que ver con robos”, precisa el director general de TIP México.
El dato cobra relevancia si se considera que en México solo un 34% de los vehículos están asegurados con la cobertura amplia, la más recomendada debido a que cubre lluvias, inundaciones, huracanes.
Las aseguradoras y empresas de arrendamiento han desarrollado mecanismos que permiten cubrir proyectos temporales con mayor flexibilidad, desde pólizas por kilometraje recorrido hasta opciones que contemplan vehículos sustitutos en caso de siniestro. Estos esquemas resultan atractivos para operadores que enfrentarán un pico de actividad intenso, pero acotado a unos cuantos meses.
Continuidad operativa vs incertidumbre climática
Más allá de los costos directos de los seguros, lo que está en juego es la continuidad operativa. “Lo más costoso para una empresa de logística es no tener un vehículo que les genere dinero. Si no tienes un vehículo que recorre ciertas rutas todos los días y que te genera dinero, dejas de ganar o inclusive, pierdes” enfatiza Medina.
La variabilidad climática añade un grado de incertidumbre adicional. En los últimos años, las temporadas de lluvias se han adelantado o reducido y el impacto del calentamiento global incrementa la volatilidad.
“El próximo año será un albur dependiendo de cómo nos trate el tema del calentamiento global, si lloverá mucho o llueva menos” apuntó el directivo.
Lo expuesto por Medina conlleva a que la planeación del sector no se limite a dimensionar la demanda de transporte adicional, sino que incorpore de manera central la gestión de riesgos.
Así, el Mundial pondrá presión en el consumo y la movilidad que se verá aderezado por el periodo crítico de la exposición de las actividades logísticas a fenómenos naturales.