Bruselas, (EFE). Más de 5.000 personas, según la policía, y alrededor de 10.000, según los sindicatos, se manifestaron este lunes en Bruselas para pedir a las autoridades europeas un plan industrial ante la situación del sector automovilístico y protestar contra la reestructuración de la plantilla de la planta de Audi en la capital belga.
- "Queremos mandar el mensaje a Europa y al futuro gobierno de Ursula Von der Leyen de que hace falta con urgencia una política industrial con empleos de calidad, estables e inversiones", señaló a EFE el secretario permanente del sindicato Central Nacional de Empleados (CNE), Ludovic Pineur.
"Europa siempre ha dicho que quería que su industria sea lo más competitiva posible a nivel mundial, autónoma y resiliente, pero sin embargo, hay que constatar que la industria europea se hunde y hay millones de empleos que se están hundiendo también", comentó Pineur.
En la manifestación convocada por los sindicatos belgas junto con la federación sindical europea, industriAll Europe, han participado también sindicatos de otros países de la UE, entre ellos de Italia y Luxemburgo.
Después de un recorrido por el centro de Bruselas, que salió desde la Estación del Norte, los manifestantes se concentraron al final en la plaza de Luxemburgo, frente al Parlamento Europeo.
"Las autoridades europeas tienen con urgencia que encontrar una solución para intentar conservar los puestos de trabajo y mantener la industria en Europa porque es empleo de calidad", señaló el delegado sindical de Federación General de Trabajadores de Bélgica (FGTB), Benali Said.
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"Estamos viendo como la industria se va cada vez más de Europa y se deslocaliza en otros países buscando mano de obra más barata, es Europa quien ha dado oportunidades a estas multinacionales para que crezcan y ahora que han hecho dinero se van fuera", denunció Said.
La manifestación de este lunes de la industria europea del automóvil se produce tras acusar problemas de competitividad que afectan, sobre todo, a la producción de vehículos eléctricos.
Audi comunicó a principios de julio una reestructuración de su planta en Bruselas para poner fin a la producción del modelo eléctrico Q8 e-tron, el único que se fabrica en las instalaciones, lo que supondría el despido de unos 1.500 empleados en una primera fase.
Otros ejemplos en el continente son el de Stellantis, que anunció el jueves pasado la suspensión de la producción de su coche eléctrico Fiat 500 por casi un mes tras experimentar una escasa demanda, o el del grupo automovilístico alemán Volkswagen que valora, por primera vez, el cierre de al menos un centro de producción en Alemania.
A este asunto de competitividad, se suma la reunión que la Comisión Europea y China mantendrán el próximo jueves en Bruselas para abordar la cuestión de los aranceles que el bloque comunitario quiere imponer a las importaciones de vehículos eléctricos chinos por considerar que están "ilegalmente subsidiados".
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