En una nueva escalada de tensiones comerciales, China anunció este miércoles aranceles del 84% a productos importados desde Estados Unidos, en respuesta a los nuevos gravámenes impuestos por el expresidente Donald Trump ese mismo día.
La decisión agrava la guerra comercial entre ambas potencias, con repercusiones globales en los mercados y en las cadenas de suministro internacionales.
Los aranceles de Trump —presentados como “recíprocos”— entraron en vigor horas antes, elevando a más del 104% la carga arancelaria total sobre productos chinos. Pekín reaccionó con firmeza y calificó las acciones de Washington como una “escalada de errores” que violan sus derechos legítimos y socavan el sistema multilateral de comercio basado en reglas.
El conflicto arancelario, que comenzó en 2018 con medidas proteccionistas estadounidenses al acero y aluminio, se ha intensificado en los últimos días. La administración Trump aumentó los aranceles a las importaciones chinas inicialmente en 34 puntos porcentuales, pero tras la negativa de Pekín a ceder, se sumaron otros 50 puntos adicionales.
En paralelo, la Unión Europea también anunció que comenzará a aplicar aranceles de represalia a productos estadounidenses a partir del martes próximo, en respuesta al incremento reciente de tarifas al acero y aluminio impuesto por EE. UU.
Contramedidas chinas y nuevo frente comercial
La respuesta china no se limitó a aranceles. El Ministerio de Comercio impuso controles a las exportaciones hacia 12 empresas estadounidenses, restringiendo el envío de bienes de doble uso (militar y civil).
También incluyó a seis firmas más de EE. UU. en su lista de “entidades no confiables”, prohibiéndoles hacer nuevos negocios o inversiones en China. Además, el gobierno chino presentó una queja formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Pese a la presión, funcionarios estadounidenses han minimizado la respuesta china. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, calificó la situación como un mal cálculo de Pekín y aseguró que “ellos tienen más que perder”, subrayando que las exportaciones chinas a EE. UU. superan por cinco veces a las exportaciones estadounidenses hacia China.
Impactos económicos y presión sobre las exportaciones
La escalada ha provocado inestabilidad en los mercados globales. Las bolsas en Asia y Europa reportaron caídas, mientras que Wall Street abrió con resultados mixtos.
Aunque el discurso oficial chino mantiene un tono desafiante, el gobierno ha empezado a preparar su economía para posibles impactos, especialmente en el sector exportador, que ha sido uno de los pilares del crecimiento en medio de una recuperación postpandemia.
En un documento reciente, el gobierno chino señaló que desea evitar un conflicto comercial, pero advirtió que “no permanecerá impasible” ante ataques a sus intereses económicos.
La administración también lanzó nuevas estrategias para impulsar el consumo interno como medida preventiva ante la desaceleración de sus ventas externas.
El comercio bilateral entre EE. UU. y China superó los 500 mil millones de dólares el año pasado, cifra que podría verse severamente afectada si la guerra comercial continúa escalando.