La industria automotriz en México lejos está de vivir su mejor momento. La debilidad de la demanda interna, las presiones arancelarias y la incertidumbre sobre el rumbo que tome la revisión del T-MEC, han puesto en duda el crecimiento de los fabricantes en México y la estabilidad de la cadena de suministro.
El diagnóstico planteado por Grupo Financiero Monex en un reciente análisis sectorial refiere que, de enero a julio, la producción de autopartes decreció 5.9% respecto a igual periodo del año pasado. Los segmentos con menor productividad fueron el de carrocerías (-18.8%), frenos (-10.9%), productos automotores de hule (-11.9%) y partes eléctricas (-7.7%).
Los datos provienen del reporte mensual de la Industria Nacional de Autopartes (INA). Este documento expone que Estados Unidos se mantiene como el principal proveedor de autopartes a México con una participación de 52.1% del total, seguido de China con 18.5% y Corea del Sur con 5.3%.
Estos datos reflejan una estrecha relación con la industria estadounidense pero también que casi una cuarta parte proviene de dos países con los que México no tiene un tratado comercial.
A partir de 2026, varios de los productos que provienen de países como China y Corea del Sur pagarían un arancel de entre 10 y 50% según el Programa de Protección para las Industrias Estratégicas que impulsa el gobierno mexicano para estimular el crecimiento industrial y la sustitución de importaciones por producción local.
La oportunidad local del desafío global
El reto detrás del planteamiento del gobierno federal no es menor, pero también lo es la oportunidad. Al menos esa es la lectura de la Industria Nacional de Autopartes (INA).
En alianza con la Corporación Financiera Internacional (IFC) brazo financiero del Banco Mundial, instrumentó el Programa de Desarrollo de Proveedores (PDP), iniciativa que pretende fortalecer a las pequeñas y medianas empresas en México y conectarlas con los grandes fabricantes del sector.
El objetivo es desarrollar la proveeduría a nivel de industria. “El mayor desafío del sector es incorporar a más PyMEs mexicanas a la cadena de valor automotriz”, afirmó Gabriel Padilla Amaya, director general de la INA, en entrevista con The Logistics World.
Un programa basado en la demanda real de la industria
El Programa de Desarrollo de Proveedores en el sector automotriz nació a finales de 2024 como un proyecto que hoy se perfila como una de las estrategias más estructuradas para escalar la competitividad de la proveeduría mexicana.
La primera fase arrancó con 16 empresas ancla -Tier 1 y Tier 2- y un universo inicial de 350 PyMEs evaluadas. Tras un proceso de diagnóstico y verificación en campo, 110 fueron seleccionadas para un grupo de control, y de ellas, 53 comenzaron la fase piloto.
A diferencia de otros programas, el PDP parte de una lógica inversa: primero identifica la demanda específica de las empresas tractoras y, con base en ella, busca y capacita a potenciales proveedores.

“Este es un programa basado en la demanda específica de las empresas ancla. Diagnosticamos, capacitamos y vinculamos a potenciales proveedoras, priorizando PyMEs que puedan satisfacer esas necesidades”, señaló Carlos Zafra, economista en jefe de la IFC.
“Además, les vinculamos con opciones de financiamiento, tanto bancarias como no bancarias, públicas y privadas, por ejemplo, con Nafin-Bancomext”, expuso en el más reciente Congreso Internacional de la Industria Automotriz de México (CIIAM).
Las capacitaciones comenzaron en agosto y concluirán en enero de 2026. En el primer trimestre del año próximo, las empresas graduadas serán presentadas ante las compañías ancla en eventos de matchmaking y demo days.
La anatomía de la cadena: un diamante con base frágil
La cadena de suministro automotriz en México ha sido descrita por la INA como un “diamante” con base angosta. Existen numerosos proveedores Tier 1 y Tier 2, pero muy pocos Tier 3 o Tier N capaces de cumplir los estándares internacionales.
“Hay muy pocas pymes que logran insertarse exitosamente”, afirmó Padilla. “Las pymes mexicanas duran en promedio entre siete y 10 años, y muchas no muestran transformación en sus estructuras; adolecen de capacitación y asistencia, lo que les impide crecer”, asegura Padilla, de la INA.
Las brechas detectadas en la primera etapa incluyen deficiencias en procesos de aseguramiento de calidad, gestión financiera, cumplimiento de normas internacionales y, sobre todo, rezagos en la adopción tecnológica.
Por ello, el programa ofrece acompañamiento técnico y vinculación con líneas de crédito internacionales para financiar la adquisición de tecnologías y certificaciones.
Metales, plásticos y nuevas tecnologías: los ejes del potencial
Las oportunidades para los proveedores locales son amplias, pero requieren inversión y reconversión. Según la INA, los rubros con mayor potencial de sustitución de importaciones se concentran en metales, moldes y plásticos, sectores en los que la demanda industrial mexicana es alta y la oferta local aún limitada.
“Hay una gran oportunidad de sustituir importaciones, pero necesitamos elevar las capacidades desde moldes hasta plásticos”, señaló Padilla. “La industria está forzada no solo por los costos, sino por la necesidad de producir vehículos más ligeros, seguros y eficientes mediante el uso de nuevas tecnologías.”
Tecnología, digitalización y el nuevo ADN de la proveeduría
La adopción tecnológica se ha convertido en un requisito indispensable. Las empresas con vocación tecnológica o capacidad para integrar sistemas eléctricos, electrónicos y digitales son las mejor posicionadas para aprovechar la transición del sector.
Padilla subrayó que la gran tendencia es la electromovilidad, pero también la convivencia de autos de combustión, híbridos y eléctricos, todos con tecnologías de inteligencia artificial, autonomía y conectividad.
Las áreas de oportunidad más prometedoras, añadió, se encuentran en componentes electrónicos, software, soluciones de Internet de las Cosas (IoT) y sistemas eléctricos y de conectividad entre la conducción y el funcionamiento del vehículo.
En este contexto, el PDP busca que las PyMEs mexicanas no solo sean proveedoras de piezas mecánicas, sino también de soluciones tecnológicas que eleven el valor agregado local y fortalezcan la posición del país en la región de Norteamérica.
Lo que viene: consolidación, escalamiento y vinculación con OEMs
Tras el éxito de la fase piloto, la INA y la IFC proyectan escalar el PDP a nivel nacional. El plan contempla una segunda convocatoria a inicios de 2026 en la que también podrán concursar las empresas que ya habían sido precalificadas en la primera etapa.
Tenemos el compromiso de la IFC, del Banco Mundial, de extender este programa hacia 2027... Independientemente de lo que pase con el TMEC
Gabriel Padilla, director general de la INA
La meta es que hacia 2027, el programa se haya consolidado como una política industrial de largo plazo alineada con el Plan México, que busca elevar en 15% el contenido regional en sectores estratégicos como el automotriz.
Las empresas graduadas de la primera etapa serán presentadas en febrero de 2026 a corporaciones OEM y Tier 1, en sesiones de pitch que permitirán mostrar su nivel de madurez, certificaciones y capacidad de respuesta a las exigencias internacionales.
Política industrial y apoyo gubernamental
El Programa de Desarrollo de Proveedores tiene el respaldo de la Secretaría de Economía, quien recientemente firmó un convenio con la INA para escalar el programa en todo el país.
“Estamos alineando este proyecto con el objetivo del Plan México de elevar el contenido nacional en la cadena de proveeduría”, explicó Padilla.
En un momento en que la industria automotriz mexicana enfrenta aranceles crecientes, presiones logísticas y una revisión comercial inminente, el desarrollo de proveedores locales se perfila no solo como una estrategia de competitividad, sino como una condición de supervivencia.
El desafío no es menor: fortalecer la base del “diamante” industrial mexicano para que el país no solo ensamble autos, sino también fabrique el futuro de la movilidad en Norteamérica.













