En México, el robo de carga se ha convertido en un fenómeno que ya no puede entenderse solo como una suma de incidentes aislados.
La delincuencia organizada ha desarrollado capacidades logísticas propias, se ha especializado por sectores, y actúa con un nivel de constancia que obliga a replantear la manera en que la industria lee el riesgo.
Así lo expuso Luis Villatoro, Director de Inteligencia y Seguridad LATAM en Overhaul, durante la presentación del análisis correspondiente al tercer trimestre de 2025, donde se evidenció que el mapa delictivo del país sigue reacomodándose —no para reducir su impacto, sino para optimizarlo desde la perspectiva de los grupos criminales.
La sesión mostró que estos grupos ya operan con dinámicas que se asemejan a las de cualquier cadena productiva: leen la demanda, observan los ciclos comerciales, ajustan sus ventanas de operación y eligen mercancías con alta salida en mercados ilícitos e informales.
El robo no se dispara solo por oportunidad; responde a estrategias que detectan patrones de distribución, comportamientos de consumo y hasta procesos internos de las empresas.
Y si bien algunas entidades han logrado disminuir incidentes, otras muestran un repunte sostenido que revela un reacomodo geográfico y temporal.
Un fenómeno concentrado pero en movimiento
Villatoro subrayó que el 79% del robo de carga se sigue concentrando en las regiones Centro y Bajío, especialmente en Puebla, Estado de México, Guanajuato, San Luis Potosí y Michoacán.
Aunque Puebla redujo ligeramente su participación, otras entidades registraron incrementos que muestran cómo los grupos delictivos responden rápidamente a la presión de las autoridades o a la rentabilidad de productos específicos.
Guanajuato, San Luis Potosí y Michoacán, por ejemplo, han mostrado un avance sostenido que refleja el desplazamiento de actividades delictivas hacia zonas donde convergen corredores industriales, rutas de abastecimiento y un aumento en la circulación de mercancías de alto valor.
Esta redistribución no ha modificado la concentración general, pero sí ha transformado los puntos donde el riesgo se materializa con mayor frecuencia.
Patrones temporales: el robo sigue ritmos propios
Más allá de la geografía, la conferencia evidenció que el tiempo es un factor clave del modus operandi. El 86% de los robos ocurre de lunes a viernes, con picos entre martes y viernes, lo que coincide con los días de mayor actividad logística en la mayoría de los sectores. Por horarios:
- 52% de los incidentes ocurre en la noche (18:00–06:00).
- En estados como Puebla, la madrugada y la mañana (06:00–12:00) han ganado terreno.
- En sectores como electrónicos, el riesgo se desplaza hacia la franja de 00:00 a 09:00, especialmente los miércoles y jueves.
Estos hallazgos revelan que los ritmos del robo no son homogéneos, sino que responden al tipo de producto, la ruta, la demanda estacional y la logística que emplean las empresas para mover sus mercancías. En otras palabras, cada sector tiene su propio “reloj del delito”.
Modos de operación que evolucionan con las rutas
Aunque el robo a unidades en movimiento sigue siendo la modalidad predominante, Overhaul detectó un incremento significativo en robos a unidades detenidas. Estos incidentes ocurren principalmente en:
- Cachimbas
- Paradores improvisados
- Estaciones de servicio
- Zonas de espera para descarga
El aumento de estos casos responde a una capacidad más afinada de vigilancia y observación por parte de los grupos criminales. Detectan patrones de detención, tiempos muertos y zonas donde los operadores tienden a estacionarse, lo cual abre la puerta a ataques más rápidos y a la sustracción selectiva de mercancías.
Tres sectores que marcan tendencia en el robo
Aunque alimentos y bebidas siguen liderando la lista, la presentación destacó movimientos importantes:
1. Electrónicos
Su demanda se incrementa en temporadas comerciales como el Buen Fin, empujando tanto la oferta como la disposición de mercancías. Este sector muestra patrones temporales propios y rutas críticas, como la México 57 y la México 45D.
2. Misceláneos y e-commerce
La paquetería y cargas mixtas están ganando atractivo por su variedad, por la facilidad de redistribuir mercancía y porque contienen artículos con alto valor promedio por kilo.
3. Metales
San Luis Potosí, Guanajuato y zonas industriales del Bajío concentran los incidentes, especialmente vinculados a aluminio, acero y cobre. Su destino industrial y su valor en el mercado informal los mantienen como objetivos crecientes.
Estudio de caso: una célula criminal que domina la autopista 37D
Uno de los elementos más reveladores de la conferencia fue la presentación de un caso puntual: una célula criminal que ha logrado operar con continuidad y eficacia en uno de los tramos más sensibles para el comercio exterior mexicano. Se trata del corredor Lázaro Cárdenas – Uruapan, particularmente entre los kilómetros 211 y 263 de la autopista 37D, donde existen amplios segmentos sin señal, ideales para impedir el seguimiento en tiempo real de las unidades.
Según Overhaul, esta célula ha estado activa desde 2022 y su operación se mantiene prácticamente intacta. Sus vínculos con Los Viagras, Cárteles Unidos y posteriormente el CJNG revelan una historia de continuidad y relevos internos más que una ruptura, lo cual explica la madurez de su operación.
Zona de operación
- Autopista México 37D
- Tramo km 211–263
- Entre casetas de Feliciano y Las Cañas
- Ruta de baja cobertura, ideal para ataques coordinados
Horarios más frecuentes
- Primeras horas de la mañana
- Mayor actividad los jueves, viernes y sábados
Tipo de mercancías objetivo
- Electrónicos (especialmente provenientes por tren)
- Ropa deportiva y moda movilizada por carretera
Modus operandi
- Emboscadas rápidas en tramos sin señal
- Identificación previa de rutas y horarios
- Intercepciones a unidades en tránsito
- Alta precisión en la selección del contenedor y en la extracción de mercancía
Composición del grupo
- Equipos de 8 a 10 integrantes
- Vínculos con organizaciones criminales de Tierra Caliente
- Experiencia acumulada que les ha permitido operar de forma continua por más de tres años
Vehículos comúnmente utilizados
- SUVs y camionetas modificadas para movilidad rápida
- Cambios frecuentes de unidades para evitar patrones detectables
- Vehículos con capacidad para desalojar mercancía con rapidez
Armamento y equipo observado
- Fusiles de asalto
- Chalecos balísticos
- Rostros cubiertos, gorras y pasamontañas
- Equipamiento táctico que evidencia entrenamiento previo
Este caso expone no solo la capacidad operativa del grupo, sino también la importancia de analizar tendencias delictivas como fenómenos sostenidos, cuya estabilidad se convierte en una ventaja para los grupos criminales si la industria no los incorpora a su planeación logística.













