Durante décadas, la industria aeroespacial y la automotriz se desarrollaron en caminos paralelos. Una conquistaba el aire, diseñando aviones comerciales, satélites y tecnología de defensa; la otra perfeccionaba la movilidad terrestre con autos cada vez más seguros, eficientes y conectados.
Hoy, sin embargo, esas líneas empiezan a entrelazarse.
La llegada de los drones, los avances en inteligencia artificial y la demanda de nuevas soluciones de movilidad urbana han generado un terreno de encuentro inédito.
El Ing. Enrique Maldonado, Director de Cadena de Suministro en la FEMIA (Federación Mexicana de la Industria Aeroespacial), lo resume con claridad: “Cada vez más se acerca la industria aeroespacial y la automotriz, sobre todo por lo que estamos viendo con los drones y la movilidad aérea urbana”.
No se trata de un fenómeno pasajero, sino de una tendencia que está transformando las cadenas de suministro, la forma en que se producen los vehículos y hasta la manera en que se conciben las ciudades del futuro.
Cadenas de suministro con ADN compartido
La convergencia entre lo aeroespacial y lo automotriz comienza en un punto estratégico: sus cadenas de suministro.
Ambos sectores dependen de redes globales de proveedores, procesos de manufactura altamente especializados y estrictos estándares de calidad.
Esto ha permitido que empresas que durante años fabricaron autopartes ahora participen en proyectos aeroespaciales, como componentes de drones, sistemas de propulsión o estructuras ligeras de alta resistencia.
México es un claro ejemplo. En estados como Querétaro, Chihuahua y Baja California, proveedores que antes estaban enfocados en autopartes han comenzado a migrar hacia componentes aeronáuticos y aeroespaciales.
Esta transición es posible porque la base técnica es similar: procesos metalmecánicos, soldadura de precisión, diseño asistido por computadora y ensambles que requieren control de calidad riguroso.

Para Maldonado, esta evolución confirma que la experiencia adquirida en el sector automotriz puede ser un trampolín hacia la manufactura aeroespacial.
Un mercado de drones en plena expansión
El mercado de drones para logística y transporte alcanzó casi 1,000 millones de dólares en 2023 y se espera que crezca a una tasa superior al 45% anual hacia 2032. Esta cifra refleja que los drones están dejando de ser una curiosidad tecnológica para convertirse en un componente esencial de las cadenas de suministro.
Las industrias aeroespacial y automotriz están llamadas a colaborar en este crecimiento. La primera aporta la experiencia en aerodinámica, control de vuelo y certificaciones aeronáuticas; la segunda, la capacidad de producir a gran escala y reducir costos de manufactura.
Juntas, pueden acelerar la adopción de soluciones de transporte aéreo urbano y logístico, desde drones de reparto hasta taxis aéreos autónomos.

Para los gobiernos y las ciudades, esta sinergia también representa un reto: diseñar infraestructura, normas y corredores aéreos que permitan integrar la movilidad aérea con los sistemas de transporte terrestre.
Drones y taxis aéreos: de la teoría a la práctica
Lo que parecía ciencia ficción ya empieza a aterrizar en la realidad. DHL y otras compañías de mensajería han realizado pruebas con drones capaces de transportar hasta 350 kilogramos en trayectos de más de 2,000 kilómetros, lo que abre posibilidades para rutas de difícil acceso o emergencias.
Al mismo tiempo, fabricantes de autos eléctricos y startups tecnológicas experimentan con taxis aéreos que podrían operar dentro de las ciudades en la próxima década.
Estos vehículos, mitad avión y mitad automóvil, están diseñados para despegar y aterrizar verticalmente, reduciendo la necesidad de aeropuertos y acercando la movilidad aérea a la vida cotidiana.
Como advierte Maldonado, este tipo de innovaciones demuestra que la movilidad urbana del futuro no estará dividida entre tierra y aire: será híbrida, flexible y con un fuerte componente de automatización.
Otro factor clave en este encuentro de industrias es la inteligencia artificial (IA). Gracias a ella, los drones pueden planear rutas autónomas, evitar obstáculos y coordinarse con otros dispositivos en el aire.
La IA también está revolucionando la logística terrestre, optimizando rutas de transporte, gestionando inventarios y mejorando la seguridad en los vehículos autónomos.

En este terreno, la automotriz aporta su experiencia en el desarrollo de sistemas avanzados de asistencia al conductor y plataformas de movilidad autónoma, mientras que la aeroespacial suma décadas de conocimiento en sistemas críticos de control de vuelo.
La combinación de ambos mundos podría acelerar la creación de redes de transporte integradas donde coches, drones y taxis aéreos convivan en un mismo ecosistema urbano.
La convergencia no es solo teórica: ya existen ejemplos tangibles de colaboración entre ambas industrias.
- Airbus y Audi desarrollaron el prototipo Pop.Up Next, un vehículo modular capaz de funcionar como automóvil eléctrico en tierra y transformarse en dron para trayectos aéreos cortos.
- Toyota ha invertido en proyectos de movilidad aérea urbana, como SkyDrive, startup japonesa que desarrolla autos voladores.
- Hyundai presentó en el CES de 2020 su prototipo de taxi aéreo eléctrico en alianza con Uber Elevate, una plataforma diseñada para conectar servicios de movilidad terrestre y aérea.
- En México, universidades y clusters industriales en Querétaro y Monterrey trabajan con proveedores automotrices y aeroespaciales en proyectos de drones de carga ligera, lo que abre la puerta a un ecosistema local de innovación.
Estos casos muestran cómo la combinación de capacidades de ambas industrias no solo es viable, sino que ya está generando soluciones disruptivas con aplicaciones comerciales y logísticas.
Una convergencia con impacto industrial
Más allá de los proyectos puntuales, lo que estamos presenciando es un fenómeno de convergencia industrial: sectores que antes funcionaban por separado comienzan a compartir conocimiento, recursos y mercados.
En este caso, la unión entre lo automotriz y lo aeroespacial no solo está creando nuevas tecnologías, sino también transformando las reglas del juego en la movilidad y la logística.
Para México, esta convergencia representa una oportunidad estratégica. Con experiencia probada en manufactura automotriz y un sector aeroespacial en crecimiento, el país podría convertirse en un hub regional de innovación en movilidad aérea urbana y logística con drones.
El futuro de la movilidad ya no distingue entre carreteras y cielos. Los drones, los taxis aéreos y los sistemas autónomos están obligando a la industria automotriz y aeroespacial a colaborar como nunca antes.
Mientras una aporta su capacidad de producción en masa y eficiencia logística, la otra garantiza seguridad, control y conocimiento aeronáutico.
Como señala Enrique Maldonado, esta convergencia responde a una necesidad esencial: la de conectar personas y mercancías de manera más rápida, segura y sostenible.
La unión entre el cielo y la tierra apenas comienza, pero todo apunta a que marcará el rumbo de la logística y el transporte en las próximas décadas.