En los últimos años, el sector logístico ha vivido transformaciones profundas impulsadas por la digitalización, el auge del comercio electrónico y las crecientes exigencias de los consumidores.
En ese contexto, las empresas han centrado gran parte de sus esfuerzos en optimizar procesos y reducir costos. Sin embargo, un tema ha permanecido en segundo plano: la seguridad y salud laboral.
Más allá de ser una obligación regulatoria, la ergonomía y la prevención de riesgos laborales se están consolidando como elementos clave de la eficiencia operativa.
El cuidado de los colaboradores no solo previene accidentes, también se traduce en ahorros, continuidad en las operaciones y, en última instancia, en una mayor competitividad.
Los riesgos invisibles en operaciones logísticas
Los centros de distribución y almacenes concentran uno de los mayores desafíos: el manejo manual de cargas. De acuerdo con Mauricio Ceron, director de Salud Ocupacional de Onest SmartLogistics, esta actividad es la principal causa de lesiones musculoesqueléticas en el sector.
“El manejo manual de cargas condiciona lesiones en muñecas, tobillos y, sobre todo, columna. La prevención de estos daños debe ser la ruta central en operaciones logísticas”, advierte.
El problema se agrava porque muchas veces los daños no son inmediatos. Estudios de imagen como radiografías revelan que colaboradores aparentemente sanos ya presentan afectaciones en la espalda.
El resultado: personal con limitaciones físicas, menor productividad y mayor rotación.

Durante años, las empresas han recurrido a medidas que no siempre resuelven el problema de fondo. Uno de los ejemplos más comunes es el uso de fajas.
Aunque generan una sensación de soporte, no modifican la biomecánica del cuerpo ni reducen el riesgo de lesión. Lo mismo ocurre con ciertos exoesqueletos o dispositivos de asistencia, que en teoría permitirían cargar más peso, pero que aún carecen de evidencia científica robusta sobre su eficacia.
La verdadera prevención, subraya Ceron, está en capacitar al personal, evaluar sus condiciones físicas y diseñar procesos ergonómicos adecuados. Es decir, enseñar a cargar menos, pero mejor; con técnicas que reduzcan la presión en articulaciones y columna.
Esto implica un cambio cultural: pasar de priorizar la velocidad de la operación a priorizar la seguridad como pilar de productividad.
El costo de no invertir en ergonomía
Ignorar la ergonomía tiene consecuencias que van mucho más allá del bienestar individual. Para las empresas, los accidentes y enfermedades laborales incrementan la prima de riesgo ante el seguro social, generan días de incapacidad y afectan la reputación corporativa.

Un incidente puede disparar costos millonarios y deteriorar la relación con sindicatos, colaboradores y hasta con clientes.
En cambio, las compañías que invierten en programas preventivos ven beneficios claros: ahorros en gastos operativos, reducción de incapacidades, mayor motivación en el equipo y, sobre todo, continuidad en el servicio.
En un sector donde cada minuto de retraso implica pérdidas, la ergonomía se convierte en una inversión estratégica.
México frente al reto de la cultura de “cero daño”
Si bien en los últimos años ha crecido la conciencia sobre estos temas, aún existe un rezago en comparación con otros países.
Según Ceron, mientras las grandes empresas logísticas del Valle de México han adoptado programas de prevención, en otras regiones las iniciativas son incipientes y se sigue dependiendo de guías internacionales como las de la OIT.
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ha impulsado programas como Entornos Laborales Seguros y Saludables, que promueven la prevención más allá de la sanción.
Sin embargo, para consolidar una verdadera cultura de “cero daño” es necesario que más empresas —incluidas pymes y operadores regionales— integren la seguridad laboral como parte de su estrategia de negocio y no solo como un requisito normativo.
Ergonomía como ventaja competitiva
En un mercado cada vez más presionado por los costos y los tiempos de entrega, la ergonomía ofrece una ventaja poco explorada: colaboradores sanos, motivados y capaces de operar sin interrupciones.
Para los clientes, trabajar con operadores logísticos que priorizan la prevención significa un valor agregado: no solo reciben un servicio, también la certeza de que detrás de cada entrega hay procesos sostenibles y responsables.
“El gran objetivo es evitar que las personas sigan lesionándose y garantizar operaciones logísticas más seguras y eficientes”, resume Ceron.
La ergonomía, lejos de ser un gasto, es una inversión en productividad, reputación y competitividad.