La logística mexicana está atravesando una etapa de reconversión acelerada. El auge del comercio exterior, el reacomodo global de cadenas de suministro y la presión del nearshoring han multiplicado los volúmenes que se mueven por carretera, pero también han expuesto con mayor claridad las vulnerabilidades operativas y financieras del sistema.
En ese contexto, comenzaron a surgir soluciones aseguradoras más segmentadas, entre ellas, la recién lanzada póliza especializada para contenedores de Zurich México —la primera de su tipo en el país—, que abre la discusión sobre un tema que suele quedar en el margen: la protección del activo físico que moviliza la carga.
Más allá del producto, la conversación pone sobre la mesa un diagnóstico incómodo para la industria: menos del 40% de los contenedores en México cuenta con algún tipo de cobertura, pese a que más del 70% del movimiento de TEUs ocurre por vía terrestre, el tramo donde se concentran la mayoría de robos, daños y retrasos.
Esta brecha —señala Celso Soares, Chief Underwriting Officer de Zurich México— revela no solo una exposición financiera considerable, sino una falta de alineación entre los riesgos crecientes y los mecanismos de mitigación disponibles.
Un riesgo creciente que ya no puede asumirse como “costo operativo”
El transporte terrestre de contenedores, históricamente visto como un eslabón operativo rutinario, hoy concentra algunos de los siniestros más costosos para transportistas, freight forwarders y empresas de comercio exterior.
No se trata únicamente de robo con violencia o daños materiales. Las demoras —y sus multas asociadas—, así como los gastos extraordinarios de limpieza cuando un contenedor queda inutilizable por contaminación o mal manejo, se han vuelto incidentes cada vez más comunes.

En un entorno donde los márgenes operativos ya están presionados por el aumento en costos logísticos, asumir estas pérdidas sin un mecanismo de transferencia de riesgo se está volviendo insostenible.
En palabras de Soares, no asegurar un contenedor implica que el operador absorba por completo la pérdida —desde el activo hasta los costos colaterales—, lo que puede comprometer la continuidad de una operación y su relación con el cliente final.
Seguro de carga vs. seguro de contenedores: una brecha que estaba oculta
En México, la conversación sobre aseguramiento logístico suele girar alrededor de la mercancía. Sin embargo, la carga no es el único elemento que tiene valor en riesgo.
El contenedor —propiedad de navieras o arrendadoras— representa un activo cuyo daño o pérdida genera responsabilidades contractuales que el operador debe cubrir, no la aseguradora de carga del dueño de la mercancía.
Desde la perspectiva técnica, ambas coberturas se complementan: una protege la mercancía y la otra protege el equipo que la transporta. Cuando falta alguna de las dos, la exposición es evidente y, en caso de siniestro, la empresa puede enfrentar reclamaciones que no había contemplado.
Este desbalance es uno de los factores que impulsó el diseño de una póliza diferenciada.
Riesgos diferenciados por tipo de contenedor
La especialización también se vuelve relevante al considerar que no todos los contenedores enfrentan el mismo tipo de riesgo.
- Los secos son más susceptibles al robo o daño en carretera.
- Los reefers añaden una capa de vulnerabilidad por fallas de energía o refrigeración.
- Los contenedores especiales tienen riesgos asociados a dimensiones no estándar, manipulación más compleja y mayor valor.
El mercado mexicano carecía de una solución que atendiera estas particularidades, lo que abría un hueco para incidentes que, si bien no son catastróficos, sí representan pérdidas acumuladas importantes para el operador logístico promedio.

Hacia una logística más resiliente: el seguro como parte del ecosistema de gestión de riesgos
La evolución del aseguramiento logístico en México apunta hacia un modelo más proactivo y menos reactivo. El uso de datos, la integración con sistemas de monitoreo y la digitalización de procesos de evaluación podrían permitir coberturas dinámicas, ajustadas al riesgo real del trayecto o del equipo.
Para Soares, el siguiente paso será la integración del seguro en un ecosistema en el que convivan prevención, telemetría, análisis de patrones de siniestros y modelos predictivos.
La conversación también abre un pendiente estructural: la industria todavía tiene vacíos de cobertura en temas como ciber-riesgos aplicados a la logística o los nuevos modelos operativos impulsados por el nearshoring, donde el movimiento transfronterizo y la colaboración entre múltiples actores aumenta la complejidad y, por ende, la exposición.
La aparición de coberturas cada vez más específicas es una señal de madurez del ecosistema logístico. Revela que el país avanza hacia estándares más cercanos a los mercados con cadenas altamente integradas.
Para México —que busca consolidarse como hub logístico de Norteamérica—, profesionalizar la gestión de riesgos es tan relevante como invertir en infraestructura o en digitalización.
La póliza especializada para contenedores no es la solución definitiva, pero sí un indicador claro de que la industria empieza a transitar hacia modelos de protección más completos, alineados con los riesgos reales de un comercio exterior cada vez más dinámico y exigente.













