Cada cierre de año trae consigo un incremento predecible —pero no por ello menos complejo— en toda la cadena de valor del comercio electrónico.
Centros de distribución que operan a máxima capacidad, equipos temporales que se multiplican, una demanda que corre más rápido que los inventarios y un consumidor dispuesto a comprar con urgencia durante promociones, descuentos y la temporada navideña.
Mientras la actividad logística se intensifica, también lo hace la exposición digital: más transacciones, más conexiones, más accesos y más puntos vulnerables.
Este aumento operativo crea un ecosistema donde la mínima interrupción puede escalar rápidamente. Una caída de la tienda por diez minutos puede traducirse en cientos de pedidos perdidos; un problema con pasarelas de pago puede frenar por completo la operación; una falsa notificación de proveedor puede engañar a un empleado saturado y abrir la puerta a un ataque.
En este escenario, la ciberseguridad deja de ser un asunto aislado de TI: se vuelve un componente indispensable de la continuidad logística y comercial.
Diversas plataformas de comercio electrónico insisten cada año en que los picos de demanda son también picos de riesgo.
Y las cifras globales reforzan esta idea: la temporada alta se ha convertido en el momento preferido para los intentos de fraude y ciberataques.
Un incremento claro de amenazas: el retail y el e-commerce bajo presión
En su análisis más reciente, la firma de ciberseguridad Check Point reportó que durante el segundo trimestre de 2025 las empresas de retail recibieron en promedio 1,984 intentos de ciberataque por semana, un aumento del 21 % respecto al mismo periodo del año anterior.
Este incremento, señala el informe, responde a campañas más sofisticadas que combinan ransomware, fraude en plataformas de pago, secuestro de cuentas, explotación de vulnerabilidades en APIs y ataques automatizados apoyados en herramientas de inteligencia artificial.

Otras fuentes coinciden en la tendencia. Un compendio de estadísticas de retail elaborado por Zipdo indica que el 43 % de los minoristas globales sufrió al menos una brecha de seguridad en los últimos meses, y que casi la mitad de esos incidentes involucró cifrado de datos mediante ransomware.
Según el mismo análisis, solo el 62 % de las empresas afectadas pudo recuperar su información mediante respaldos, lo que significa que un porcentaje considerable experimentó interrupciones prolongadas en plena actividad comercial.
A esta presión se suma un hallazgo documentado por Fortinet en su “Threat Landscape Report 2025”: los atacantes están explotando cada vez más vulnerabilidades en servicios expuestos —como Remote Desktop Protocol, dispositivos IoT, sistemas de gestión de inventarios o módulos de pago—, y utilizan kits automatizados capaces de escanear y comprometer miles de objetivos en minutos.
Este tipo de automatización hace que un error mínimo, un parche pendiente o un acceso mal configurado se conviertan en la puerta de entrada a una interrupción mayor.
El phishing: la puerta de entrada más efectiva en plena temporada
Una de las amenazas que más crece en esta época es la suplantación de identidad, especialmente mediante correos y mensajes que aparentan provenir de paqueterías, bancos, proveedores de última milla o plataformas de venta.
Durante estas semanas es habitual que equipos operativos reciban más mensajes de lo normal: avisos de entrega, advertencias de pagos, solicitudes urgentes de actualización de datos.
De acuerdo con los analistas, este volumen adicional abre la puerta a que un correo falso pase inadvertido. En años recientes, múltiples incidentes en retail y e-commerce han comenzado así: un empleado que, confiado en la rutina del pico operativo, descarga un archivo o abre un enlace apócrifo.
A partir de ese punto, el atacante puede tomar control del dispositivo, robar credenciales internas o desplegar malware que afecte la operación.

Por ello, expertos del sector —incluida Tiendanube, que monitorea miles de tiendas activas cada diciembre— insisten en la necesidad de detenerse antes de hacer clic, verificar dominios, y desconfiar de cualquier solicitud que pida contraseñas, accesos o información sensible.
La confianza del cliente empieza en la URL: el candado SSL como línea bas
En un entorno saturado de ofertas, micrositios temporales y anuncios efímeros, los compradores dependen de señales visuales para decidir si una tienda es confiable. Una de estas señales, subestimada pero fundamental, es la presencia del certificado SSL, visible como el candado en la barra de navegación.
Durante las temporadas altas, cuando proliferan sitios falsos que clonan tiendas reales, el SSL se vuelve un mínimo indispensable para proteger datos de pago y navegación.
Plataformas como Tiendanube advierten que la ausencia del candado puede disparar tasas de abandono, especialmente en días de alto volumen donde el consumidor no está dispuesto a “arriesgarse” por una compra impulsiva.
En términos logísticos, ese abandono no solo afecta conversiones: afecta proyecciones de inventario, planeación de rutas y previsión de demanda.
Respaldo de datos: la diferencia entre una interrupción de horas y un colapso de días
En diciembre, los equipos técnicos de los comercios trabajan bajo una presión poco habitual: cargas de tráfico intensas, actualizaciones aceleradas, equipos temporales solicitando accesos y catálogos que cambian aceleradamente.
En ese entorno, un error humano —un borrado accidental, un ajuste mal aplicado, una actualización fallida— puede causar una caída.
La evidencia reciente en el sector señala que el impacto de un incidente depende, casi por completo, de si la empresa cuenta con copias de seguridad actualizadas y fácilmente restaurables.

Un respaldo del catálogo, precios, inventarios y configuraciones puede significar recuperar una tienda en horas, mientras que no tenerlo puede alargar la indisponibilidad por días, justo cuando cada minuto equivale a ventas perdidas.
En términos logísticos, la falta de visibilidad de stock durante una caída puede generar un efecto dominó: ventas de productos ya agotados, pedidos que no se confirman, entregas que no se programan y, posteriormente, un alza en devoluciones.
El factor humano en temporada alta: accesos temporales que pueden abrir puertas innecesarias
Cada fin de año, miles de empresas contratan personal temporal para operaciones de almacén, atención al cliente o gestión de pedidos. Y aunque esto es esencial para absorber la demanda, también abre otro riesgo: accesos innecesarios o mal configurados.
Las plataformas de e-commerce recomiendan que cada colaborador temporal tenga un usuario individual y permisos estrictamente delimitados, solo para las funciones que realmente necesita.
Esto evita que alguien con acceso limitado pueda, por accidente o por mala intención, modificar precios, eliminar inventarios o alterar configuraciones críticas.
Igualmente importante es dar de baja esos accesos tan pronto como termina la temporada. Muchos incidentes se han originado semanas después, cuando cuentas olvidadas permanecieron abiertas.
Seguridad como ventaja competitiva: proteger la operación para proteger las ventas
Para las empresas que dependen de la eficiencia logística y del ritmo acelerado del e-commerce, la ciberseguridad ya no es un gasto accesorio: es un componente operativo indispensable. Proteger la tienda digital es proteger inventarios, rutas, entregas y la confianza del cliente.

En un mercado donde la demanda navideña puede definir el resultado del año, las organizaciones que combinan tecnología segura, procesos bien definidos, respaldos confiables y una cultura de prevención están mejor preparadas para capitalizar la temporada alta.
No se trata solo de evitar ataques: se trata de garantizar la continuidad de la operación logística en el momento de mayor exigencia.
La lección es evidente: asegurar la infraestructura digital es asegurar la cadena logística, y esa seguridad es, hoy más que nunca, una ventaja competitiva real.













