Durante décadas, Yucatán ha sido sinónimo de historia, cultura y turismo. Mérida, su capital, se consolidó como una de las ciudades más seguras y con mejor calidad de vida del país, con un crecimiento urbano ordenado y una sólida base de servicios.
Sin embargo, en los últimos años el estado ha comenzado a protagonizar una transformación económica que lo perfila como un nuevo polo industrial y logístico del sureste mexicano.
Este cambio responde a una combinación de factores: un entorno seguro, estabilidad institucional, disponibilidad de talento joven y una ubicación geográfica privilegiada.
A diferencia de otros estados que enfrentan problemas de inseguridad o sobrecarga en su infraestructura, Yucatán ha sabido aprovechar su reputación y su base de servicios para atraer a empresas que buscan un punto de conexión entre México, Centroamérica y la costa este de Estados Unidos.
A ello se suma el impulso del nearshoring, que ha reconfigurado el mapa industrial del país, extendiendo su influencia hacia regiones que antes no figuraban en los principales corredores manufactureros.
En este contexto, Yucatán emerge como una alternativa estratégica para la diversificación industrial, con nuevos parques, inversiones en energía y desarrollos logísticos que comienzan a modificar la fisonomía del estado.
Un ecosistema industrial que se abre paso
“Mérida ha sido por años la capital de la península, no solo en lo turístico, sino también en temas, médicos, comerciales y de gestión de documentación migratoria y trámites consulares”, explica Fernando Álvarez, Director industrial de Colliers Mérida en entrevista para The Logistics World.
Esa base de servicios, añade, ha permitido que la región cuente con la infraestructura y el capital humano necesarios para atraer industrias que antes no consideraban al sureste en su radar.
Entre las ventajas más evidentes destacan la seguridad, la estabilidad laboral y una población joven en crecimiento.
Más del 90% de la población económicamente activa se encuentra ocupada o en búsqueda activa de empleo.

Además, el estado ofrece una condición muy positiva comparada con otras entidades del país: no se registran asaltos a transporte de carga ni conflictos sindicales, factores que han sido decisivos para que las empresas consideren a Mérida un punto viable para establecer operaciones de alcance regional.
“Son condiciones que se conjugan para que muchas compañías vean en Yucatán no sólo un mercado de consumo, sino un sitio estratégico donde sentar operaciones con proyección hacia Centroamérica”, subraya el directivo.
Conectividad y energía: los grandes retos del sureste
El auge industrial yucateco, sin embargo, enfrenta limitantes en materia de infraestructura energética y logística. La falta de gas natural ha sido uno de los principales obstáculos para la llegada de manufactura pesada.
No obstante, un nuevo ramal de distribución está en desarrollo y promete ampliar el suministro para atender la creciente demanda del sector industrial.
“La falta de energía ha limitado el crecimiento de la industria, pero con la expansión del gas natural se abrirá una nueva etapa para Yucatán”, explica Tanús Rosado, experto en soluciones inmobiliarias regionales de Colliers Mérida. Este avance, dice, permitirá el establecimiento de plantas manufactureras que hasta ahora operaban en otros polos del país.
La conectividad terrestre también sigue siendo un punto crítico: la carretera Mérida–Campeche continúa siendo la principal vía de entrada al Estado.
Pese a ello, cada vez más empresas —especialmente del sector de alimentos, bebidas y autoservicio— están instalando centros de distribución que aprovechan la proximidad con el puerto de Progreso, lo que facilita la exportación a la costa este de Estados Unidos y al Caribe.
“Estás a un día de la costa este estadounidense vía marítima, y además eres el puerto más cercano a Europa. Eso cambia totalmente la ecuación logística al momento de hacer el caso de estudio”, afirma Álvarez.

Parques industriales con nueva visión
El crecimiento del mercado ha impulsado el desarrollo de parques industriales diseñados bajo una lógica distinta, en los que la conectividad, la infraestructura y la sustentabilidad son ejes fundamentales.
En palabras de Álvarez, “un parque industrial debe minimizar los riesgos de operación. Hemos visto desarrollos que no cuentas con las especificaciones técnicas y constructivas para una operación logística adecuada, así como vialidades mal diseñadas y radios de giro insuficientes para transporte pesado".
“La tendencia es clara: las compañías ya no quieren adaptarse a las bodegas existentes, sino que las bodegas se adapten a sus especificaciones”, explica Rosado.
Esta demanda ha llevado a los desarrolladores locales a apostar por edificios especulativos —construcciones que se realizan sin tener un inquilino definido de inicio y que están casi listas para ocuparse— que permiten a las empresas a iniciar operaciones en cuestión de meses, evitando el tiempo de los procesos constructivos.
Manufactura y logística: un binomio en expansión
Aunque la logística es hoy el motor visible del crecimiento, el verdadero potencial del estado está en la manufactura, que podría detonar toda una red de proveeduría regional.
“La logística va a seguir creciendo, pero lo que realmente transformará a Yucatán será la llegada de la manufactura. Cuando se establecen los grandes productores, se genera todo un ecosistema alrededor”, comenta Álvarez.
Colliers ha desarrollado un sistema de inteligencia de mercados que monitorea variables como el PIB estatal, el crecimiento del empleo formal y la absorción de espacios industriales. Con base en estos indicadores, el estado se encuentra en una fase inicial de expansión que se mantendrá estable durante los próximos cinco años.
“Las proyecciones son positivas, y lo más importante es que la oferta y la demanda avanzan en equilibrio, evitando la sobreoferta que ha afectado a otros polos industriales del país”,
añade el especialista.
Sustentabilidad y tecnología: la nueva generación de parques
Yucatán no sólo busca atraer inversión, sino hacerlo bajo criterios sostenibles. Cada vez más desarrollos incorporan techumbres listas para paneles solares, sistemas de captación pluvial y certificaciones internacionales como EDGE o LEED, que garantizan eficiencia energética y reducción de emisiones.
“Las empresas cada vez más buscan parques con certificaciones porque se alinean a sus políticas corporativas, además eso se traduce en eficiencias en costos y primas de seguro más bajas”, señala Rosado.
El desarrollo tecnológico también empieza a ganar terreno. “Estamos viendo interés de empresas de tecnologías de información, centros de datos, “B.P.O.s” y call centers, y no descartamos que Yucatán se sume a la cadena de proveeduría de semiconductores. Es un sector con alto valor agregado y mucha proyección”, apunta Álvarez.

Un nuevo mapa para la logística del sureste
El ascenso industrial de Yucatán refleja un fenómeno más amplio: la expansión del desarrollo logístico más allá del norte y el Bajío.
La combinación de seguridad, talento y ubicación convierte al estado en una alternativa viable para las estrategias de relocalización y diversificación productiva.
“El reto —concluye Álvarez— es mantener un ecosistema sano y planificado, donde la infraestructura, el talento y la energía vayan al mismo ritmo que la inversión.”












