En la Ciudad de México y de hecho ya en varios lugares del país, particularmente en tianguis y puestos callejeros sin regulación, ha surgido y se ha intensificado una práctica comercial peculiar: la venta de “paquetes misteriosos” o “paquetes perdidos” que, según los vendedores, provienen de reconocidas empresas de paquetería y comercio electrónico.
La curiosidad del público se despierta ante la posibilidad de hacerse propietarios de artículos de alto valor a precios sorprendentemente bajos, sin conocer su contenido exacto. Este atractivo se basa en el elemento de la “sorpresa”; es decir, que el comprador ilusiona encontrar un “tesoro” o una ganga inesperada, similar a la emoción de un juego de azar.
Fraudes en bolsas apócrifas
En muchos casos, los paquetes contienen productos de bajo costo, como artículos de origen chino, que no corresponden al valor pagado. Lo mismo contienen juguetes, electrónicos y textiles, que maquillaje, productos para el hogar o herramientas. Aunque algunos compradores han reportado recibir artículos útiles, esto no garantiza que los paquetes sean auténticos ni que su contenido iguale el precio pagado.
Este fenómeno se enmarca en el contexto del auge exponencial del comercio electrónico en México, los mercados informales y la venta no regulada de productos. A medida que las compras en línea se han masificado, también lo ha hecho el volumen de paquetes en circulación, incluyendo aquellos que, por diversas razones, no pueden ser entregados, son devueltos por los clientes o son cancelados.
Una estafa, ni más ni menos
Negocios y comerciantes que venden supuestos paquetes de liquidación explotan la familiaridad de la gente con marcas reconocidas de en el ecommerce como Mercado Libre (MeLi), aprovechando la confianza que estas empresas han construido a lo largo de los años. Esto dificulta que los consumidores distingan entre oportunidades genuinas y estafas elaboradas.
El fenómeno de los “paquetes misteriosos” ha ganado notoriedad en redes sociales, especialmente en plataformas como TikTok. Numerosos videos que muestran experiencias de unboxing de “paquetes perdidos” se han vuelto virales, amplificando la curiosidad pública y la demanda por estos productos.
De hecho, hay un elemento que echa por tierra la ilusión de que se trata de compras reales que no llegaron a su dueño. Aunque las bolsas en las que vienen son similares a las que se usan en los servicios de paquetería en realidad son falsas, ya que además carecen de la etiqueta que contiene el código de rastreo y los datos del destinatario. ¿Es posible que haya sido retirada? No. La adherencia haría que la bolsa se rompiera.
¿Entonces no?
Mercado Libre ha rechazado tajantemente la comercialización de la plataforma de paquetes olvidados o devuelto, así como su venta en tianguis; los artículos no entregados son devueltos al vendedor o eliminados para evitar su mal uso. Esta declaración contradice directamente la premisa de la venta de supuestos “lotes olvidados” en el mercado informal. Quienes los presentan como paquetes legítimos operan bajo una premisa engañosa respecto al origen de la mercancía.
Esto afecta a empresas que tienen amplio reconocimiento de marca, ya que sus nombres establecidos están siendo explotados por estafadores. La percepción pública podría, sin querer, confundir a la empresa legítima con la actividad fraudulenta, lo que llevaría a una erosión significativa de la confianza en la marca y a un daño generalizado a la reputación.
De acuerdo con su Informe de Impacto 2024, la logística inversa convierte fallas operativas en sostenibilidad para la mayor plataforma de ecommerce de América Latina. Cuando un paquete no es entregado (por direcciones erróneas, rechazo del cliente o ausencia reiterada), inicia un meticuloso conteo regresivo.
Nada se pierde
Empresas de paquetería aliadas almacenan hasta 15 días el producto. Si no es reclamado, viaja a uno de los 11 centros de distribución (CeDis) de MeLi en el país, donde se escanea su código QR que registra su historial, se hace una evaluación técnica y se decide su destino en 72 horas.
Productos intactos pero con empaques dañados se reacondicionan para venderse con descuento en programas como “Usado como nuevo” en México, donde se asegura su funcionalidad con garantía reducida de seis meses.
Las devoluciones por defectos siguen un camino más complejo. En CeDis especializados, equipos de hasta 70 empleados desmontan dispositivos electrónicos. Extraen piezas útiles –placas madre, pantallas, baterías– para reparar otros productos, en un proceso llamado “canibalización logística”. Lo irreparable se tritura: plásticos, metales y circuitos se separan para reciclaje.
Artículos sin defectos, pero fuera de temporada o con empaques dañados (como ropa o electrónicos) se donan a organizaciones de asistencia a grupos vulnerables.
Una innovación que ya se encuentra en fase piloto es una blockchain para trazabilidad, que permitirá registrar cada etapa del viaje de un producto desde que es devuelto hasta su destino final, ya sea reventa, donación, reciclaje o destrucción. La plataforma asignará un identificador digital único (token) a cada artículo que ingresa al sistema de logística inversa, el cual se actualiza automáticamente con información verificable y a prueba de manipulaciones cada vez que el producto cambia de estado o ubicación.
Con todo esto, los falsos paquetes que se venden en los tianguis quedan en el mismo nivel de fraude que los añejos juegos de “¿Dónde quedó la bolita?” o el más reciente fraude de las gomitas. Que nadie caiga.