"Nos encontramos al borde de la quiebra, debido a estos días paralizados, ya caímos en incumplimiento en pagos con las arrendadoras, aseguradoras, pagos a proveedores y hasta pagos a nuestro personal", publicó respecto a la situación en el Puerto de Manzanillo el presidente de la Cámara de Auto Transporte de Carga en México (CANACAR), Miguel Ángel Martínez.
A las afueras del puerto, la fila de camiones se extiende por kilómetros. Algunos operadores han apagado sus unidades desde hace días. Sin baños, sin comida, sin claridad.
Dentro del puerto, las maniobras de carga y descarga avanzan a cuentagotas. Las filas se hacen eternas y el enojo crece entre transportistas, autoridades y empresas que dependen de este nodo para abastecer sus cadenas de suministro.
El Puerto de Manzanillo —por donde se mueve alrededor del 40% de la carga contenerizada del país— está sumido en una parálisis.
Las causas son múltiples: conflictos laborales, fallas en los procesos aduanales, revisión exhaustiva de mercancías y una cadena de decisiones que han terminado por colapsar la principal puerta de entrada de mercancías del Pacífico.
El inicio: protestas y despidos
La chispa que encendió esta crisis fue un conflicto laboral. A inicios de mayo, personal de la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM) protestó por despidos masivos y cambios administrativos.
Aunque se trató de una manifestación interna, las consecuencias se reflejaron de inmediato: interrupciones en los procesos de revisión de mercancías y accesos restringidos al puerto.
Según testimonios recabados por diversos medios, las revisiones aduanales que normalmente duran entre dos y tres horas comenzaron a tomar hasta 36 horas. El sistema se volvió disfuncional. Las grúas operaban por debajo de su capacidad. Las citas de ingreso se retrasaban. La mercancía comenzó a amontonarse.
El resultado fue inmediato y devastador: decenas de miles de camiones comenzaron a acumularse. Dentro del recinto portuario, operadores atrapados por días. Fuera del puerto, la ciudad de Manzanillo se convirtió en un gran estacionamiento improvisado.
Las condiciones son precarias. No hay baños públicos suficientes. No hay zonas seguras para dormir. No hay respuesta.
Las asociaciones de autotransporte reportan que la situación ha derivado en un clima de frustración, abandono de unidades y pérdidas millonarias.
"La afectación no es menor: las pérdidas económicas son multimillonarias y están impactando directamente a la eficiencia de las cadenas de suministro en todo el territorio nacional, con consecuencias severas para la industria, el comercio y el consumidor final", acota el presidente de CANACAR.
Si bien es una parte fundamental, las afectaciones no se limitan a los operadores. Cadenas de suministro completas han comenzado a fracturarse.
De acuerdo con estimaciones de Canacar y Conatram, las pérdidas para el sector transporte podrían superar los 150 millones de dólares. Pero el daño va mucho más allá.

Mientras empresas agrícolas del Bajío no han podido exportar sus productos perecederos, la industria automotriz enfrenta retrasos en la llegada de autopartes. Importadores de electrodomésticos, electrónicos, fertilizantes e insumos médicos están atrapados en la incertidumbre.
Y los consumidores ya comienzan a sentirlo: retrasos en entregas, escasez de productos y aumentos de precios.
La crisis en Manzanillo no es un hecho aislado. Es el síntoma de un sistema frágil, sin mecanismos de respuesta eficientes y con una alta dependencia de pocos nodos logísticos.
También refleja lo que ocurre cuando los conflictos laborales y administrativos no se atienden con visión de largo plazo.
Las organizaciones de transporte han advertido que, si no se aplican cambios estructurales —como mejoras tecnológicas en aduanas, profesionalización de la operación logística y coordinación interinstitucional— esta situación podría repetirse en otros puertos o ampliarse aún más.
¿Luz al final del túnel?
En medio de este panorama, la Asociación de Terminales y Operadores Manzanillo (ASTOM) informó el 28 de mayo que mantiene una comunicación directa y constante con la ANAM y Asipona para resolver la situación.
De acuerdo con su pronóstico, la totalidad de las operaciones tendría que estar restablecida en esta semana, la del 2 de junio.

Además, se ha retomado el análisis del proyecto de Modulación Anticipada —presentado por ASTOM desde 2023— con el objetivo de reducir significativamente los tiempos en el proceso aduanal. De aplicarse, esta medida podría representar una mejora estructural de largo plazo para evitar futuros colapsos.
"ASTOM reiteró su compromiso de colaborar en la modernización del puerto y garantizar que Manzanillo mantenga su papel como eje estratégico del comercio exterior mexicano", se lee.