El comercio internacional de vinos y productos de vid ha crecido significativamente en las últimas dos décadas.
Así se reveló en la primera edición del Foro de Comercio de la Viña y el Vino, celebrado a principios de este mes en Dijon, Francia.
El mercado también se ha diversificado más a medida que los gustos de los consumidores han cambiado.
Mientras que las economías vinícolas tradicionales, como Francia, Italia y España, mantienen su dominio en las exportaciones de vino, los nuevos enólogos del mundo, como Australia, Chile y Estados Unidos, también están haciendo grandes avances.
En otro punto, la proporción de China como importador ha disminuido tras un período de crecimiento, posiblemente debido a perturbaciones globales, como la pandemia de Covid-19, según un reporte de la World Trade Organization.
Industria vitivinícola influenciada por medidas no arancelarias
Aunque los aranceles han disminuido en el comercio internacional de vinos, la industria vitivinícola está fuertemente influenciada por medidas no arancelarias, como el aumento de la actividad reguladora.
También destacan las consideraciones de salud y seguridad, incluidas las advertencias sanitarias sobre el consumo de vino.
Al mismo tiempo, los regímenes de calidad como la protección de la indicación geográfica (IG) tienen un fuerte impacto positivo en los valores de exportación.
Estas tendencias subrayan la importancia de la Organización Mundial de Comercio (OMC) como foro para fomentar la cooperación internacional para evitar las fricciones comerciales y la fragmentación.
Una tendencia al alza para el comercio internacional de vinos y productos de vid
El comercio internacional de vinos y productos de vid casi se ha triplicado en las últimas dos décadas.
Su valor aumentó constantemente de 17 mil 700 millones de dólares en 2000 a más de 50 mil millones de dólares en 2021 y 2022.
El vino representó la mayor parte de este comercio (76% en 2022), mientras que el 24% restante consistió en uvas frescas y secas y zumo de uva.
El comercio internacional se ha convertido cada vez más en un componente crucial de la industria vitivinícola en las últimas dos décadas.
Mientras que en 2000 aproximadamente el 22% de la producción de vino se comerció internacionalmente, en 2022 esta proporción casi se había duplicado, hasta el 42%.
Esto sugiere que el foco de la industria vitivinícola se ha desplazado cada vez más hacia los mercados internacionales.
La proporción del vino importado en el consumo mundial creció del 25 al 45% en el mismo período.
Eso indica que los gustos de los consumidores se han diversificado más internacionalmente.
En el lado de las importaciones destacan Alemania, Reino Unido y Estados Unidos.
Están estrechamente emparejados en términos de volumen, pero Estados Unidos toma una clara ventaja de valor, según estadísticas de la OMC.
El aumento de las importaciones de vino de China comenzó en 2005 y alcanzó su punto máximo en 2017, pero se ha reducido a más de la mitad desde entonces.
Aranceles sobre el vino
El arancel de la nación más favorecida para el vino, al igual que para muchos otros productos alcohólicos, es elevado en las listas arancelarias de muchos miembros de la OMC.
En 2000, el arancel medio aplicado por la NMF fue del 58%, disminuyendo ligeramente al 48% en 2022.
Sin embargo, cuando se consideran las importaciones reales, el arancel medio ponderado por el comercio se situó en el 8.8% en 2022.
Esta cifra mucho más baja indica que la mayor parte del vino es importado por economías con aranceles relativamente bajos.
Medidas no arancelarias sobre el vino y los productos vitivinícolas
Aparte de los aranceles, otras medidas comerciales también afectan al vino y a los productos de vid.
Muchas de estas medidas son medidas no arancelarias (NTM) cubiertas por el Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (SPS) o el Acuerdo sobre Obstábos al Comercio Técnicos (TBT).
En virtud de estos dos acuerdos, se permite a los gobiernos adoptar medidas para proteger la salud y la seguridad.
Además les permite regular otros aspectos que afectan a la calidad de los vinos (y otras bebidas alcohólicas en general).
Por ejemplo, los gobiernos suelen incluir advertencias de salud y embarazo en los requisitos de etiquetado y certificación.
Otros ejemplos incluyen medidas relacionadas con los protocolos de inspección, métodos de muestreo y ensayo de vino, denominaciones geográficas o el uso de términos tradicionales.
Debido a que afectan al comercio internacional, estas medidas deben notificarse a la OMC para conocer sus efectos en los exportadores.
Esto les da la oportunidad de formular observaciones y revisar las medidas.
Se trata de una obligación fundamental de transparencia en el marco de la OMC.