En medio de la incertidumbre, las empresas están aprendiendo que la flexibilidad es tan valiosa como la eficiencia. Y en esa lección, estrategias como China Plus One, China Plus Two y friendshoring se están convirtiendo en el nuevo estándar de una logística que ya no solo busca mover productos, sino también anticiparse al futuro.
Lejos de perder vigencia, estas estrategias son hoy más relevantes que nunca, porque en lugar de cortar lazos con China, lo que buscan es reducir la exposición directa a los riesgos que implica depender exclusivamente de un solo país para la manufactura. Así lo confirma el informe “State of Logistics 2025”, presentado por el Consejo de Profesionales de la Gestión de la Cadena de Suministro (CSCMP), en colaboración con Kearney y Penske Logistics.
Abrir las cadenas chinas
Estas estrategias han cobrado especial relevancia en un contexto de creciente tensión comercial entre Estados Unidos y China. La reciente imposición de nuevos aranceles a China –de donde se importan bienes intermedios e insumos, además de productos terminados– sumada a la incertidumbre sobre futuras medidas, ha encendido las alarmas en las salas de juntas de empresas multinacionales. “Los aranceles han sido uno de los principales detonantes de volatilidad en las cadenas de suministro”, explicó Corhan Akar, autor principal del informe, durante la presentación del estudio.
En este escenario, depender exclusivamente de China para la manufactura representa un riesgo operativo y financiero que muchas compañías ya no están dispuestas a asumir.
Sumar a la ecuación
La estrategia conocida como “China Plus One” propone mantener operaciones en China, pero añadir al menos un país adicional como fuente de producción. Esto permite a las empresas reducir su exposición a disrupciones políticas, arancelarias o logísticas, sin renunciar por completo a las ventajas que aún ofrece el gigante asiático.
Países como Vietnam, India y México han sido los principales beneficiarios de esta tendencia, al ofrecer condiciones competitivas y mayor estabilidad regulatoria.
Una evolución natural de esta táctica es el “China Plus Two”, que amplía aún más la diversificación al incluir dos o más países alternativos. Esta estrategia responde a la creciente complejidad del entorno global y a la necesidad de construir redes logísticas más robustas y flexibles. En lugar de concentrar la producción en un solo país, las empresas distribuyen sus operaciones entre varias regiones, lo que les permite adaptarse con mayor agilidad a cambios repentinos en políticas comerciales, costos o disponibilidad de insumos.
Esta es es la estrategia que el sector de Tecnología estima que será la salida para Apple, que fabrica el iPhone en China y, paulatinamente, está dirigiendo parte de esa producción a India.
Ahora bien, ¿siguen siendo válidas estas estrategias si los países que comercian con China también enfrentan sanciones o aranceles? La respuesta es sí, pero con matices.
Estas estrategias no buscan eliminar completamente la relación con China, sino reducir la dependencia exclusiva. Si una empresa produce el 100% de sus bienes en China, cualquier arancel impuesto por EU impacta directamente en sus costos. Al mover parte de la producción a otros países, puede evitar o reducir ese impacto.
Incluso si esos países tienen vínculos con China, los productos fabricados localmente pueden no estar sujetos a los mismos aranceles, dependiendo de las reglas de origen. Además, tener múltiples centros de producción permite a las empresas adaptarse más rápido si una ruta comercial se vuelve inviable.
Algunos países ofrecen ventajas en costos laborales, incentivos fiscales o cercanía a mercados clave (como México respecto a EU), lo que puede compensar los riesgos asociados a sus relaciones con China. Eso sí, la trazabilidad y el cumplimiento de reglas de origen se vuelven más críticos.
Las empresas deben asegurarse de que sus productos no sean considerados “de origen chino” si quieren evitar sanciones. En resumen, China Plus One y Plus Two funcionan como un “seguro logístico” que permite a las empresas operar con mayor flexibilidad y resiliencia en un entorno incierto.
Relocalización entre países aliados
Por su parte, el friendshoring —también conocido como ally-shoring— va un paso más allá al priorizar la relocalización de operaciones en países considerados aliados políticos o estratégicos. Esta estrategia ha ganado tracción especialmente en Estados Unidos y Europa, donde las tensiones con China y Rusia han llevado a repensar la seguridad de las cadenas de suministro.
Según el informe del CSCMP, muchas empresas están optando por trasladar inversiones y manufactura a naciones que comparten valores democráticos o acuerdos comerciales sólidos. “Estamos viendo una clara tendencia hacia el alineamiento político como criterio logístico”, señaló Akar.
México se encuentra en una posición privilegiada dentro de este nuevo mapa. Su cercanía geográfica con Estados Unidos, el marco del T-MEC y su capacidad manufacturera lo convierten en un destino natural para el nearshoring y el friendshoring. Sin embargo, el informe advierte que para capitalizar esta oportunidad, el país debe avanzar en reformas regulatorias, mejorar su infraestructura logística y garantizar un entorno de negocios estable. “Hay una oportunidad real, pero no se materializará sin acción decidida”, advirtió Paul Bingham, economista de S&P Global, durante la conferencia.
Estas estrategias no están exentas de desafíos. Diversificar la producción puede aumentar los costos logísticos, complejizar la gestión de inventarios y generar tensiones en sostenibilidad debido al mayor uso de transporte de larga distancia. No obstante, los expertos coinciden en que el costo de no diversificar es aún mayor. “La resiliencia ya no es opcional. Es una condición para competir en el nuevo orden logístico global”, concluyó Akar.
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