Recientemente el Departamento de Comercio de Estados Unidos presentó el reporte de gasto de consumidores en comercios minoristas durante el mes de febrero.
El principal hallazgo muestra señales preocupantes, si bien las ventas minoristas aumentaron un 0.2% con respecto al mes anterior, se trata de una cifra mucho más baja de lo que se proyectaba que ocurriera (0.7%).
De acuerdo con esta información, el gasto del mes de febrero registró la mayor disminución conforme a resultados anteriores en grandes almacenes, un 1.7%.
Le sigue restaurantes y bares con un 1.5%, así como gasolineras con un 1%. Por otro lado, las ventas en línea aumentaron un 2.4% y en tiendas de salud con un 1.7%.
A pesar de que esto por sí solo prende varias alarmas, no todo fue tan malo. CNN resalta, por ejemplo, que el gasto minorista aumentó un 1% respecto a enero, recuperando la caída que se había registrado.
Todo esto en conjunto podría indicar que el comprador estadounidense se está quedando sin dinero o que la amenaza de aranceles de Donald Trump ha generado altos niveles de incertidumbre que provoca que se ajuste el comportamiento de compra.
En las últimas semanas se ha hablado mucho del riesgo de que Estados Unidos se dirija hacia una recesión por el impacto de los aranceles en el crecimiento económico.
De acuerdo con Samuel Tombs, economista jefe de Estados Unidos en Pantheon Macroeconomics citado por Bloomberg, el riesgo de un crecimiento mucho más débil de la economía es latente debido a que los consumidores buscan reconstruir un colchón de ahorro en respuesta, además, a las preocupaciones sobre la seguridad laboral.
En todo este contexto, las empresas, inversores y economistas se están mostrando cautelosos sobre las perspectivas a medida de que se deteriora la confianza de los consumidores y aumentan las señales de tensión financiera.
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